La distinta vara de medir: Es una VERGÜENZA

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Colas para visitar el Cristo de Medinaceli el 8 de marzoli el 8 de marzo
Colas para visitar el Cristo de Medinaceli el 8 de marzo

 

Si hacemos memoria en Madrid siempre se ha estado rozando el mínimo exigido en cuanto a medidas sanitarias se refieren.

El Gobierno de Isabel Díaz Ayuso ha decidido continuamente, siempre por razones económicas, minimizar las restricciones y administrarlas de formar aleatoria, dependiendo del nivel económico de los barrios que iba confinando, según no sé qué criterio científico.

En Madrid, el Ejecutivo regional se ha negado siempre al cierre de la hostelería y en ningún momento pareció una idea factible la prohibición de los interiores. No fue hasta principios de febrero que se fijó como obligatoria la mascarilla dentro de esos establecimientos y el protocolo de ventilación, mecánica o manual.

Debido a la laxitud de las medidas, desde otros países, por ejemplo, Francia, se fletan aviones cargados de jóvenes que vienen a divertirse a las “noches madrileñas” los fines de semana, y todo por la laxitud de las medidas. Las restricciones se han relajado desoyendo así a Sanidad y al resto de comunidades que pidieron en el Consejo Interterritorial que se mantengan restricciones y se eviten desescaladas «abruptas».

El transporte público, que con las limitaciones en aforo y distanciamiento social, no debería ser un lugar de riesgo extremo, ya que no es un lugar en el que se hable mucho, ni se come ni se bebe en el momento, ha estado a las horas puntas abarrotadoy así, sí hay peligro.

Las concentraciones en Madrid, se han sucedido desde el inicio de la pandemia y se han autorizado prácticamente en su totalidad por la Delegación de Gobierno de Madrid. Por señalar algunas podría mencionar:

Las concentraciones en el Barrio de Salamanca

Tras el confinamiento llegaron las primeras protestas que tuvieron que convivir con el virus. Aunque sin autorización, inauguraron las concentraciones pospandemia las de la calle Núñez de Balboa, en el madrileño barrio de Salamanca, donde numerosas personas estuvieron durante al menos siete días reuniéndose contra el Gobierno. Los manifestantes, aupados por la extrema derecha, exigían el fin del confinamiento. Vox, lejos de invitar a sus participantes a disipar las convocatorias, las alentó abiertamente. Tampoco hicieron un llamamiento a abandonar las protestas los responsables de la ciudad y la Comunidad de Madrid, José Luis Martínez Almeida e Isabel Díaz Ayuso.

Los negacionistas en Colón

Ciudadanos críticos con el uso de la mascarilla obligatoria ante la covid-19 se congregaron el pasado mes de junio en la Plaza de Colón al entender que es una medida «ridícula» y un «recorte» de libertades merced a la crisis del coronavirus. La pandemia fue calificada de «farsa» y «mentira» por varios de los asistentes.

La manifestación en coche de Vox

La manifestación de vehículos de Vox celebrada el pasado 23 de mayo en Madrid estuvo encabezada por un autobús descapotable adornado por una bandera de España y el lema FaseLibertad, como llamaron a este acto de protesta en contra del Gobierno y del estado de alarma. Asistió el líder de Vox, Santiago Abascal, junto a varios dirigentes del partido como Javier Ortega Smith, Rocío Monasterio, Iván Espinosa de los Monteros y Macarena Olona.

Contra la ley Celaá

Miles de vehículos recorrieron el pasado 20 de diciembre el Paseo de la Castellana, partiendo de Cuzco y con destino Cibeles mostrando su rechazo a la nueva ley de educación LOMLOE. La manifestación, a la que se sumaron PP, Cs y Vox, fue convocada por la Plataforma Más Plurales, el mes anterior se habían celebrado otras cinco concentraciones frente al Congreso y el Senado.

Homenaje a los caídos de la División Azul

Alrededor de 300 personas se manifestaron el pasado 13 de febrero en Madrid en una marcha en honor a los muertos de la División Azul que lucharon al lado de la Alemania nazi.

Marchas por la sanidad pública

Convocadas por la Coordinadora Anti Privatización de la Sanidad Estatal, CAS Estatal, unas 300 personas se congregaron el pasado 27 de febrero a las 12.00 horas cerca de la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid para manifestarse hasta el Ministerio de Sanidad en el Paseo del Prado en defensa de la sanidad pública y contra su privatización. La extrema derecha intentó boicotear la marcha.

La protesta de la industria cultural

Decenas de personas salieron a la calle en septiembre, cumpliendo con las medidas de seguridad sanitaria para reclamar soluciones de «supervivencia» para la música en España e instar a las administraciones a que se reconozca este sector como estratégico para la economía.

Por el asesinato de George Floyd

Unas 3.000 personas abarrotaron la calle Serrano para denunciar la violencia policial estadounidense tras el asesinato de George Floyd, en Minnesota. Con mascarillas e intentando respetar las distancia de seguridad, los antirracistas terminaron marchando hasta la Puerta del Sol.

A pesar de todo lo expuesto, la delegación de Gobierno en Madrid ha denegado el permiso para celebrar todas y cada una de las acciones de calle del 8M por motivos de salud pública. No se ha tenido en consideración si se trataba de actos limitados en aforo y con todas las garantías sanitarias, o si se solicitaba manifestación multitudinaria, daba igual el caso era demonizar a las mujeres y quienes las representamos. Se nos ha juzgado a las todas, incluidas las Organizaciones, como peligrosas y descontroladas hordas que ponen en riesgo la salud de las madrileñas y madrileños.

Nos niegan el derecho de hacer visible nuestras reivindicaciones en el día en que las mujeres salimos a las calles a demandar esa IGUAL REALque por derecho nos corresponde.

Nos impiden concentraciones al aire libre de 100 o 150 mujeres para leer un manifiesto cuando alrededor las terrazas y los bares están atestados.

Se vulnera el derecho a una concentración pedida en tiempo y forma con todas las medidas sanitarias, por el mero hecho de ser mujeres y cuando el Estado de Alerta lo contempla y lo admite cuando, como en nuestro caso, se garantizan los requisitos.

Es una VERGÜENZA, una DESIGUALDAD más hacia las mujeres. Un hecho que pone de manifiesto la necesidad de seguir luchando por una sociedad más igualitaria, alejada de la actual, que demuestra seguir siendo, al menos en Madrid, machista y patriarcal.

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