“Somos los descendientes dle los varones poderosos que practicaron la desigualdad”

Puri Liétor
Puri Liétor
Psicóloga sanitaria y activista Feminista
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La paleogenética, la disciplina que recupera y analiza genomas antiguos, ha revolucionado en los últimos años nuestra comprensión del pasado. Uno de los principales expertos del mundo en ADN antiguo es Carles Lalueza-Fox, director del Museo de Ciencias Naturales de Barcelona e investigador del Instituto de Biología Evolutiva.

A principios de año publicó el libro “Desigualdad. Una Historia genética”. Con la paleogenética se puede seguir el rastro de las mujeres y los hombres que nos precedieron, y profundizar en el conocimiento de las prácticas sociales  que modelaron la desigualdad impuesta en el modelo de convivencia humana. Desigualdad solapada a la aplicación de la violencia.

Para hablar de su libro participó en el programa de Ciencia y Humanidades de Rtve “Sapiens”, dirigido por Paula Aller, y aportó datos muy reveladores:

__”Somos el resultado de una Historia de desigualdad. De hecho somos los descendientes de los hombres poderosos que practicaron la desigualdad.”

__”Hay necrópolis donde tras analizar genéticamente los restos encontrados hemos podido reconstruir las relaciones de parentesco, y hemos comprobado que los hombres están casi siempre enterrados con sus progenitores, y con sus hijos y hermanos; en cambio las mujeres nunca tienen padres ni familiares próximos, sólo hijas/os. Esto significa que los hombres permanecen en el grupo donde han nacido y por tanto tienen una relación social y familiar muy sólida, y en cambio las mujeres se mueven entre grupos, con frecuencia además faltan hijas, lo que significa que los grupos las intercambian. Así que las mujeres cuando llegan no tienen ningún tipo de apoyo familiar, con lo que están claramente en una posición social mucho más débil.”

__”Cuando se reconstruyeron las lenguas indoeuropeas, lo que significa buscar las raíces de las palabras que puedan estar en todas las lenguas indoeuropeas actuales, que son las mayoritarias en Europa, lo que se vió es que había un sesgo hacia términos que calificaban el entorno familiar del hombre, pero no el de la mujer.”

__”Las mujeres probablemente son el grupo humano que más ha sufrido la desigualdad durante la Historia de la Humanidad. En tiempos más ancestrales quizás se puede explicar por una diferencia de robustez, altura o agresividad entre mujeres y hombres, pero a partir del momento en que la desigualdad se estructura socialmente creo que se debe a una estrategia de control de la reproducción. Y eso implica un control social sobre las mujeres.”

Una y otra vez, el conocimiento científico nos aporta nuevas evidencias sobre las prácticas culturales que han dado forma y sostén a la desigualdad estructural en que se asienta el modelo de socialización humana, que claramente estableció una jerarquía asimétrica entre los sexos, y sobre la herramienta que más poderosamente ha contribuido y sigue contribuyendo a blindar esa lacerante desigualdad, y a alimentar la violencia ejercida sobre menores y mujeres, el maldito género.

Las mujeres probablemente son el grupo humano que más ha sufrido la desigualdad durante la Historia de la Humanidad. En tiempos más ancestrales quizás se puede explicar por una diferencia de robustez, altura o agresividad entre mujeres y hombres, pero a partir del momento en que la desigualdad se estructura socialmente creo que se debe a una estrategia de control de la reproducción. Y eso implica un control social sobre las mujeres.”

 Su objetivo se ha centrado en impregnar las normas, usos y costumbres, impuestas en un primer momento por las leyes religiosas, y establecidas posteriormente por el poder civil, de la artificialidad que ha dado forma en los distintos periodos históricos a la “esencia” masculina y femenina, es decir, al “comportamiento propio de los varones” y al “comportamiento propio de las mujeres”, adaptado en todo momento a los intereses culturales y socioeconómicos de un modelo de sociedad muy concreto, el Patriarcal, auxiliado en todo momento por un modelo de socialización muy concreto, el androcéntrico, y por unas estructuras de pensamiento orientadas al entendimiento de las relaciones humanas con un perfil muy concreto también, el supremacista.

