Mujeres cautivas

Teresa C. Ulloa Ziáurriz
Teresa C. Ulloa Ziáurriz
Directora de la Coalición Regional contra el Tráfico de Mujeres y Niñas en América Latina y el Caribe, A.C. (CATWLAC por sus siglas en inglés).
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La Trata con Propósitos Sexuales y el Matrimonio Infantil están Vinculados en México.

En un estudio reciente realizado por la Fundación Thomson Reuters, se informa que los investigadores entrevistaron a 603 mujeres que eran explotadas en la industria sexual en las ciudades de Tijuana y Ciudad Juárez, en la frontera con los Estados Unidos.

Las niñas que han sido víctimas de trata con propósitos sexuales en el norte de México, frecuentemente han sido forzadas a vivir en situación de explotación de la prostitución como niñas novias por sus propios esposos, se reporta en el estudio.

Tres de cada cuatro niñas víctimas de trata en la frontera se casaron siendo niñas, la mayoría antes de los 16 años, de acuerdo con los investigadores mexicanos y norteamericanos autores del estudio que está por publicarse.

La trata de personas se considera la industria criminal que más ha crecido en México, y que tres cuartos de sus víctimas, mujeres y niñas, son explotadas sexualmente de acuerdo con un grupo de activistas que se llaman Mujeres Unidas contra la Trata.

De acuerdo con la Ley General para Prevenir, Sancionar y Erradicar los Delitos en Materia de Trata de Personas y para la Protección y Asistencia a las Víctimas de esos Delitos, aprobada en el 2012, las personas sentenciadas por el delito de trata de personas y beneficio de la explotación sexual puede ser sentenciado a 45 años de prisión.

Sin embargo, cerca de 380,000 personas se estima que son esclavizadas en México, de acuerdo con el Índice Global de Esclavitud 2016, publicado por la Fundación de derechos humanos “Walk Free”.

La mayoría de las 603 mujeres entrevistadas dijeron haber sido tratadas como niñas-novias, la mayoría de las veces, por sus propios esposos, dijo Jay Silverman, el investigador coordinador y autor del estudio, profesor de medicina en la Universidad de San Diego. En aproximadamente la mitad de los casos, las novias estaban embarazadas, por lo que las y los trabajadores de la salud pueden jugar un papel crítico en detectar y combatir la trata con propósitos sexuales, dijo.

«Mientras se brindan los servicios relacionados con los cuidados del embarazo, ahí se tiene la oportunidad de entrevistar a las niñas para entender y detectar su situación”, dijo Silverman.

aproximadamente la mitad de los casos, las novias estaban embarazadas

«Podemos apoyar y asistir a esas niñas para reducir las probabilidades de que sean víctimas de explotación sexual”, dijo.

De conformidad con lo establecido en la Ley General de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes, aprobada en el 2014, la edad mínima para el matrimonio es de 18 años, pero las niñas se pueden casar a los 14 años y los niños a la edad de 16 años, con consentimiento de sus padres.

El equipo de investigación incluyó miembros de la Comisión Fronteriza de Salud México-Estados Unidos, un esfuerzo conjunto que dio inicio desde el 2000 por los dos gobiernos para mejorar la salud y la calidad de vida a lo largo de la frontera.

Este estudio confirma que una de las formas de reclutamiento de niñas para la explotación sexual y la trata es el matrimonio infantil. Y, por lo tanto, el pago de la novia, como una práctica tradicional que se acostumbra en muchos de los pueblos indígenas de nuestro país es un riesgo muy grave para todas las niñas y adolescentes indígenas y hasta para las no indígenas que viven en las zonas pobres y marginadas de nuestro país.

Esta situación se está viendo agravada por la recesión económica que ha ocasionado la pandemia del COVI-19, de la que no son ajenos los pueblos originarios e indígenas, lo que viene aumentando su condición de marginación y exclusión social.

Esta población en riesgo no se involucra en las bizarras discusiones de la identidad de género y los trasplantes de útero, tampoco saben del alquiler de vientres, a pesar de ser una población en alto riesgo, lo que saben es la necesidad de sobrevivir y, generalmente lo hacen, sacrificando a las niñas de la comunidad y de la familia, sin importar que las sometan a formas precarizadas de sobrevivencia y a actividades que significan violencia extrema contra su dignidad y su bienestar psicológico y sexual.

Y como si esto no fuera poco, empezaron a circular videos en YouTube que mostraban a las niñas indígenas borrachas y en los que filmaban sus partes íntimas a lo que se dio en llamarles entonpornografía. No cabe duda de que incluso los pueblos originarios e indígenas son absolutamente patriarcales. Incluso, hay comunidades que consideran que los niños son un beneficio para la comunidad ya que pueden trabajar en las labores comunitarias en beneficio de su pueblo que se llama “tequio”, y que las niñas son una carga para la comunidad porque no aportan para el beneficio de todas y todos, por lo que las dejan morir de hambre y de frío.

Por eso es necesario exigir a las autoridades que en el marco del respeto a usos y costumbres, se respeten los derechos humanos y la Ley General de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes, porque seguir permitiendo el matrimonio infantil es continuar entregando a nuestras niñas a las bandas de tratantes y a la delincuencia organizada.

 

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