María Delgado y Semíramis González. –
La presencia de la mujer en las esferas de poder sigue siendo muy baja. Así, si en el mundo empresarial o político las mujeres sigue siendo minoritario y en los principales órganos judiciales, esta tendencia se repite. Esta es una de las principales conclusiones del informe Informe sobre la Estructura de la Carrera Judicial publicado por el Consejo General del Poder Judicial donde se muestra cómo el porcentaje de hombres es muy superior al de mujeres en las Audiencias Provinciales, Tribunales Superiores de Justicia, en la Audiencia Nacional y el Tribunal Supremo.
En concreto, según los datos que se recogen en este informe:
- En el Tribunal Supremo hay 11 juezas en activo, frente a los 68 varones que trabajan en este órgano.
- En la Audiencia Nacional esta diferencia se ve reducida aún se observa un fuerte desigualdad ya que en esta institución hay 22 magistradas frente a los 41 magistrados.
- En lo que respecta a los Tribunales Superiores de Justicia, el número de juezas asciende hasta 304, mientras que el de varones en esta posición se sitúa en 404.
- Por último, en las Audiencias Provinciales, existen 599 mientras que sólo hay 350 mujeres en la misma posición.
Así mismo, tal y cómo muestran los datos, las mujeres siguen sin estar presenten en los principales órganos judiciales y han quedado relegadas a puestos «de menor rango» como los Juzgados de Violencia sobre la Mujer, donde suponen el 67,3% de los titulares, seguidos de los Juzgados de Primera Instrucción (64,9%); el Registro Civil Exclusivo Único (64%); los Juzgados de Primera Instancia (61,6%); los Juzgados de Menores (60,5%); y los Juzgados de lo Penal (60,2%).
Desde la Asociación de Mujeres Juezas (AMJE) trabajan para fomentar la igualdad en este campo a través de políticas activas que equiparen la presencia del sexo femenino en estos órganos judiciales de primer rango. AMJE, asegura que «aunque ha habido una mejora respecto a los años anteriores, las mujeres avanzan en la carrera judicial de forma mucho más lenta a cómo lo hacen los hombres, sobre todo en lo que se conoce como la cúpula judicial, es decir en cargos discrecionales como los del Tribunal Supremo». Además, la asociación argumenta que la carrera judicial es un reflejo de la sociedad actual, «si la sociedad es machista, también lo es la Justicia», explican. De hecho, afirman que en el ámbito jurídico son los hombres los que promocionan en la profesión y siguen formándose, mientras la mujer queda relegada al cuidado familiar. Una realidad que se sustenta en diversos datos como el hecho de que suelen ser los hombres los que no se piden excedencia y además, combinan su carrera laboral con la docencia, siendo hasta un 78 por ciento de los varones quienes mejoran su carrera formativa frente a un 22 por ciento de las mujeres. Ante esta realidad, AMJE ha llevado a cabo varias propuestas para paliar esta desigualdad como algunas reformulaciones al Plan de Igualdad en los principales órganos del sistema judicial, de la Comisión de Igualdad del CGPJ.
Por otra parte, Ana María Pérez del Campo, presidenta de la Federación de Asociaciones de Mujeres Separadas y Divorciadas, asegura que estos datos son «una manifestación más de la discriminación que subsiste en todas las profesiones. Así Pérez del Campo recalca: «a las juezas hay que decirles que entrar en la carrera judicial significa transformar los modelos , no repetir los errores de los hombres que han ejercido el poder. Las mujeres se están incorporando a profesiones muy masculinizadas donde es necesario transformar los modelos existentes». Por último, Pérez del Campo afirma que «el sistema patriacal pervive y es responsabilidad el poder dominante, que es masculino, pero también de quienes perpetúan este sistema consolidando la desigualdad».