 Y la única teoría política que ha profundizado en el conocimiento de esa desigualdad, y ha propuesto un modelo centrado en su revocación y en la creación de un modelo alternativo despojado de sesgos androcéntricos y supremacistas, es decir, donde quede anulado el poder segregacionista del maldito género, es la Teoría ética y política Feminista.

Precisamente por eso, las mujeres que conocen y defienden los postulados ideológicos Feministas hace tiempo que están siendo suplantadas en la práctica política, en la producción académica y cultural, y en el espacio mediático, por personas de ideología progresista carentes de la profundidad de análisis sobre la desigualdad estructural que sólo aportan los estudios Feministas, y que, de forma muy interesada, han sido sustituidos por los estudios de género.

En estos momentos es determinante explicar a la opinión pública que el término “igualdad de género” es una falacia discursiva, porque precisamente el objetivo del género es blindar la desigualdad establecida entre los sexos, independientemente de la forma de Gobierno articulada en cada proceso histórico.

Y tenemos sobrada recopilación histórica de ello, así como de lo dificultoso que ha sido y está siendo despojarse de condicionantes mentales parasitados por el maldito género, a la hora de reclamar los cambios que de forma efectiva permitieran revertir el anclaje mental en la desigualdad:

__”El reparto de las funciones sociales de hombres y mujeres es tan ridículo como atroz. Incluso en las actividades en las que prima la sensibilidad del tacto o la delicadeza del gusto y que cabría considerar patrimonio del sexo femenino, los hombres ostentan una superioridad que a veces arrebata a las mujeres hasta la posibilidad de competir: la pintura, la escritura, el grabado, la relojería y la óptica son oficios ejercidos por hombres. Debería sorprendernos e indignarnos ver a un hombre alto y robusto manejando un peine o una aguja, desdoblando telas y dedicándose a trabajos de compostura, mientras un poco más allá encontramos a mujeres enganchadas a los carros con los animales, trabajando a mano los viñedos, cargando pesos que no han sido hechos para ellas y, sin embargo, ganando a duras penas el pan que necesitan.” Fragmento del informe “Investigación y consideraciones de la población en Francia”, 1778, de Jean-Baptiste Moheau, extraído de “La Enciclopedia Histórica y Política de las Mujeres”.

__”Casi todas las mujeres del Tercer Estado nacen sin fortuna; su educación es muy descuidada o defectuosa; (…); saben un poco de todo sin haber aprendido nada. (…) Así están obligadas a entrar en conventos; forzadas a servir; casarse sin dote y vegetar penosamente en un rincón de las provincias y dar a luz hijos que no están en condiciones de criar; si la vejez las sorprende solteras se la pasan llorando y ven que son objeto de desprecio de sus parientes más próximos; y hoy en día la dificultad de subsistir fuerza a miles de ellas a venderse en subasta, ya que los hombres encuentran más cómodo comprarlas por un momento que conquistarlas para siempre.

Para evitar tantos males, Señor, pedimos que los hombres no puedan, bajo ningún pretexto, ejercer los oficios que son atributo de las mujeres, como el de costurera, bordadora, vendedora de sombreros, etc; que se nos deje al menos la aguja y el huso; nos comprometemos a no manejar nunca ni el compás ni la escuadra. Pedimos, Señor, que vuestra bondad nos provea de los medios para hacer valer los talentos con que la naturaleza nos ha provisto a pesar de las trabas que no dejan de ponernos en nuestra educación.

Pedimos que nos asignéis cargos que sólo puedan ser ocupados por nosotras.

