Llevaba tiempo deseando decirlo; quédense sus performances (de mierda) nos vamos a cambiar el mundo, desde una toma de conciencia política que afronta la realidad, la más cruda realidad en la que nos reconocemos excluidas, explotadas y sobre todo traicionadas. Y también desde la conciencia dolorosa de cómo nos ningunean, nos borran, nos cosifican y además lo hacen aquellas personas que pensamos deberían hacer políticas de justicia social y de igualdad. Después de tantos años, siglos, otra nueva traición, ya se hace insoportable el hartazgo. Así que, bien calzada la dignidad salimos a tomar las calles.
Las mujeres feministas hemos pasado a la acción, y por ello quiero recoger las palabras de la compañera Victoria Sedón en su último artículo, Fue un sábado, otro sábado luminoso, este 23 de octubre, con 106 años de diferencia con la marcha sufragista. Ambos, los dos, como momentos históricos constituyentes de algo nuevo. Muchas compañeras han hecho memoria de ese día en artículos y vídeos. Las imágenes y reseñas corren por las redes y también por algunos medios. Desde la oficialidad política quisieron silenciarlo, obviarlo, aparentar no enterarse y algún que otro gerifalte miserable intentó menospreciarlo e insultarnos. Desde un autoritarismo rancio quisieron imponer su realidad inventada de que no existíamos. El suceso lo han vivido algunos como un escupitajo en la cara ¿cómo nos atrevemos a llevarles la contraria?
Varios miles de mujeres de diferentes puntos del país nos organizamos al margen de partidos, sindicatos o instituciones. En apenas un mes se movilizaron y fletaron autobuses, realizaron las solicitudes de uso de vía publica pertinentes, se consensuaron horarios, temas y logística y salimos a tomar la calle. Una vez en Madrid unas han prestado sus casas para pernoctar y reunido dinero entre todas para las que no se podían costear el viaje. La mayoría no nos habíamos visto jamás, salvo algunos intercambios en algunas redes sociales, pero tuvimos el convencimiento, el valor y coraje impuestos por la necesidad consciente de que es imprescindible movilizarse. Se ha llegado demasiado lejos y hay que enfrentarse.
Muchas, muchísimas eran jóvenes y esto es un acicate porque a partir de ahora podemos confiar en pasar el testigo de nuestra causa. Hace mucho que intentan enfrentarnos generacionalmente y dividirnos, como si en honor a su juventud les fuesen a regalar la libertad, la humanidad y la ciudadanía que siempre nos negaron y tuvimos que pelear cada día de nuestra vida. Lo conseguido está a punto de desaparecer y nos hemos descubierto todas ovilladas por la misma injusticia, explotación y la misma soledad. Ahora que lo sabemos no lo vamos a olvidar.
Algunas no pudieron venir y nos acompañaron en redes, difundiendo. Otras confiesan que tenían miedo porque como ha sucedido en otras ocasiones, hubo amenazas previas de agresión, algo que se ha trocado costumbre. Había escepticismo y también el temor de algunos partidos que se dicen de izquierdas ante una iniciativa al margen de sus intereses. Y ¿cuáles pueden ser sus intereses? Es algo a lo que nunca contestan.
Somos mujeres, somos feministas y el 23 de octubre fue nuestro día épico, la movilización fue el anuncio de que no nos vamos a dejar. A las mujeres siempre nos han censurado la épica. En la lucha por los derechos, ideales y utopías han reseñado nuestro protagonismo como simples teloneras, mero contingente al que solo le espera el escarmiento o la guillotina. Nuestras causas siempre postergadas, al final también traicionadas. No se nos reconoce humanidad, tampoco trascendencia. Pero han hecho el ridículo quienes minimizaron el encuentro, porque no hay ni un solo partido que pueda presumir de semejante capital político, ni de una militancia tan comprometida y capaz de organizarse al margen de sus directivas, su dinero, apoyo e intereses.
