
Esta viñeta pertenece a la novela gráfica “Ligero de Equipaje. Vida de Antonio Machado” de Ian Gibson y Quique Palomo. El cómic brinda un homenaje al escritor, al tiempo que expone el contexto histórico que le tocó vivir.
La viñeta en cuestión ilustra las elecciones municipales del 12 de abril de 1931 en las que arrasaron los partidos antimonárquicos haciendo insostenible el reinado de Alfonso XIII, que tuvo que partir al exilio junto a su familia; dos días después se proclamaba la II República Española.
Pero… ¿Veis algo raro en la viñeta?
Sí. Aparecen más mujeres que hombres votando.
Al comentar en mi entorno la extrañeza de que el error del dibujante haya pasado desapercibido al guionista y a las personas encargadas de corregir y editar la publicación; no solo he constatado el desconocimiento general sobre la figura de Clara Campoamor y el voto femenino en España es que, además, ha habido quien ha expresado sus dudas:
“¿Seguro? Mira que el guionista es Ian Gibson” “Y si la primera vez que votaron las mujeres españolas fue en el 33… ¿Por qué no lo sabemos?”
Esa es la cuestión ¿Por qué no se trata, con la importancia que se merece, la lucha sufragista en los libros de texto?
Y no solo el Sufragismo ¿Qué fue realmente la Quema de Brujas? ¿Por qué nos han ocultado y/o deformado, de manera deliberada, la mitad de la Historia?
Con la publicación del cómic “Hombres Feministas. Algunos Referentes” vimos que eran muchas las personas, de cualquier edad, que no habían oído hablar de la Declaración de Seneca Falls; también pudimos comprobar el gran desconocimiento de personajes masculinos comprometidos con la Igualdad, incluso de figuras españolas como Adolfo González-Posada.
Esta situación la quisimos reflejar en el cómic “El Viaje. Hombres Feministas” y dedicamos un capítulo completo a la cuestión de la invisibilidad de las mujeres, de sus luchas, logros y aportaciones en la ciencia, la cultura, el arte y la Historia; sin dejar de destacar el esfuerzo, que a día de hoy y desde multitud de espacios, se está realizando para hacer justicia y recuperar su memoria.
En ese capítulo (págs. 82-87) algunos de los protagonistas reflexionan sobre el hecho de que sin referentes siempre se empieza de cero. No es justo que a las niñas se les diga que pueden ser lo que ellas quieran al tiempo que en sus libros de texto no aparecen Hipatia de Alejandría, Isabel Barreto, Amelia Earhart, Alice Guy o Ada Lovelace por poner algunos ejemplos evidentes.
La desinformación siempre ha sido una estrategia de sometimiento. Una manera de adormecer conciencias.
Tal vez pretenden generar la percepción de que la igualdad en derechos sociales, políticos, laborales y económicos de las mujeres es “el tiempo” quien los ha traído y no las personas que han luchado -y luchan ahora- por conseguirlos y mantenerlos.
¿Acaso lo han conseguido? ¿Han borrado de la Historia la lucha feminista hasta el punto de que hoy hay quien asume que el sufragio desde sus orígenes siempre ha sido universal o que la desigualdad es algo de un pasado muy lejano y ya superado?
Me permito unos momentos de desánimo, solo unos momentos…
No. No lo han conseguido. Somos muchas las personas colaborando en rescatar la mitad de la Historia que está secuestrada… Y lo hacemos desde todos los ámbitos (sin ir más lejos, ahora, en el marco de la celebración de su Bicentenario, el Museo del Prado presenta “Sofonisba Anguissola y Lavinia Fontana. Historia de dos pintoras”, una exposición que reúne por primera vez los trabajos fundamentales de dos de las mujeres más notables de la historia del Arte de la segunda mitad del siglo XVI).
Estamos asistiendo a una Cuarta Ola global, transversal e imparable que tiene varios frentes; el más importante, sin duda, es erradicar la Violencia contra las mujeres, pero no es el único.