Rogamos ser instruidas, poseer empleos, no para usurpar la autoridad de los hombres sino para ser más estimadas por ellos; para que tengamos medios de vivir al amparo del infortunio, y que la indigencia no fuerce a las más débiles (…) a actuar con una indecente audacia que es el oprobio de nuestro sexo y de los hombres que las frecuentan.” Fragmento de “Petición de las mujeres del Tercer Estado”, Cuadernos de Quejas, Francia 1 de Enero de 1789.

Pero en el documento jurídico-político aprobado por la Asamblea Constituyente francesa el 26 de Agosto, “La Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano”, que abre las puertas a un nuevo orden social y establece derechos universales, la situación de desigualdad impuesta a las mujeres y denunciada durante el proceso de cambio político, no sólo es desoída sino que se ve incrementada cuando en 1804 Napoleón Bonaparte instaura el Código Civil Francés, imitado después en toda Europa, (y claramente presente durante la Dictadura franquista) que  restableció, y reforzó, el poder patriarcal dentro de la vida familiar y social estableciendo que las mujeres eran legalmente incompetentes, y por completo dependientes, de la tutela del varón.

Amelia Valcárcel resume este segregacionismo político blindado por el maldito género con la siguiente frase: «A todo efecto ninguna mujer era dueña de sí misma, todas carecían de lo que la ciudadanía aseguraba, la libertad». Y este permanente doble rasero, o en palabras de Ana de Miguel, esta doble verdad aplicada al modelo de socialización humana, tiene su origen y su pervivencia en la metaestabilidad del sistema Patriarcal, concepto acuñado por la Maestra Celia Amorós, que incide en una característica vital para conocer la complejidad y fortaleza del enemigo a abatir: estamos ante un sistema susceptible de transformación constante por parte de los miembros que forman parte de él. La forma de actuar de esta estructura se va adaptando a los distintos contextos políticos, económicos y sociales sin perder su ejercicio de poder.

Y ese poder reside en la legitimación de estructuras de pensamiento supremacistas, cuyo aval es la creación de un relato ficticio sobre la “realidad de la especie humana”.

Un magnífico ejemplo son las afirmaciones de un investigador naturalista de renombre como Charles Darwin, que zanja el asunto respecto a las cualidades y al nivel de competencia propias de cada sexo, desde una posición maximalista con la publicación de su libro en 1871, “El origen del hombre y de la selección en relación al sexo”:

__”La diferencia principal en el potencial intelectual entre los dos sexos se demuestra en que el hombre consigue un nivel más alto de eminencia que la mujer en todo lo que hace, ya sea algo que requiera pensamiento profundo, razón, o imaginación, o simplemente el uso de los sentidos y de las manos. Por tanto el hombre, al fin y al cabo, es superior a la mujer.”

La frase ”Las mujeres probablemente son el grupo humano que más ha sufrido la desigualdad durante la Historia de la Humanidad”, necesita el añadido de “y este ignominioso hecho ha sido validado por todos los varones cuya existencia les debían, y por todos los varones cuya supervivencia garantizaron”.

Varones que además asumieron sin cuestionar la aplicación de la violencia ejercida sobre sus compañeras o sus parientes, y que no ha tenido límites, tal y como afirma Ana Carrasco Conde, profesora de Filosofía Moderna y Contemporánea de la Universidad Complutense de Madrid, y conocida como “la filósofa del mal”: «Las formas más crueles del mal se han ejercido sobre la mujer».

Y lo alarmante es que los descendientes de esos varones no demuestran interés, o directamente muestran rechazo, por profundizar en el conocimiento de esa desigualdad. Desigualdad que además siempre ha ido unida a la minusvaloración y el desprecio resultantes de la segregación generista, y desigualdad acompañada de la aplicación de la violencia.

El mes de Julio de 2023 deja 9 mujeres asesinadas por su pareja, víctimas de una violencia alimentada por el maldito género ante la que nuestras/os representantes políticas/os se están mostrando como unas completas/os incompetentes, porque ni tienen formación especializada en violencia machista ni la han buscado en las personas con formación en estudios Feministas que la podían aportar.

