Enfrentaron peligros y trastornos inimaginables, como sus tradiciones puestas cabeza abajo y sus cónyuges enviados a los campos de exterminio; ellas mismas se vieron impedidas de desempeñar su labor de cuidadoras y empujadas a incorporarse a la fuerza de trabajo, donde fueron víctimas de la humillación y de los abusos. A pesar de los peligros y de la atrocidad, se sumaron valientemente a la resistencia, introdujeron en los guetos alimentos de contrabando e hicieron sacrificios desgarradores para mantener vivos a sus hijos. Su valentía y su compasión son motivo de estímulo hasta el día de hoy”
BAN KI-MOON, Secretario General de las Naciones Unidas 27 de enero de 2011
Desde “Pensando Alcorcón” siempre hemos creído en que el camino para una sociedad mejor pasa necesariamente por la educación. Ofrecemos cuando está publicado a la sociedad, especialmente a formadores, padres y educadores con el fin último de evitar que este tipo de situaciones vuelvan a repetirse.
En otros post hablaremos de los opresores, del sistema, de cómo esto fue posible… sin embargo en este hablamos sobre heroínas, sobre mujeres que con su ejemplo nos enseñan que a veces hay que arriesgarse y enfrentarte a la norma general, que cuando las leyes son injustas, es preciso desobedecerlas. Mujeres que decidieron no acallar su conciencia y actuaron en consecuencia. Mujeres cuyos esfuerzos y ejemplo no estamos dispuestos a que se olviden.
Porque la única manera de evitar que esto ocurra de nuevo es contarlo una y mil veces de principio a fin.
La solidaridad de las mujeres dentro de los campos