“La interrupción del embarazo es un acto médico. Deberíamos descargarlo de ideología”

Ana de Blas
Ana de Blas
Licenciada en Bellas Artes y en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid. Editora del blog Artemisia.
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Hace casi una década que el aborto es libre, seguro y gratuito en España. Sin embargo, el clima electoral y la llegada de la ultraderecha a las instituciones propician el oportunismo político con los derechos de las mujeres. Hoy, esta minoría “sin complejos” propone derogar la ley de plazos y suprimir la interrupción voluntaria del embarazo del sistema público de salud. Es decir, el aborto, para quien se lo pague. Mientras, las asociaciones que trabajan por los derechos de las mujeres y las profesionales alertan: el acoso frente a las clínicas se recrudece, y eso solo es la parte visible de la presión. Se demanda en los tribunales, se traba la educación sexual, desaparecen los centros de información, pocos médicos se especializan. ¿Hay peligro de una involución? Rosa Sánchez Martín es la directora médica de Clínica Dator, en Madrid, el primer centro autorizado en España. Hablamos con una doctora que lleva más de treinta años atendiendo a las mujeres.

Los grupos antielección ¿acosan en la entrada de la clínica?

Sí, y desde siempre, con altibajos. En el momento actual están hostigando muchísimo. Desde que han entrado determinados grupos políticos y están saliendo tanto en los medios, se ha incrementado. Ahora mismo están los “40 Días Por la Vida”- que aparentemente se muestran pacíficos y dicen que solo están rezando, pero se dirigen a las mujeres verbalmente- y otros grupos vienen sistemáticamente. En el movimiento antielección crean “marcas” que van cambiando. Al colocarse ante la misma puerta ya hay una presión. Luego está el abordaje a las mujeres, violando su intimidad, con ese “qué vienes a hacer» «¿vienes a abortar?», que nos parece muy agresivo. Otras veces han aparcado enfrente una ambulancia para hacer ecografías. También intentan obstaculizar simplemente invitándolas a desayunar, para que no puedan ser intervenidas ese día.

¿Causan daños a las instalaciones?

Desde romper cristales, huevos podridos, insultarnos cuando entramos, pintadas, derramar botes de pintura roja… la última vez pintaron en el suelo “Aquí matan niños. VCR” (iniciales de Viva Cristo Rey). Todos los días hay pegatinas en el mobiliario urbano junto a las puertas. Lo limpiamos nosotras, porque tampoco vienen a limpiarlo. Denunciamos sistemáticamente ante la policía. Esto lo he tomado muy en serio.

Jaime Mayor Oreja, presidente de «One of Us», dice que «todo este desorden que estamos viviendo arranca el día en que se legaliza el aborto». El discurso religioso sobre “los derechos del nonato”, “el negocio del aborto” o “la cultura de la muerte” ¿influye en la percepción común sobre centros médicos como éste? O en otras palabras ¿Se está normalizando el lenguaje de la ultraderecha?

La ultraderecha está voceando y tiene eco entre los suyos, actualmente se amplifica lo que hacen. En entornos progresistas hay otra forma de pensar. El aborto es una decisión libre que toma una mujer y no debería estar bajo sospecha, ni en el debate público. Sin embargo, ellos tienen mucha intención de que salga a la palestra, y creo que eso tiene un componente electoral importante. Estamos volviendo a cosas que creíamos superadas, y sin respuesta de la administración.

“La desinformación también obstaculiza el derecho al aborto”

¿Qué le piden a la administración pública?

Le pedimos que proteja el derecho de las mujeres a su intimidad y al acceso a una prestación de la sanidad pública, como es la interrupción voluntaria del embarazo. Y que se nos proteja a quienes hacemos un trabajo que merece un respeto. Pedimos, en principio, que se cree un área de protección frente a la clínica para que las mujeres puedan acceder libremente a ella, y nosotros a nuestro puesto de trabajo.

¿Esto perjudica la salud de las pacientes? ¿y las trabajadoras?

En una mujer que ya está en una situación muy lábil, el hecho de que le enseñen fotografías muy agresivas, que le digan “tu hijo” constantemente, hace que entre con un estrés especial y que tengamos que estar más atentos a ella, puede necesitar más medicación, ansiolíticos. En cuanto al personal, llevamos más de treinta años trabajando en este tema, estamos acostumbradas. Se incrementa nuestro cansancio o estrés, pero tratamos de volcarnos en el cuidado a la paciente.

Además de la presencia de las ideas antielección en los medios de comunicación y del acoso en la calle ¿os cercan también en los tribunales?

Hace año y medio hemos tenido una demanda, a la que se sumó un un grupo católico, los Abogados Cristianos, que fue sobreseída y no llegó a nada. Y también contra las páginas web de las clínicas concertadas. Ninguna comunidad autónoma sancionó, excepto la de Madrid que dictó una sanción administrativa.

