En plena bronca con Twitter por la cancelación de sus cuentas oficiales por incitar al odio contra el colectivo LGTBI, VOX continúa sembrando discordia.
En nombre de la libertad, rechazan el derecho a la diferencia de sus propia descendencia acusando al gobierno de inmiscuirse en las decisiones familiares bajo la equivocada opinión de que educación para la paz, la igualdad, el cuidado del medio ambiente, el uso de las nuevas tecnologías y normas de convivencia corresponden a la labor educativa de los padres y madres por el hecho de haberlos traído al mundo y que existe un plan para destruir a las familias e implantar el Comunismo en las aulas; resulta curioso que la aplicación sectaria de la Ley Wert, en la que se imponía la asignatura de Religión como parte integrante de las materias que cuentan para nota, no se haya tomado como imposición ideológica para las familias y sí la educación en Igualdad, que pretende erradicar la alta tasa de violencia contra las mujeres desde los primeros años de socialización que es cuando se interiorizan los conceptos básicos que luego formarán parte de la personalidad. A muchos de esos padres y madres que opinan que son más importantes la música o el inglés, esta formación por parte de especialistas les parece supérflua. ¡Y eso que se ha cobrado ya 5 víctimas, una de ellas una niña de tres años!
Está claro que a niños y niñas en edad escolar les acoge el derecho, la necesidad, de ser diferentes; el Estado ejerce mediante ley y la Convención de Derechos del Niño la protección a la Infancia mediante una de las mejores herramientas con las que puede identificar el maltrato: siendo partícipe de la educación en las aulas de generaciones de las que los progenitores somos responsables pero no sus dueños.
Una hija tiene derecho a no querer llevar adelante un embarazo a pesar de que en el núcleo familiar la maternidad esté sobrevalorada. Los niños tienen derecho a identificar actitudes machistas y a no tener que reproducirlas gracias a los recursos aprendidos; tienen derecho a escuchar casos reales de acoso escolar y sentirse parte implicada en la comunidad como compañeros y compañeras del alumnado agredido; y sobre todo, están en su derecho de ser escuchados en sus propias experiencias por los y las profesionales de la escuela pública, que ejercen una labor de apoyo que permite detectar abusos sexuales u otro tipo de maltrato.
No es solo derecho a la diferencia, sino derecho a la supervivencia. Porque existe la posibilidad, por remota que sea, de que mi hija o la tuya interactúen y verbalicen una experiencia vital importante que quedaría en su interior de no ser porque en un grupo de gente conecten con esos discursos trasversales que hablan de desigualdad o abuso y que han quedado en la memoria de muchas abuelas cuando el feminismo o la transexualidad no existían en el imaginario. El hecho de atacar la pública prefiriendo gente embrutecida denota lo prescindible que es la educación en el programa de gobierno del PP y VOX. Y todos los niños se merecen esa oportunidad.
Ahora Rocío Monasterio se ha ido a la Universidad a impartir una charla anti 8M “porque el feminismo no es necesario”, ante un auditorio susceptible de ser “derechizado” no porque no tengan la autorización paterna o materna, sino porque son mayores de edad y ahí, a lo Pilar Primo de Rivera adoctrina “señoritas” añorando los tiempos del dictador Fulgencio Batista antes de la revolución cubana, que expropió la azucarera del Golfo a su familia y dejó en libertad a sus esclavos. Antifeminismo para reproducir el antiguo esquema de criadas y señoras
¿Qué otra cosa puede transmitir una mujer, casada con un marqués, que viene de familia de ricos latifundistas, moradora de un chalet de cuatro plantas diseñado por ella misma y sin permiso de construcción? Realmente, no hace falta una evolución académica para pobres ni igualdad de oportunidades ; con pobres e ignorantes ellos, la ultraderecha y la derecha, viven mejor