Sea cual sea la configuración del nuevo Gobierno, es imprescindible que entienda que el fortalecimiento de los valores democráticos precisa de políticas igualitarias centradas en la reducción de la creciente brecha entre los sexos, con carácter transversal.

Este titular es del 29 de Septiembre de 2021: “El negacionismo de la violencia machista se dispara entre los jóvenes y un 20% ya no la considera un problema.” Entre los datos expuestos por el Barómetro Juventud y Género realizado por el Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud de la FAD, se observa un aumento de la opinión de que la violencia es “inevitable” y que, si es de poca intensidad, “no supone un problema”. Pero desde el Ministerio de ¿¿¿Igualdad??? y de Educación no se activó ningún plan de colaboración conjunta ante la aceptación de la violencia como “inevitable” y “aceptable”, a pesar de las continuadas críticas por parte de expertas Feministas en materia de violencia sobre el abandono de las políticas preventivas, y sobre la deficiente formación en materia de igualdad entre los sexos que tenían las nuevas generaciones.

Un modelo de sociedad diferente es posible, pero para construirlo con garantías de Igualdad y Justicia social necesitamos dar a conocer el análisis incisivo y riguroso que los estudios Feministas ofrecen, y valentía política para comprometerse a aplicarlo.

Con acreditadas profesionales Feministas podemos contar sobradamente, pero con representantes políticas/os valientes y formadas/os tendremos que esperar a nuevas incorporaciones.

 

