El pasado 24 de octubre, en la Revista Volcánicas, se publicó la primera parte de un supuesto reportaje que se titula “El terfismo en América Latina: Un borrado histórico de personas trans/Parte 1, aunque consta de 3 partes. Este artículo se va a referir a la primera parte.
Y yo me pregunto quién financia esa revista, y buscando, encontré que es financiada por las Fundaciones de las “Open Societies” fundadas y apoyadas financieramente por el millonario George Soros, cuya línea ha sido la legalización de la prostitución y cualquier forma de explotación sexual, de los vientres de alquiler y las leyes de identidad de género. Habla de democracia, pero en su haber se cuenta una fortuna, hasta 2020, de más de 83,000 millones de dólares. Es interesante que sus posturas postmodernas y liberales y su amplia financiación de causas políticas lo ha convertido en un objetivo de los nacionalistas europeos. Numerosos conservadores estadounidenses han promovido afirmaciones que caracterizan a Soros como un «titiritero» singularmente peligroso detrás de muchos supuestos complots globales. Las teorías de conspiración dirigidas a Soros, que es de ascendencia judía, a menudo se han descrito como antisemitas.
La revista está dirigida por una periodista colombiana, radicada en México, Catalina Ruíz Navarro. La gerente general es la psicóloga Marta Beatriz Navarro. Ita María Díez es la editora de audiencias, caleña y economista. La profesional en estudios literarios y comunicación, Alejandra Soriano Wilches, es la coordinadora editorial. Katia Rejón, es periodista senior y Arlen Moreno, es periodista junior. La comunicadora social Camila Soriano Wilches, es la Coordinadora General. La comunicadora social Guadalupe Acosta Barriocal, es la asistente de coordinación. La diseñadora e ilustradora Carolina Urueta es la diseñadora senior y la diseñadora junior es la diseñadora e ilustradora Lina María Rojas. La comunicadora social Laura Jiménez es la editora audiovisual. Y, finalmente, la periodista Matilde de los Milagros Londoño es la cofundadora. El equipo de esta revista dice que hace periodismo de investigación riguroso, pero, por lo menos en el reportaje del que vamos a hablar, está plagado de mentiras, falsas interpretaciones y permeado por la postura qeer y “feminismo anticolonial”, transactivista.
Numerosos conservadores estadounidenses han promovido afirmaciones que caracterizan a Soros como un «titiritero» singularmente peligroso detrás de muchos supuestos complots globales. Las teorías de conspiración dirigidas a Soros, que es de ascendencia judía, a menudo se han descrito como antisemitas.
Lo anuncian como un reportaje donde se va a explorar los antecedentes, las bases, los argumentos y la articulación del movimiento feminista radical transexcluyente – TERF (por su acrónimo en inglés del término: trans exclusionary radical feminist) en América Latina.
Dice que la población trans se ha visto impactada por el movimiento terf como parte de una articulación conservadora para revertir derechos humanos, especialmente derechos sexuales, reproductivos y de identidad de género.
A la primera que señalan como parte del movimiento transexcluyente que señalan comenzó en los setentas, es a la Dra. Janice Raymond, que escribió un libro que se titula El Imperio Transexual, pero a continuación dicen que Janice sigue siendo influyente en las altas cúpulas feministas, porque hasta 2019 formaba parte de la Coalición Internacional contra la Trata de Mujeres. una organización que lucha en contra del tráfico de mujeres y niñas con sede en Nueva York, oficinas en Asia y Latinoamérica y socios en Europa. La colocan como colaboradora del Gobierno de Regan y la hacen responsable de que el Gobierno de Estados Unidos no se haga cargo de las cirugías de reasignación, ni de los tratamientos hormonales para las personas trans. Incluso señalan que su discurso se ha centrado en combatir a la trabajadoras sexuales y a las personas trans.