Sigan ensimismados con su ombligo, cuando no con su propio rabo caprichoso, ese que es la medida de todas las cosas en este mundo que creen de su exclusiva propiedad. Sigan negando la realidad y nuestra existencia. Confundan sus deseos y fantasías, adopten la mentira como animal de compañía. Muy a su pesar las mujeres seguiremos ahí, siendo mucho más que la mitad de la población portando siempre de una mano toda la infancia y de la otra a nuestros mayores y dependientes. Cualquiera de sus políticas dirigidas a la supervivencia como sociedad deberá contar con nuestra voluntad o será un fracaso anunciado. Siguen sin entender. Creen poder vender la humanidad de las mujeres junto con toda la civilización a unos plutócratas al margen de la sociedad, pero nos tendrán enfrente porque su oferta de esclavitud consentida no nos interesa.
Para esa derecha que cambió la política conservadora por la criminalidad solo somos negocio. La autodenomina izquierda, emulando sus pasos, aparcó la ideología y su propio sentido. Desde su estulticia obcecada y soberbia todo hecho social se le antoja complejo, sin mayor análisis o justificación, no cree en la posibilidad de cambio alguno, salvo para disfrazarse de unicornio. Si ya no creen en la necesidad de la política, les sobra la democracia y ni tan siquiera pueden justificar su razón de ser, échense a un lado y no molesten. Nosotras seguimos creyendo en la necesidad de la política para la convivencia, nuestro credo es la posibilidad de justicia, democracia e igualdad, en cambio somos ateas con respecto al mercado. Nuestra apuesta es por una vuelta de tuerca civilizatoria para intensificar la humanidad y no para imponer otra vez la esclavitud a partir de nuevas castas. Para ustedes la política es un modo de vida, a nosotras nos va la vida en ella.
El día que un presidente degradó, en público y sin complejos, a todas sus representadas nombrándolas seres menstruantes, o seres gestantes, puso en marcha un proceso de deshumanización y señalamiento que remiten a otros momentos históricos de horror planificado. De haberse referido a seres de piel oscura, pelo rizado… se hubieran levantado voces para tildarlo de racista o xenófobo, justo lo que es. Con las mujeres ya es costumbre y todo cabe. La ministra de igualdad desconoce lo que es una mujer y utiliza su propio ministerio para destilar bilis cultural alimentando odio contra el movimiento feminista y sobre todo contra las mujeres. Sus gestos y palabrería proyectan tanto desprecio e inculpación hacia sus congéneres, como devoción sacra hacia lo trans (sin aclarar jamás el término). Con emoción compungida exige reparaciones y compensaciones porque éstos han sufrido la máxima violencia en toda la historia de la humanidad por el hecho de no tener un cuerpo acorde a sus deseos. La actuación se representa en un pleno en el Congreso de los Diputados. Después de todo a las mujeres simplemente nos matan, a veces varias en un día o matan a nuestros hijos con tal de torturarnos, nos violan una cada cuatro horas, nos maltratan como diversión y ocio, nos explotan desde siempre como sistema, pero es simple estadística y costumbre.
Hay alcaldesas que promocionan la prostitución con dinero público porque les parece un trabajo empoderante para otras mujeres, sobre todo para emigrantes. También suelen departir con prostituidores, cuando no proxenetas e incluirlos en sus eventos. Otras en cambio ven más interesante hacer de comerciales de la industria del alquiler de úteros y venta de recién nacidos. Todas ellas son colaboracionistas del sistema patriarcal expropiador de los cuerpos de las mujeres que solo son carne en el mercado, los niños y niñas también salen a la venta. Colaboran entusiasmadas con las industrias más repugnantes de explotación y esclavitud de seres humanos. Son las representantes de oro de todos los puteros y depravados de sus partidos que las aúpan y mantienen con el sofisticado sistema de compensación y reciprocidad. En un último intento pergeñan una ley que patee y anule las garantías de todas las demás leyes. Su objetivo es modificar los sujetos de derecho en nuestra Constitución con un nuevo marco jurídico de obligada satisfacción de deseos caprichosos, cambiantes e inalienables. Este nuevo marco jurídico hará desaparecer a todas las mujeres, al igual que las Leyes de Núremberg sentaron la base legal del Holocausto. De momento solo usan el término terf para marcarnos. Pero amparándose en la ley trans podrán decidir por ley qué es ser mujer, de la misma manera que en 1935 el ministro del Tercer Reich Hermann Luftwaffe comunicó aquello de Yo decido quién es judío y quién no.