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Comentarios

  1. Es Delito de Lesa Humanidad el enriquecimiento en la gestión gubernativa de los “representantes”, el fraude sobre el Estado, el abuso sobre la niñez, la trata, el proxenetismo, el travestismo y sus consecuencias, como toda violencia de género.
    “Las fuertes resistencias contra lo femenino no serían de índole intelectual, sino que proceden de fuentes afectivas; la irresoluble perversión no sublimada y ambigüedad sexual del varón que posee la decisión final en éste esquema, donde lo masculino sigue siendo la ley”. Osvaldo Buscaya
    a) {“Hay necrópolis donde tras analizar genéticamente los restos encontrados hemos podido reconstruir las relaciones de parentesco, y hemos comprobado que los hombres están casi siempre enterrados con sus progenitores, y con sus hijos y hermanos; en cambio las mujeres nunca tienen padres ni familiares próximos, sólo hijas/os. Esto significa que los hombres permanecen en el grupo donde han nacido y por tanto tienen una relación social y familiar muy sólida, y en cambio las mujeres se mueven entre grupos, con frecuencia además faltan hijas, lo que significa que los grupos las intercambian. Así que las mujeres cuando llegan no tienen ningún tipo de apoyo familiar, con lo que están claramente en una posición social mucho más débil.”}
    Pues, desde el momento en que somos concebidos, inevitablemente, reproducimos absolutamente las etapas originales a partir de lo unicelular; llegando, en el transcurso del tiempo, a éste “desarrollo” de lo “humano”, según la interpretación de lo que denominamos cultura – civilización, que impone la dinámica principio de placer – principio de realidad. Éste “desarrollo” evolutivo que privilegiaría al “humano” en su pasaje del animismo, lo religioso y lo científico, que convive en la civilización, conformaría lo conceptual de su amplio campo de la “conciencia”, que suministraría precisamente el material psíquico de representaciones y “recuerdos” que consigue transformar la irresoluble perversión y ambigüedad sexual del varón en la ética y la moral patriarcal. La transexual ecuménica perversa civilización, en su desarrollo, es el relato de un historial patológico que revela ciertas lagunas de su “memoria”; un olvido de hechos reales, una confusión de las circunstancias de tiempo o un relajamiento de las relaciones causales, que pretenden hacer incomprensibles los efectos. No hay ningún hecho del historial patológico perverso e irresoluble del transexual ecuménico perverso patriarcado en que no aparezca alguna de estas formas de la amnesia y cuando las circunstancias, como en el presente, se apremia al transexual ecuménico perverso patriarcado para que llene estas lagunas de su memoria histórica por medio del esfuerzo feminista, observamos el intento de rechazar, con todo género de críticas lo emergente y acabando por sentir como manifiesta, una agresiva molestia cuando por fin surge su irresoluble perversión y ambigüedad sexual.
    b) {“Las mujeres probablemente son el grupo humano que más ha sufrido la desigualdad durante la Historia de la Humanidad. En tiempos más ancestrales quizás se puede explicar por una diferencia de robustez, altura o agresividad entre mujeres y hombres, pero a partir del momento en que la desigualdad se estructura socialmente creo que se debe a una estrategia de control de la reproducción. Y eso implica un control social sobre las mujeres.”}
    Pues, de esta situación deducimos que las “amnesias” del transexual ecuménico perverso patriarcado son el resultado de un proceso de absoluta represión, abuso y sometimiento de la mujer. La labor del feminismo, sería evidenciar y suprimir las “amnesias” del transexual ecuménico perverso patriarcado represor cegando todas las lagunas y aclarados todos los misteriosos “aspectos” de la irresoluble perversión y ambigüedad sexual del varón encarando el fin perseguido de derrotar el transexual ecuménico perverso patriarcado. La “evolución” de la transexual ecuménica perversa civilización patriarcal no sería posible, sin el “concurso” impuesto sobre la mujer, más de la mitad de la “humanidad”, desde la “función” de gestante, cuidadora de la prole y del fuego, del patrimonio, en éste rol pasivo y objeto a disposición del sometimiento y violación; “juego” mercantilista del protagónico transexual ecuménico perverso varón, dueño de la Ley.
    c) {Su objetivo se ha centrado en impregnar las normas, usos y costumbres, impuestas en un primer momento por las leyes religiosas, y establecidas posteriormente por el poder civil, de la artificialidad que ha dado forma en los distintos periodos históricos a la “esencia” masculina y femenina, es decir, al “comportamiento propio de los varones” y al “comportamiento propio de las mujeres”, adaptado en todo momento a los intereses culturales y socioeconómicos de un modelo de sociedad muy concreto, el Patriarcal, auxiliado en todo momento por un modelo de socialización muy concreto, el androcéntrico, y por unas estructuras de pensamiento orientadas al entendimiento de las relaciones humanas con un perfil muy concreto también, el supremacista.}