¿Hay otros canales por los que se esté obstaculizando la prestación de la IVE?

Sí, el canal de la desinformación. Por medio de sus organizaciones, intentan que a través de los ayuntamientos afines estos grupos puedan estar avalados para proporcionar información a las mujeres. También obstaculizar los contenidos de educación sexual en los jóvenes es una manera de desinformar.

Ciudadanos ha reclamado que la campaña sirva para hablar “más de educación” y menos “de Franco, de sus huesos y del aborto”. Hablemos de educación sexual, entonces. Por su experiencia en la clínica, las jóvenes ¿tienen más información, más libertad, que antes?

La mujer joven en el momento actual se informa en internet y por las redes. En los colegios, sospecho que se decide que es cosa de los padres. En la sanidad, los médicos no tienen tiempo y no pueden hacerse cargo. Así que, ¿dónde van? A la amiga, a la red, a la web. Por tanto, la información es sesgada y muy mala en ocasiones, muy peligrosa.

¿Es la educación sexual una asignatura pendiente, al menos en secundaria?

A mi modo de ver dejarlo todo a los padres no es la respuesta, porque el chaval que tiene un problema, o necesita hacer algunas preguntas relacionadas con la intimidad, a ellos son a los últimos a quienes consulta. En los colegios, por mucho que esté en el curriculum, y con tantos centros de enseñanza concertados religiosos, el tema de la información sexual lo derivan. A nivel sanitario, los centros que podían estar haciendo cosas están asfixiados, porque ni tienen personal, ni tienen dinero, y desaparecen. Esto tiene mucho de carga ideológica. En las comunidades autónomas donde ha gobernado la izquierda, se han fomentado estos centros, existen formas de plantear la educación afectivo-sexual. No ha sido así desde hace años en la Comunidad de Madrid, donde había una red que funcionaba muy bien.

¿Hay diferencias significativas con respecto a poblaciones que puedan ser más vulnerables, como las mujeres migrantes?

Las mujeres migrantes son mucho más vulnerables, fundamentalmente porque muchas de ellas están en una situación legal en España complicada. Algunas tienen dificultades y miedos para acceder a la sanidad pública, aquí tratamos de facilitarles todos los caminos. Con o sin papeles, desde la clínica queremos dejar muy claro que siempre vamos a trabajar exactamente igual con ellas, porque en España se atiende a todas las mujeres.

Si viene a la clínica una mujer embarazada sin permiso de residencia ¿qué ocurre?

Hablamos con ella, facilitando que vaya a su centro de salud y pueda acceder. Si acuden a las clínicas se les informa y se les facilitan todos los trámites y opciones. Estamos muy concienciadas del acompañamiento a la mujer.

¿La mayoría de las mujeres que deciden la interrupción del embarazo tramitan esta cobertura de la sanidad pública?

Sí, la mayoría lo hacen. Si vienen a un centro acreditado por sanidad, necesitan una carta de pago, nosotros les ayudamos con esa cita, e incluso procuramos que sea el mismo día de la intervención para que les sea más sencillo.

Como médica, ¿qué le preocupa más de la salud sexual y reproductiva de las mujeres hoy en día: embarazos no deseados, violencia sexual, relaciones no satisfactorias, enfermedades de transmisión sexual…?

A mí me preocupa el empoderamiento que están tomando los chavales sobre las chicas. Es algo que me resulta muy extraño: muchísimas mujeres jóvenes sometidas a la decisión de sus chicos. Y luego nos estamos olvidando de que existen enfermedades de transmisión sexual que pueden ser muchísimo más graves que una gestación no deseada. Por eso insisto en el uso del preservativo, por el que casi siempre hay una lucha con el compañero sexual, me cuentan “es que a mi chico no le gusta”, “es que dice que de pie no pasa nada”, “es que dice que no siente nada”… les digo “condón, condón y condón”.

¿Es frecuente encontrarse con chicas que están viviendo una sexualidad presionada?

Pues sí, en el fondo sí. Primero, porque están iniciándose muy jóvenes en las relaciones sexuales, y a veces con mucha presión del varón. Ahora mismo estamos viendo mujeres entre catorce y diecisiete años. Siempre hemos tendido a pensar que ahí existía otro problema, porque hemos tenido algunas muy jóvenes con problemas familiares, incluso probable abuso sexual dentro de la familia. Pero ahora no, estamos hablando de niñas que están en la ESO sin una problemática especial.

“Vemos mujeres que no tienen todavía una libre decisión sobre qué hacer en sus relaciones afectivo-sexuales”

Esas jóvenes, las menores de 18 años, ¿en qué proporción están viniendo acompañadas por los padres?¿Ha cambiado tras la reforma de la ley en 2015 –que introdujo la obligatoriedad del consentimiento de ambos progenitores, en el caso de menores embarazadas–?