Van a imponer que las mujeres seamos objetos para el consumo, también nuestros hijos e hijas. Todo un nuevo montaje social de culto al patriarcado neoliberal con estética gritona y feísta, donde nosotras somos el chivo expiatorio. Y hay que resaltar que en estas propuestas o asuntos coinciden todos los partidos del espectro político, de izquierda a derecha; unos se inclinan más por la compra de niños, otros son reconocidos puteros y avaladores de la industria, otros adalides de la causa de los buscadores de cuerpos, todos hacen piña en combatir el feminismo como el peor de los males. Todos han decidido que el enemigo somos las mujeres, las que callan son carne para el servicio, las que se rebelan deben ser abatidas.
Solas y acorraladas por delirios ajenos, la rabia se hace acción como dicen algunas compañeras. De tanto desprecio aparece una dignidad limpia y altiva, con las ideas muy claras. Pasamos al grito en las calles, las reivindicaciones en cada pancarta escritas con letra firme y sin tapujos; contra la mercantilización de nuestros cuerpos, contra la compraventa de niños, contra la violencia machista, el sexo no es género, abolición de la prostitución… desgranando en cada una nuestros legítimos intereses. Queremos la mitad que nos corresponde de todo y que la ministra que nos ha declarado una guerra sucia y planifica nuestra solución final dimita. Pedimos la dimisión de la ministra Irene Montero porque nos hemos quitado el miedo.
Y lo mejor de todo es que el 23 de octubre fue un día memorable de encuentro en una simple marcha, ni bailes ensayados, sin performances extravagantes, sin actuaciones exhibicionistas. Desde que el feminismo fue unas risas de la autodenominada izquierda y las feministas el enemigo más odiado, solo nos permiten salir a la calle si a cambio nos exhibimos ridículas para la apertura de los telediarios. No hubo perreos vergonzantes, estamos hartas de tener que mover el culo para complacer al patriarcado. Lo que pedimos tiene que entenderse alto y claro porque legítimamente nos corresponde. Y tomo la frase prestada, por unas horas fuimos un ejército preparado para la batalla.
Ahora vienen los oportunistas a enseñarnos que hay que centrarse en lo material. Ignoran deliberadamente que nuestra Agenda Feminista jamás ha perdido pie en la tierra, la materialidad es nuestra realidad diaria en la desigualdad, la precariedad y la pobreza. La materialidad son nuestros cuerpos cuando es lo único que nos dejan habitar y la codicia de tantos enajena como mercancía o son territorios de conquista en cada guerra. La materialidad es nuestra vida, nuestra queja es grito, conciencia política y esperanza de otro mundo posible. Estamos tan ocupadas con la realidad material que nunca tenemos tiempo para inventarnos idealismos fantasiosos de gente ociosa y acomodada que se aburre mientras acumula los recursos de todos.
Otros nos aleccionan sobre la necesaria centralidad del trabajo como si lo acabaran de descubrir, dejen de joder con lo que creen sus inventos. Las mujeres llevamos trabajando como esclavas toda la vida y hace ya mucho que reclamamos nuestra dignidad en forma de igualdad salarial, mejores condiciones, acceso a las pensiones o la revisión completa de las condiciones laborales en determinados sectores feminizados. Estamos hartas de las dobles y triples jornadas porque el trabajo no es una opción en nuestras vidas sino la única realidad total, nuestra realidad impuesta a la que se refieren con el eufemismo de los cuidados. Y para colmo, cuando impugnamos las condiciones nos amenazan con la posibilidad de regular la prostitución como en algunos países (por ejemplo, Argentina) como un trabajo y oficio para mujeres de clases populares. ¡Canallas, puteros descerebrados! Acuden a sindicatos para avalarlo ¿Cuándo han pedido a los trabajadores que mendiguen, roben o se prostituyan como un trabajo cualquiera? Su cinismo misógino se muere de ganas por acabar cualquier manifestación en el burdel, en confraternidad con los dueños del mundo, porque eso los hace partícipes de sus privilegios. Llevan la traición de clase escrita con la sangre de todas las mujeres vendidas, de todas las niñas violadas y traficadas.
