Microteatro Málaga dedica la cartelera del mes de noviembre a la igualdad

Redacción Tribuna
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Ayer miércoles 2 de noviembre arrancaba la cartelera de Microteatro Málaga con una serie de obras centradas en la igualdad. Durante los jueves, viernes y sábados del mismo mes, Microteatro Málaga llevará a escena cuatro obras de cuatro escritoras españolas -Pilar Adón, Cristina Consuegra, Lola López Mondéjar y Remedios Zafra-. Los monólogos escritos ex profeso para el cartel de noviembre tienen una duración aproximada de quince minutos y aportan diferentes miradas sobre diversos asuntos relacionados con la igualdad en la sociedad actual.

La propuesta nace de la mano de Gonzalo Campos, desde hace tres años programador de Microteatro Málaga, quien ha logrado que premios Goya, Max o Planeta hayan desfilado por sus salas. Haciendo propias las palabras de Lorca, Campos considera que la disciplina teatral debe tener como principal objetivo educar a las multitudes y eso es lo que intentan impulsar desde Microteatro Málaga: utilizar el teatro como espejo desde el que la sociedad pueda mirarse y observar su fragilidad, vulnerabilidad y retos a conquistar. «Las Artes Escénicas son armas muy poderosas a la hora de lograr una sensibilización que por otras vías brillaría por su ausencia. Lo son porque no existe un soporte comunicativo capaz de generar tamaño nivel de empatía. La (des)igualdad es una de las grandes lacras sociales del mundo moderno, y es una obligación del Teatro a través de su acción tratar de «humanizar» conciencias. A partir de esta idea contactamos con las autoras, que no se lo pensaron dos veces para subirse a bordo y hacer posible está iniciativa de la que estamos muy orgullosos».

Cuatro visiones sobre la igualdad

Las cuatro propuestas teatrales están dirigidas por otros cuatro directores y directoras; Nacho Albert pondrá en escena Memoria, de Cristina Consuegra; Mercedes León hará lo propio con El sueldo, de Lola López Mondéjar; Samuel Pinazo Laquestapeor, de Remedios Zafra, y Carmen Ruiz- Mingorace, Pro-creatio, de Pilar Adón.

La escritora Pilar Adón ha manufacturado el monólogo Pro-creatio, un texto en el que establece un diálogo entre una madre y una hija acerca de las aspiraciones de cada una y de cómo esas aspiraciones, muy diversas, hacen que choquen en sus planteamientos y en su manera de relacionarse. Los temas que suscitan esos enfrentamientos guardan relación con la libertad a la hora de elegir vocación y profesión, el de la manera de enfrentarse a la realidad de la vida, el del concepto que defiende cada una sobre lo que es una buena vida y, principalmente, el de la maternidad. La madre quiere que su hija lleve una vida clásica, pero la hija no quiere que la madre vea en ella a un útero que ha de servir para algo. Mientras la madre busca la felicidad de su hija en función de un modo tradicional de comportarse, la hija aspira a ser libre, a deshacerse de ataduras y prejuicios. Adón se planteó desvelar ciertas imposiciones de la sociedad patriarcal en una relación materno-filial, sin necesidad de incluir la figura del padre, ya que gran parte de los miedos, las cortapisas, los temores acerca del qué dirán, se nos inculcan desde la infancia por vía materna.

«El padre ha sido generalmente una figura demasiado alejada, que no estaba presente para plantear siquiera esos temas en una conversación. No había nada que plantear porque las cosas eran así y, para ellos, siempre seguirían siendo así. El padre estaba muy por encima de cualquier consideración teórica. Por eso era con las madres, en cambio, con quienes se daban esas conversaciones, y en ellas normalmente la hija cedía por agotamiento o por el gran amor profesado a la madre, que termina venciendo cualquier resistencia. Cuando los miedos y las imposiciones nos llegan de aquellos a quienes más queremos y que más nos quieren, no caben las venganzas ni las malas artes. Sólo cabe una expresión sincera de lo que se quiere y de aquello a lo que no se puede renunciar. La hija que protagoniza esta pieza descubre que, a pesar de la oposición, la madre no actúa de mala fe. Jamás podría actual de mala fe. Todo lo hace «por el bien» de su hija. Y esa realidad hace que cualquier decisión en contra de la voluntad materna sea mucho más complicada. El amor es inmenso, y con él tienen que convivir las ansias de libertad, de cambio y de pretensión de igualdad con los varones de esa misma familia».

 

Para Remedios Zafra, cuya propuesta se inspira en su novela #Despacio (Caballo de Troya), «Laquestapeor nació como parodia de un posible invento capitalista que buscaría resignarnos en un mundo cada vez más desigual, recordándonos que el listón de lo que somos capaces de soportar está siempre más alto -lo va subiendo ella, esa ficción, la más pobre, infeliz, agotada, desgraciada y enferma, la más desdichada que siempre es “otra”… ya se ocupará el sistema de que la veamos-, y creo que Laquestapeor tiene que ver con un momento de crisis en el que el Estado abdica sus responsabilidades sociales especialmente en las mujeres, a las que -valiéndose de la inercia social- se carga con el cuidado y la asistencia a personas a las que no llegan las ayudas de dependencia u otras ayudas sociales».

 

Por su parte en El sueldo, de la escritora Lola López Mondéjar, pretende analizar, indagar en lo que sucede en una joven pareja cuando los papeles se invierten y es el hombre quien se ocupa, sin remuneración alguna, de las tareas del hogar, tras ser expulsado del mercado de trabajo. En palabras de su autora, «quiero mostrar los efectos que produce en las relaciones íntimas de la pareja una masculinidad no convencional, así como el esfuerzo de muchas mujeres por adaptarse a estas nuevas circunstancias, donde los hombres ocupan la posición de subordinación económica que antes ocupaban las mujeres». La obra muestra, en clave de comedia, la solución que los protagonistas adoptan para conciliar una educación tradicional, que exige que los hombres enarbolen los estandartes del poder económico para ser eróticamente deseables, y una realidad que, a veces, coloca a estos mismos hombres en posiciones de igualdad, cuando no de desventaja, frente a sus mujeres. «He querido subrayar las contrariedades no tanto conscientes, el hombre y la mujer que protagonizan El sueldo desean y buscan la igualdad, sino inconscientes, de esta circunstancia».

Memoria cierra la trilogía iniciada por la autora, Cristina Consuegra, con Fragilidad, un monólogo que parte de la poética de Otelo, de William Shakespeare, para ofrecer al espectador un relato sobre la violencia de género y al que sigue Nolugar, una pieza en loop, que camina entre lo escénico y lo performático, y que tiene su punto de partida en cómo personas con nombre propio, con una vida propia, son condenadas al anonimato, reducidas a masa, por los conflictos geopolíticos. En Memoria, Consuegra busca poner el foco de atención en todas aquellas variables relacionadas con cómo, este sistema económico, nos ha igualado en la desigualdad, cómo a las mujeres se las obliga a mantener sus roles de ciudadanas de segunda categoría, -mientras hacen todo tipo de equilibrismos para mantener los pocos derechos que atesoran-, al tiempo que se reflexiona sobre la desigualdad en la que la sociedad contemporánea se ha sumido, una desigualdad que ha llegado a todos los campos del ser humano, el personal, profesional, educacional e, incluso, familiar.

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