Generalmente vienen acompañadas por los dos, salvo que el padre esté fuera si son emigrantes, o casos de divorcios muy complicados. Esa contrarreforma de 2015 nos preocupa porque no podemos cerciorarnos de qué ocurre con las menores que van a ser madres: las que ni siquiera preguntan por la interrupción voluntaria del embarazo y eso se gestiona en el ámbito familiar. Y tampoco sabemos si entre las más vulnerables se llegan a realizar abortos inseguros, fuera del entorno sanitario.

¿Tenemos noticia de abortos inseguros fuera del entorno sanitario en este país?

No, pero eso no significa que no existan. Somos conscientes de que se están vendiendo pastillas por las redes, de que hay mujeres que las toman (como Cytotec, una prostaglandina). Hay mujeres que acuden a los hospitales con hemorragias.

En relación a la posibilidad de optar por un aborto instrumental o farmacológico, ¿cree que las mujeres están bien informadas de los pros y contras de cada opción? ¿Están eligiendo sin obstáculos?

En Dator, a todas las mujeres que entran en cualquier protocolo les explicamos cuáles son los métodos que existen. A la mujer con un embarazo de menos de siete semanas –esta es la limitación gestacional que hemos decidido los sanitarios de la clínica– le informamos de las tres opciones que tiene: el aborto farmacológico y el instrumental, con anestesia local o general. Y la mujer decide. Nosotros el aborto farmacológico, por seguridad, lo hacemos aquí. No le damos a las mujeres un medicamento para que se vayan a su casa, las citamos varias veces en la clínica. Esto hace que tenga un tempo más largo y que muchas prefieran el instrumental.

¿Hay diferencias en la práctica por Comunidades Autónomas?

En Cataluña por ejemplo, hasta determinada edad gestacional y en la sanidad pública, utilizan el método farmacológico de forma sistemática.

En la última década ha aumentado en diez puntos porcentuales la relación de abortos que se realizan en la sanidad pública respecto a las clínicas concertadas. Este cambio, ¿está vinculado con el uso del método farmacológico?

No lo podemos llegar a saber, porque la estadística oficial no lo especifica.

¿Hay mucha “labor de pasillo” de los laboratorios para promover el farmacológico?

Cuando se aprobó el aborto farmacológico en España tuvimos muchas visitas. Últimamente ya no, además algunos de esos fármacos también se usan en otro tipo de intervenciones. Se ha normalizado. Ahora están orientados a anticonceptivos de larga duración, por ejemplo.

¿Se cumple la ley en cuanto a la formación de los médicos?

La formación para la IVE no existe en el curriculum académico de médicos, enfermería o trabajadoras sociales. Ninguna de las carreras que estarían involucradas en ella. Hay un incumplimiento manifiesto de la ley de 2010 de salud sexual y reproductiva en ese sentido. Es una manera de no tener gente que pueda hacerla. Si tenemos médicas o enfermeras o auxiliares nuevas en nuestra clínica, las formamos nosotros. Aún teniendo experiencia en aborto espontáneo, no tienen experiencia concreta en IVE, y mucho menos en alto riesgo. Ha habido muy poco relevo generacional. Al margen de esto, a mí me alucina que nos vengan ginecólogos de algunos hospitales sin saber qué tienen que hacer con una paciente de 23 semanas. No me refiero a la técnica, desconocen la ley. Y esto es un acto médico.

“La contrarreforma de 2015 nos preocupa porque no podemos cerciorarnos de qué ocurre con las menores que van a ser madres”

Es un acto médico muy cargado de ideología.

También la transfusión de sangre es un problema de ideología para los testigos de Jehová. Con el aborto ocurre que es una cuestión del cuerpo de las mujeres y de la apropiación de él. La IVE es un acto médico que deberíamos descargar de ideología. Tendríamos que eliminar el estigma que pesa sobre ella y sobre la sexualidad de las mujeres y encararlas como asuntos de salud pública. Siempre será una decisión difícil, pero podríamos reducir el estrés añadido por esta carga. No nos olvidemos de los embarazos deseados: hay pacientes que han pasado por una o varias fecundaciones in vitro y el feto viene malformado, con un problema muy grave. A veces la mujer tiene que tomar una decisión para un embarazo que no solo ha deseado, es que lo ha buscado en múltiples ocasiones. Lo que está claro es que las leyes cuando son adecuadas ofrecen una regulación, para la prevención y la interrupción de los embarazos no deseados, y también de los deseados. Todo ello es un beneficio para la salud de las mujeres.

 

En cuatro frases

“Hay muchas mujeres que no usan métodos de anticoncepción porque sus parejas no quieren”

“Vemos chicas que están iniciándose muy jóvenes en las relaciones sexuales, y a veces con mucha presión del varón”

“La formación para la IVE no existe en el curriculum académico. Es una manera de no tener gente que pueda hacerla”

“Pedimos que se proteja el derecho de las mujeres a su intimidad y a una prestación de la sanidad pública”

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