Además, se atreven a señalar que, Janice Raymond no fue la única: la jurista Catharine MacKinnon y la activista Andrea Dworkin también trabajaron con el gobierno republicano para lograr la aprobación de leyes punitivistas anti porno y anti trabajo sexual. Y efectivamente la liga que nos comparten nos lleva a un documento de archivo del Departamento de Estado que se titula “Los Vínculos entre la Prostitución y la Trata Sexual”, pero en ningún momento se dice que las autoras sean ni Catherine MacKinnon, ni Andrea Dworkin. Les fluyen impunemente las mentiras y las calumnias. ¿Será porque están atrapadas en medio de sus fantasías y sus deseos?
A continuación, me toca a mí, y dicen que he participado en debates gubernamentales sobre trata de personas donde han desconocido a las trabajadoras sexuales, entre las cuales hay muchas personas trans, y he analizado el video y no encuentro dónde se desconocen a las trabajadoras sexuales. Creo que hice una correcta defensa de la postura abolicionista de la explotación sexual y reproductiva de las mujeres y las niñas. Pienso, estoy segura, que las mujeres en situación de prostitución son seres humanos y por lo tanto son titulares de todos los derechos humanos. Si su ideología es queer y por eso están a favor de la legalización de la prostitución o, más bien, que se reconozca como trabajo, yo no estoy de acuerdo y es mi postura legal, pero también ideológica, la que comparto con muchas feministas.
Inmediatamente después, citaron a la Directora Ejecutiva de la Coalición Internacional contra la Trata de Mujeres, Taina Bien-Aimé, a quien la acusan de estar en contra de la prostitución y la pornografía y además inventan que tiene un salario estratosférico, cosa que es absolutamente falso y que por la sola mención la ponen en riesgo, sin ninguna consideración y sin ningún pudor.
En suma, se nos acusa de ser transodiantes, transexcluyente y TERF por lucha contra la explotación sexual y reproductiva de las mujeres y las niñas, no sé quién puede tener un discurso de odio más evidente que las escritoras y editoras de este pasquín femexcluyente y femodiante.
Y así continua la publicación atacando a muchas feministas, entre las que se destacan Laura Lecuona, Dana Corres, Alda Facio, etc., etc. Yo si quiero agradecer que por lo menos nos reconocen que somos feministas y que al mencionarme, me colocan junto con feministas y feministas radicales muy destacadas, con Janice Raymond, Catherine McKinnon, Andrea Dworkin, Taina Bien-Aimé y Alda Facio.
También atacan a Amelia Valcárcel y a Marcela Lagarde por un foro que se organizó en el CEICH-UNAM sobre las diferencias entre sexo y género. Le achacan a Amelia que junto con Alicia Miyares, a quienes acusan de ser feministas ilustradas y que negaron en una conferencia conjunta la disforia de género y que aseguran que nadie nace en un cuerpo equivocado, incluso hablan de que las personas trans viven en una sociedad que no les acepta, les violenta y les discrimina.
Lo que se hace evidente a lo largo de la publicación es que no se toca al patriarcado como modelo social imperante, ni con el pétalo de una rosa, ni tampoco se habla de la violencia contra las mujeres y las niñas, que se encuentra inmersa en la explotación sexual y reproductiva de las mujeres.
cuando hablamos de feminismo abolicionista, es el que tiene entre sus principios abolir la prostitución, los vientres de alquiler y los roles y estereotipos de género.
Tampoco se cita que las feministas radfem abolicionistas, nunca hemos pedido o divulgado mensajes como “Muerte a las TERFS”, ni tampoco atacamos a personas trans en lo individual. Nuestra crítica es contra prácticas machistas, producto de estudios, investigaciones y experiencias a partir de nuestra ideología.
No nos cabe la menor duda que las autoras de este reportaje son férreas defensoras del patriarcado y que atacan a mujeres que han dedicado su vida a la investigación y defensa de los derechos e las mujeres, contra la violencia y la discriminación de las mujeres y las niñas.
Eso no es un discurso transodiante, ni transexcluyente, es levantar la bandera de las luchas de la agenda feminista, porque como decimos, “Hasta el Abolicionismo Siempre” y si el feminismo no es abolicionista, no es feminismo. Y cuando hablamos de feminismo abolicionista, es el que tiene entre sus principios abolir la prostitución, los vientres de alquiler y los roles y estereotipos de género.