    Pues, por ahora, no poseemos medio alguno, ni siquiera para prevenir el feminicidio, el abuso sexual, la pedofilia, la prostitución femenina, etc. que satisfaga todas las condiciones justificadamente exigidas. Se plantea así a lo femenino una labor práctica, cuya solución compensaría los esfuerzos del feminismo; la toma del poder, iniciando al mismo tiempo una decisiva transformación de nuestras circunstancias sociales. No terminando aquí las sugestiones emanadas del reconocimiento de la irresoluble perversión del varón, como importancia etiológica, y su evitación habrá de constituir una labor a la que deberá prestarse la máxima atención, que hasta hoy.
    d) {Precisamente por eso, las mujeres que conocen y defienden los postulados ideológicos Feministas hace tiempo que están siendo suplantadas en la práctica política, en la producción académica y cultural, y en el espacio mediático, por personas de ideología progresista carentes de la profundidad de análisis sobre la desigualdad estructural que sólo aportan los estudios Feministas, y que, de forma muy interesada, han sido sustituidos por los estudios de género.}
    Pues, el transexual ecuménico perverso patriarcado, posee una firme conducta solapada, para dominar la sociedad y poder actuar sin limitación alguna. Los integrantes del transexual ecuménico perverso patriarcado, en su accionar se remontan a las influencias de su infancia que determinan su irresoluble perversión y ambigüedad sexual. Nos expone el transexual ecuménico perverso patriarcado a la influencia de su irresoluble perversión y ambigüedad sexual en cada situación que se provoca en la dinámica social. Tal influencia se desarrolla porque la situación de la sociedad, roza inevitablemente su irresoluble perversión y ambigüedad sexual. El drama psicológico del infante varón, su temor a la castración y repudio a lo femenino castrado, se convierte en psicopatológico, cuando la fuente infantil de ese sufrimiento, que hemos de compartir y del cual se espera que derivemos nuestro placer, no es ya un conflicto entre dos motivaciones inconscientes casi por igual, sino entre motivaciones conscientes y reprimidas. Aquí la condición previa para que se dé el goce perverso es que también parte de la ciudadanía, constituida por los varones, sea perversa.
    e) {Un modelo de sociedad diferente es posible, pero para construirlo con garantías de Igualdad y Justicia social necesitamos dar a conocer el análisis incisivo y riguroso que los estudios Feministas ofrecen, y valentía política para comprometerse a aplicarlo.}
    Pues, la irresoluble perversión no sublimada y la ambigüedad sexual del varón que posee la decisión final en este esquema, donde el varón sigue siendo la ley, nos precipita a un desencajamiento que hace retroceder lo “bueno” y aumentar lo “malo” de la comunidad global que afectaría lo local de cada área mundial. Son las mujeres, precisamente desde mi punto de vista la alternativa única para revertir esta tendencia, dado que lo masculino represor no permitió desde el principio de la historia la participación de lo femenino. Hoy por razones que han desbordado la “capacidad” de lo masculino se produce la fisura en el muro implantado contra la mujer y posiblemente estemos en el momento histórico para que enfrenten al verdadero contrincante. Pero es mi lectura de la “cosa”, sin pretender convencer atento que es una elección en los múltiples caminos a seguir. La naturaleza no es amoral ni moral. Lo moral, lo ético es una imposición del encéfalo. La imposición se impone. Imponer es poder. Con el poder se derrota el sistema genocida, con más poder que el del sistema genocida. Siempre es una elección si se presenta la oportunidad, la conveniencia y la interpretación. Siempre sería prevalente la elección y la decisión. Es un hecho de poder; seguir así en esta línea o la mujer intenta otra vía, pero de intentarlo debe derrotar al varón. No tomar el poder le significa, a la mujer, proseguir en el enredo “leguleyo” del varón que abruma con “avances” y elocuencia sobre informes y programas de desarrollo humano. ¿Que serían en realidad estas “disposiciones”, producto del sistema masculino? Papeles “pintados”. No se pretende emitir un juicio de valor, sólo describir desde mi punto de vista. Lo real indicaría que es un juego de “poder” y el problema, en definitiva, es de la mujer.
    Un penoso “conflicto” que la mujer padecería sería; ¿Cómo admitir que el patriarcado es el padre, el hermano, el compañero, el dirigente, el ecuménico, etc., y que en esta regla no habría excepción?
    Señalo en mi Ciencia de lo femenino (Femeninologia) cuanto tenemos que aprender, sobre la estructura de la relación de la mujer con la verdad como causa, en la imposición del transexual ecuménico genocida perverso patriarcado incluso en las primeras decisiones de la simiesca horda primitiva.
    El sentido y la verdad del feminismo (la mujer) es la derrota del varón; perverso irresoluble y ambiguo sexual
    “El feminismo es única y absolutamente la mujer”
    Un travesti o un trans; no es una mujer
    El discurso de la acción femeninológica, de mi ciencia de lo femenino (Femeninologia), expone al varón frente a aquello que ha silenciado en el pasado; el fundamento agresivo que encubre con su hipócrita moral y ética patriarcal, que se demuestran insostenibles en el presente.
    Buenos Aires
    Argentina
    3 de agosto de 2023
    Osvaldo V. Buscaya (1939)
    Psicoanalítico (Freud)
    *Femeninología
    *Ciencia de lo femenino

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