Sojourner Truth, una mujer esclava que había obtenido su libertad en 1827, pronunció un discurso en la Convención de los Derechos de la Mujer de 1851 en Akron (Ohio), que comenzó con la frase “Ain’t I a Woman?” (¿No soy yo una mujer?). Una pregunta que lanzó al aire en el contexto de los movimientos sociales por la abolición ante cualquier tipo de esclavitud en Estados Unidos, acentuado por las disputas entre abolicionistas y esclavistas. Sojourner la pronunció reivindicándose como doblemente sometida: como negra y como mujer.
Durante los siguientes diez años siguió dando cientos de discursos y conferencias a favor de la igualdad entre blancos y negros, pero también quiso llamar la atención al movimiento sufragista, recordando que existían mujeres que eran utilizadas como propiedades, tratadas como animales y compradas como objetos.
Por sus reivindicaciones, fue la diana de insultos, desprecios y cuestionado su sexo, insinuando que tras sus ropas femeninas se ocultaba un hombre. En mitad de un discurso en 1858 se volvió a poner en cuestión su identidad, por lo que Sojourner cansada de este tipo de acusaciones, se desabrochó la blusa y mostró sus pechos.
Cabe recordar que muchas mujeres negras lucharon contra la discriminación racial utilizando su talento, especialmente en el mundo del deporte y de la cultura. Una batalla que se remonta en el tiempo y en el que tuvieron que recorrer un largo camino para autoafirmarse, aun así consiguieron brillar en unos campos esencialmente masculinizados.
En el mundo de la cultura el listado es amplio, pero es obligado reconocer la genialidad de figuras de la talla de Ella Fitzgerald o Aretha Franklin por citar a las dedicadas a la música, Edmonia Lewis y Augusta Savage entre las escultoras, pero entre todas las grandes aportaciones que las afroamericanas han realizado, llama poderosamente la atención los cuadros de Alma Thomas, una de las primeras pintoras estadounidenses con formación universitaria y la única artista negra dentro del movimiento que se conoció como la Washington Color School.
Su historia es un ejemplo de coherencia vocacional y de superación personal. Alma era una mujer jubilada de 69 años cuando creó un taller de pintura en la cocina de su casa. En el año 1963 y en ese reducido espacio produjo el primero de sus grandes trabajos: “Watusi (Hard Edge)” convertido en el icónico estilo por el que hoy es reconocida, mientras ella pintaba, las calles se iban llenando de personas afroamericanas que reivindicaban sus derechos. Alma formó parte de la Marcha sobre Washington en la que Martin Luther King Jr. pronunció su histórico discurso “I Have a Dream (Yo tengo un sueño) defendiendo la armonía racial, la defensa del empleo, la justicia y la paz, unas palabras que cambiaron el rumbo de la historia de los derechos civiles en Estados Unidos, como doce años antes Sojourner Truth había despertado la conciencia social sobre las esclavas negras.
Thomas formó parte de organizaciones e instituciones importantes en la historia de la vida intelectual estadounidense negra, participó en lecturas literarias y fue vicepresidenta de la Galería de arte Barnett Aden, una galería sin ánimo de lucro fundada en 1947 por James V. Herring y Alonzo Aden, ambos miembros fundadores de la Howard University Art Gallery. La Barnett Aden fue una de las primeras galerías de arte afroamericanas en los Estados Unidos, pionera en mostrar obras de artistas sin distinción de color de piel, ni sexo.
Las pinturas de Alma Thomas se clasifican dentro de la corriente artística del expresionismo abstracto, pero su obra va mucho más allá. Utilizó la potencia del color para homenajear, desde su peculiar tratamiento, a la naturaleza figurada. Lo hizo desde su herencia genética africana donde el color es la parte más genuina de la expresión cultural. Su método de trabajo consistió en ir componiendo con pequeños trazos, como si de teselas se tratara, para crear espacios visuales llenos de ritmo, que no sólo pueden evocar aspectos concretos, buena parte de su última producción está dedicada a fenómenos de la naturaleza.
Sus obras “Resurrection” y “Watusi (Hard Edge)” forman parte de la colección permanente de la Casa Blanca y le cabe el honor de ser la primera obra realizada por una pintora negra que se ha mostrado en los espacios públicos. Fue durante el mandato del presidente Barack Obama y se expuso concretamente en el ala este, dedicado a la oficina de la primera dama, el servicio de correspondencia personal del presidente y el centro de visitantes.
Desde aquel taller en el que pudo realizarse como pintora, siguió activa durante dieciocho años, pese a una artritis degenerativa que la dificultaba trabajar. En 1972, cuando contaba ya 80 años, fue la primera afroamericana que expuso individualmente en el Museo Whitney de Arte Americano.
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https://www.artsy.net/artwork/alma-thomas-resurrection
http://conchamayordomo.com/2019/07/10/alma-thomas/