Según el estudio Percepción de la violencia de género en la adolescencia y la juventud, de la Delegación del Gobierno para la Violencia de Género del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, la juventud es algo más tolerante que el conjunto de la población con las conductas relativas a la violencia de control.
La juventud es uno de los colectivos donde más preocupa el aumento de la violencia de género, que ha crecido hasta un 10,6% en el último año. En 2015, 637 menores de 18 años han sido maltratadas y se encuentran bajo una orden de protección o medidas cautelares.
En el caso de Andalucía, el Instituto de la Mujer cuenta ya con un programa propio, el Programa de Atención Psicológica a las Mujeres Menores de Edad Víctimas de Violencia de Género en Andalucía, que atendió a 77 adolescentes por violencia psicológica en el primer semestre de 2016.
Según el estudio, pese a que el 81% conoce la Ley Integral contra la Violencia de Género, el teléfono 016, o recuerda alguna campaña de sensibilización contra la violencia de género, o considera inaceptable la violencia de género así como la violencia física y la violencia sexual, una de cada tres personas jóvenes no identifica los comportamientos de control con violencia de género.
Actitudes de control
Si se atiende a las actitudes de control, la tolerancia, en general, disminuye, aunque también hay variación. En informe señala que está generalizado el que no se acepte que la pareja pueda ejercer control sobre las relaciones que la persona mantiene con amistades y familiares (95-96%).
Sin embargo, cuando el control se refiere a decir las cosas que uno puede o no hacer (con la única diferencia significativa por sexo, la mujer ve inevitable con una frecuencia algo mayor este tipo de control), la permisividad aumenta (85- 86% opinan que es totalmente inaceptable) y todavía más cuando se trata de controlar los horarios del otro (73%).
Uno de cada tres adolescentes/ jóvenes acepta de alguna manera que pueda existir algún tipo de control por parte de su pareja (33%).
Tanto la violencia verbal como la violencia física-sexual están casi universalmente rechazadas entre los/as adolescentes y jóvenes, con valores que para la primera rondan el 95-96% y, para la segunda, el 97-99% (porcentajes siempre ligeramente más elevados entre las mujeres). A pesar de ello, un 7% de la población de estudio considera como inevitables o aceptables en algunas circunstancias al menos una de las dos situaciones de malos tratos verbales contempladas, y casi un 3% en el caso de malos tratos físicos o sexuales.
El 67% considera inaceptable la violencia de control. Es decir, uno de cada tres jóvenes de 15 a 29 años (33%) considera inevitable o aceptable en algunas circunstancias “controlar los horarios de la pareja”, “impedir a la pareja que vea a su familia o amistades”, “no permitir que la pareja trabaje o estudie” o “decirle las cosas que puede o no puede hacer”.
Distinta percepción de la desigualdad de género
En el estudio se revela que son ellas (63%) las que casi con veinte puntos de diferencia con respecto a los hombres (43%) piensan que las desigualdades de género son muy grandes o bastantes grandes, mientras que más de la mitad de los hombres (54%) estiman que apenas existen desigualdades.
Ellas (63%), con casi veinte puntos de diferencia con respecto a los hombres (43%), son las piensan que las desigualdades de género son muy grandes o bastantes grandes
Al tratar ítems concretos de maltrato en el estudio, los hombres más jóvenes pasan a ser el grupo menos crítico con la violencia de control: 66% la consideran totalmente inaceptable frente al 70% del total de hombres.
En definitiva, y aunque las diferencias son pequeñas, los jóvenes de 15 a 29 años son algo más tolerantes que el conjunto de la población con la violencia de control. Las mujeres, en todos los tramos de edad, suelen ser menos transigentes con cualquier tipo de maltrato.
Estereotipos sobre agresores y víctimas
En los estereotipos sobre las víctimas de malos tratos prevalece la idea de que se aguanta la situación por los hijos e hijas, a lo que sigue la concepción de que es la falta de solvencia económica la que también contribuye a alargar el vínculo con el agresor. Un 88% de la población adolescente y joven en España se manifiesta bastante o muy de acuerdo con la idea de que las víctimas de violencia de género aguantan por los/as hijos/as.
Un 37% coincide con la opinión de que las mujeres sufren maltrato porque lo consienten y un 29% creen que las mujeres maltratadas tienen menor formación.
Este porcentaje es de un 55% aproximadamente cuando se plantea la situación de que lo consienten por la dependencia económica. Un 37% coincide con la opinión de que las mujeres sufren maltrato porque lo consienten y un 29% creen que las mujeres maltratadas tienen menor formación.
Por lo que se refiere a los estereotipos ligados al agresor, un 38% cree que hay más agresores entre los extranjeros que entre los españoles, y un 40% considera que los agresores suelen tener alguna enfermedad mental.