Ya estamos demasiado hartas, nuestros cuerpos no son caparazones vacíos para soportarlo todo, para que nos expongan por trozos, para que nos mercantilicen reproductivamente como ganado o nos pongan desde niñas al servicio de sus miserias sexuales de dominación. Ustedes hombres son un problema para sí mismos y para toda la sociedad. Ustedes hombres que se dicen de izquierdas son la vergüenza y la encarnación de la cobardía, sobre todo una impostura. Nos deben nuestra humanidad robada y no lo vamos a negociar.
Solo el movimiento feminista mantiene la conciencia y analiza la realidad como una queja compartida. Solo el feminismo mantiene un ideal universal, la igualdad, por el que está dispuesto a jugárselo todo y ha decidido enfrentarse al neoliberalismo patriarcal. Esta es la única razón por la que todos, en común fraternidad, señalan el enemigo en las feministas y el movimiento feminista. Nada más idéntico a un machista de izquierdas que un machista de derechas. De nuevo el día 25 de noviembre nos veremos en las calles, los motivos son todas nuestras asesinadas, sus hijos también asesinados o huérfanos. Tenemos muchos más motivos y cada uno es una deuda reivindicativa. Lo único que no nos queda es miedo, el hartazgo lo ocupa todo.
Cruz Leal 13/11/2021
“Advierto que, Facebook me imputa que mis comentarios infringen sus Normas comunitarias, restringiendo mis publicaciones, no obstante publicar, el suscripto, consideraciones sobre reales situaciones”.
a) {Quédense sus performances}
Pues, para que lo femenino pueda modificar la transexual ecuménica perversa civilización patriarcal, es necesario aquilatar la acumulación de la gran cantidad de “experiencia” en sus sistemas mnémicos y la diversa fijación de las relaciones provocadas en éste material mnémico, por distintas adaptaciones, en el transcurso de milenios por las sucesivas generaciones del varón; irresoluble perverso y ambiguo sexual. La “habilidad” del patriarca dominador dispone “libremente”, por la ley del varón, de todo el material económico y cultural para “enviarlo”, como gasto inútil en las diversas infraestructuras a su arbitrio de la educación, la salud, la política, etc., que disminuye el potencial de lo femenino para su transformación. El patriarcado consigue, como sistema, mantener en quietud la mayor parte de la reivindicación femenina y emplea una pequeña parte, de la misma, para emplearla en el desplazamiento de su enredo leguleyo.
Mi Femeninologia *Ciencia de lo femenino es la serie de configuraciones que con mi conciencia voy recorriendo constituyendo, más bien, la historia que desarrollo en la formación de mi conceptualización. Es decir, una suerte de escepticismo consumado, que en realidad sería, el propósito de no rendirme, a la autoridad de los pensamientos de otro, sino de examinarlo todo por mí mismo ajustándome a mi propia convicción; o mejor aún, producirlo todo por mí mismo y considerar como verdadero tan solo lo que yo hago.
Hoy, como ese infante entre los 4 a 5 años adaptando mi pensar en la realidad, interpretando mi actividad onírica.
El sentido y la verdad del feminismo (la mujer) es absolutamente la derrota del varón; perverso irresoluble y ambiguo sexual.
Correspondería que, quienes se adjudican representar el psicoanálisis en el orden mundial y
local, evaluar el proceso iniciado al comienzo del año 2020 en el programa del poder global del patriarcado sobre la masa planetaria en el Siglo XXI.
Buenos Aires
Argentina
15 de noviembre de 2021
Osvaldo V. Buscaya (OBya)
Psicoanalítico (Freud)
Femeninologia *Ciencia de lo femenino