Y concretamente:
- que los fondos previstos por el Pacto de Estado contra la violencia hacia las mujeres se destinen a este objetivo y no se desvíen, como se está haciendo, hacia otros fines;
- que se atienda y promueva la coeducación; que se actúe contra el negacionismo de la violencia machista;
- que se legisle la abolición de la pornografía y la prostitución, ambas caldo de cultivo de maltratadores;
- que se proteja debidamente a las mujeres amenazadas y que se hagan campañas de concienciación ciudadana, entre otras medidas.
Demandamos que acabe la impunidad de los agresores, dado que en muchos casos son reincidentes, y que el peso de la ley caiga sobre ellos, evitando la laxitud en las medidas penales que se toman y que lleva en muchas ocasiones a que estos agresores acaben asesinando porque, como sociedad, se lo permitimos.
Las pobres conclusiones preliminares del comité de crisis celebrado en diciembre, reconociendo la extrema gravedad de la situación y los errores en la protección de las víctimas, no han aportado nuevos datos relevantes pues ya era conocido que en los periodos festivos y vacacionales hay mayor incidencia de víctimas mortales, así como que es necesario mejorar la coordinación interinstitucional y el sistema VioGén.
El Gobierno no puede volcar de nuevo la responsabilidad de su propia protección en las víctimas o en el conjunto de la sociedad, haciendo llamamientos a la alerta ciudadana o afirmando obviedades como la de que hay asesinatos porque existen asesinos. Tampoco es válido que Igualdad, Interior y Justicia hablen a estas alturas de fallos en la coordinación de información y medidas, cuando hace tanto tiempo que el feminismo lo viene señalando.
La falta de perspectiva feminista trasversal en el Gobierno, la pésima gestión de los fondos dedicados a acabar con la violencia machista y la inacción del ministerio de Igualdad está propiciando esta situación de escalada machista que está costando vidas.
Por todo ello, exigimos al Gobierno que deje de lamentarse, porque el reconocimiento de los errores debe ir acompañado de soluciones.
No pueden permitirse la «impotencia» pues ellos y ellas son los responsables de tomar las medidas que eviten que nos sigan asesinando.