El 27 de este mes, Rosa Montero defendió la prostitución con el argumentazo de que tampoco los que trabajan en un matadero lo hacen por gusto…
No dudamos de que esto último sea duro, pero ¿de verdad que descuartizar animales es igual que chupar pollas o que te las metan por donde te quepan? ¿Tienen también estrés postraumático los matarifes? ¿necesitan consumir drogas o alcohol para aguantar? ¿su autoestima queda gravemente dañada?
Este argumento de que “hay cosas peores” ya lo usó Montero para defender los vientres de alquiler. Cabe suponer que Rosa no tiene criterios éticos y, en consecuencia, para justificar algo, le basta con decir que hay realidades que son igual de malas o incluso peores…
Pero, sobre todo: ¿la prostitución (o los vientres de alquiler) es un trabajo socialmente necesario? ¿necesitan los hombres consumir carne de mujeres? Esto ya lo comenté hace cinco años en otro artículo: http://www.huffingtonpost.es/pilar-aguilar/la-prostitucion-servicio-social-necesario-prueba-de-libertad_a_22018204/?utm_hp_ref=es-blogs
Y Montero añade, tan tranquila, que “si prohíbes a las mujeres ofrecer sus servicios libre y directamente, estás fomentando al intermediario. Es decir, a los proxenetas.” ¿Ignora, pues, lo que pasa en los países donde la prostitución es legal? ¿Ignora que actualmente, en nuestro país una mujer que se dedique “libremente” a la prostitución puede regularizarse declarándose periodista, por ejemplo? ¿No se pregunta por qué no lo hacen? Curioso…
El símil con la ley seca es de traca… Aplicando los mismos criterios tampoco se debería haber prohibido la esclavitud… Ni el robo, pues hay gente que sigue robando…
Y queda estupenda cuando pide educación, educación, educación. Pero ¿en qué la concreta? Porque nosotras sí la concretamos: coeducación, coeducación, coeducación. O sea, educación para la igualdad. Y la concretamos pidiendo la prohibición de la pornografía… Y la concretamos exigiendo que se castigue a los compradores de cuerpos de mujeres. Parece mentira que una periodista y que ya tiene una cierta edad siga sin saber lo educativas que son las leyes…
El símil con la ley seca es de traca… Aplicando los mismos criterios tampoco se debería haber prohibido la esclavitud… Ni el robo, pues hay gente que sigue robando…
Y luego el tema trans… Dice: “pero tengo la sensación de que la mayoría desconoce lo que es la transexualidad.” Muy condescendiente, nuestra “amiga” (así nos llama Rosa). Vale, si ella tiene esa sensación, nosotras tenemos la certeza de que desconoce lo que decimos las feministas sobre el asunto, a saber: no nos oponemos a los trans, nos oponemos a una ley que ocasiona graves perjuicios para las mujeres y graves daños para niños/as y adolescentes. Y ya puestas a tener sensaciones, nosotras también tenemos la sensación (más bien certeza) de que Montero no se ha leído la ley trans.
Y sigue: “Ignoran que la mayoría de los transexuales son discretísimos y aspiran al anonimato (estoy segura de que todos conocemos personas trans sin saberlo); que no es un capricho, sino una necesidad biológica, y que además hay un 25% de transexuales que nacen mujeres pero se sienten hombres. De esos nunca hablan.”
Lo de la “necesidad biológica” es directamente un desvarío. Ni lo comento.
Y si todos conocemos personas transexuales es que debe haber un porcentaje altísimo. Y ya me gustaría que dejaran de especular y nos dieran cifras fiables. Claro que, con la campaña que están haciendo en los centros escolares, en la tele, en las series y en las redes sociales, el número sin duda aumentará exponencialmente. ¿Y si se trata de una “necesidad biológica”, es que la transexualidad es biológicamente contagiosa? No, claro. Aumentará porque la están promocionando y vendiendo como guay y moderna. Porque andan predicando por tierra, mar y aire que, si eres niña, pero no te gusta jugar a las muñecas, ni llevar pendientes, ni ser sumisa y dócil, ni te gusta tener que gustar, ni esperar a que un chico te proponga lo que tenga a bien proponerte, etc. etc. eres realmente un niño y estás en el cuerpo equivocado. Mientras que las feministas decimos que las niñas y jóvenes lo que necesitan para sentirse bien es romper esos espantosos corsés, que no son naturales y que debemos abolir. No elegirlos, dinamitarlos.
Rosa remata diciendo que de las mujeres biológicas que se “sienten” hombres nunca se habla, pero, curiosamente, no se pregunta por qué. Pues se lo explicamos: porque ellas no ponen en peligro la dominación masculina. A los hombres les da igual que existan. Nadie les va a quitar sus privilegios. Las mujeres sí tenemos que defendernos de las leyes que permiten que los hombres biológicos que se sienten mujeres nos anulen, ocupen nuestros espacios, nos barran, pongan en peligro los avances que hemos conseguido. Y si quiere detalles, que nos lea porque llevamos años explicando las consecuencias de manera pormenorizada.
Y Montero remata definiendo el feminismo: “No es un
sistema cerrado de ideas, sino un grandioso movimiento cultural y social que está cambiando el mundo.” En efecto, el feminismo no es un sistema cerrado, pero sí tiene un objetivo muy claro: la liberación de las mujeres. Y, en ese sentido, luchar contra la prostitución, contra los vientres de alquiler, contra la opresión del género y por su desaparición sí es feminismo. Y no hacerlo no lo es, no.
Y lo del “grandioso movimiento” queda bien, pero suena a palabrería.
Ah y otra cosa: 50.000 personas en una manifestación convocada y promocionada por los partidos del gobierno y aledaños, los sindicatos, los transactivistas, los medios, el dinero y etc. son una miseria comparadas con 5.000 feministas que se convocan ellas solas, desafiando el poder establecido.