Efectivamente, como escribió Julie Bindel, el pasado 27 de septiembre en The Post, en su artículo titulado “Lo siento, Policía de Sussex, pero el sexo es relevante en los delitos sexuales”. Y es que se leía en los encabezados de los periódicos y en la página web de la Policía de Sussex: “Mujer condenada de delitos contra niños y niñas en Sussex”. Pero era claro que el perpetrador era hombre, y no sólo porque la mayoría de los pedófilos son hombres y es muy raro encontrar ofensoras mujeres de violaciones sexuales o abusos contra niños y niñas.
En efecto, el comunicado de prensa decía, según afirma Julie Bindel, que Sally Ann Dixon era conocido como John Stephen Dixon hasta 2004. Los niños, siete en total entre los 6 y los 15 años de edad, fueron sexualmente abusados por Dixon entre 1989 y 1996 en 30 asaltos por separado. Cuando una de las víctimas, ahora adulto, se decidió a denunciar en 2019 a Dixon, varias víctimas más se sumaron a la denuncia.
Después de que la Policía de Sussex recibiera innumerables reclamos por referirse a Dixon como una mujer en su comunicado, respondió el 27 de septiembre en un Tweet que decía: “Hola, la Policía de Sussex no tolera ningún discurso de odio contra la identidad de género de nadie, sin importar los delitos que haya cometido. Esto es irrelevante para el delito que se haya cometido e investigado”.
Entonces, ¿ahora el sexo es irrelevante en los delitos sexuales?
Debe ser profundamente desconcertante para las víctimas de Dixon que la verdad sobre su perpetrador sea difuminada. Es bastante malo tener que recordar y volver a narrar los estresantes detalles del asalto sexual sin que les hayan dicho que quien los abuso es ahora “una mujer” o que se “auto percibe como mujer”. Pero para agravar el asunto, Dixon fue enviado a Bronzefield – una cárcel para mujeres.
El año pasado Julie Bindel entrevistó a Amy, una mujer que había estado presa en Bronzefield y que había sido víctima de un asalto sexual por un hombre que se auto percibía como mujer, mientras se encontraba bajo custodia. Y le dijo a Bindel que los guardias de la prisión estaban aterrorizados de lidiar con los delincuentes sexuales transgénero y transexuales en ese pabellón, incluso cuando las mujeres los denunciaban por comportamiento inapropiado, porque no podemos negar que usan su victimización y el tan llevado y traído discurso de odio como armas para conseguir lo que quieren.
Amy, con la ayuda de abogadas feministas, tomaron medidas judiciales contra el Ministerio de Justicia en un último intento fallido de anular su política de asignar a los prisioneros de alto riesgo identificados como trans, incluidos los delincuentes sexuales, a cárceles de mujeres.
Sus abogadas argumentaron que esa política era discriminatoria contra las mujeres prisioneras, y que el gobierno falló en tomar en cuenta las provisiones incluidas en la Ley de Igualdad que permite a algunas instituciones y servicios ser exclusivos para mujeres. Si en un pabellón en la que se confina a las mujeres más vulnerables en la sociedad, no califica como un lugar seguro y adecuado para garantizar su seguridad y bienestar, no puedo imaginarme qué lo podría garantizar.
¿Por qué poner a Dixon, que ni siquiera cuenta con un Certificado de Reconocimiento de Género y por lo tanto es hombre ante la ley y físicamente, en una cárcel de mujeres? Si los trans que se autoidentifican como mujeres están preocupados por ser intimidados o atacados por otros prisioneros en el ala masculina, hay maneras de resolver eso y de ninguna manera mandándolos a las cárceles de mujeres. Por otro lado, ningún prisionero debe estar sujeto a miedos de ataques. ¿Y en cuanto al uso de pronombres femeninos para los hombres que han llevado a cabo agresiones sexuales? Necesitamos desafiarlo en cada etapa, desde el arresto hasta la corte y hasta la condena. Es inexcusable afirmar que una «mujer» llevó a cabo delitos cometidos por hombres cuando son las mujeres las que son desproporcionadamente víctimas de delitos sexuales.
En sus respuestas a las quejas sobre la descripción que hicieron de Dixon, la Policía de Sussex se expuso como otra institución que ha sido capturada por la locura de la ideología transgénero. Para descartar la preocupación legítima sobre los discursos de odio, ¿yo me pregunto y el discurso de la Policía de Sussex no es discurso de odio contra las mujeres y las víctimas de ataques sexuales? Porque de lo contrario estarían señalando a las mujeres que protestaron y a muchas que no lo hicieron, pero piensan igual, como intolerantes. Esta actitud no es sólo una fuente de vergüenza para la fuerza policial, sino que puede desalentar a las futuras víctimas a denunciar.
Y esto que narró Julie Bindel en su artículo, es sólo un ejemplo de lo que está pasando en el mundo con las leyes de identidad de género.
El otro ejemplo, sería cómo se reflejarían los delitos cometidos por Dixon en las estadísticas de los delitos, si cuando los cometió era hombre y ahora lo sentencian como mujer y como bien dice Julie Bindel, en los delitos sexuales, las víctimas son mayoritariamente mujeres y niñas.
Y no entendemos cómo Irene Montero, que está en Europa, no ha revisado los efectos que están teniendo las leyes de identidad de género en otros países. Y no sólo por el uso de cárceles de mujeres, sino por el uso de baños mixtos, o lo que ha sucedido en los deportes, en la salud, en los procesos electorales, en la paridad de género, en promover la prostitución y el alquiler de vientres, etc.
Pero, sobre todo, hablar de que se masturban tocándose el pene en los baños de mujeres, reivindicando que tienen el derecho a disfrutar de su sexualidad y ridiculizando y atacando con discursos de odio a las feministas, lo que sí, realmente, son discursos de odio, patriarcales y misóginos. Se victimizan y todo se constituye en discurso de odio, pero en realidad se han constituido en la inqueersición, atentando contra nuestro derecho a la libertad de expresión y de opinión, necesarios en los regímenes democráticos. Yo no me explico por qué tener tanto miedo al debate público.
No se puede negar que quienes nacen hombres son socializados por el patriarcado como hombres a través de los estereotipos y roles de género, y que los cromosomas con los que nacemos ya sean XX o XY, no se modifican, ni con cirugías, ni con maquillajes, ni con tacones, ni con hormonas, que lo único que hacen es traer consecuencias graves en la salud y acortar la esperanza de vida.
Sra. Irene Montero, España es la última esperanza de resistencia de las mujeres en la defensa de sus derechos. Escuche a nuestras compañeras de la Alianza contra el Borrado de las Mujeres. Lo mismo le pedimos a la Asamblea de los Diputados a quienes exigimos tomar en cuentas las observaciones presentadas y al presidente español Pedro Sánchez, le pedimos que no permita la colonización norteamericana en España.
Y que quede claro que reconocemos que las personas trans son seres humanos y que por lo tanto tienen derechos igual que todos los seres humanos. También es preciso reconocer que sufren discriminación y violencia por la sociedad. Pero, también es necesario reconocer que siempre el movimiento feminista les ha acompañado en su lucha. Con lo que no estamos de acuerdo es que como producto de las leyes de identidad de género se esté borrando a las mujeres de la ley y de las políticas públicas, los presupuestos, la realidad social.