¿Cómo lograr la igualdad entre hombres y mujeres en los cuidados domésticos?

María Delgado
María Delgado
Periodista. Interesada en la información política y económica y también en la comunicación política.
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El trabajo doméstico y de cuidados contribuye al desarrollo económico y al bienestar humano, pues favorece el desarrollo de personas productivas y capaces de aprender y de desplegar su creatividad. Aunque se trata de una actividad necesaria para el progreso de la sociedad, es cierto que ésta en su mayor parte sigue recayendo en las mujeres. Es uno de las conclusiones que se desprende del informe El progreso de las mujeres en el Mundo 2015 – 2016. Transformar las economías para realizar los derechos.

El principal problema es la falta de otros medios que ayude a las mujeres a dejar a un lado estas cargas y también el machismo que sigue existiendo en la sociedad donde el hombre siguen sin hacerse cargo de este tipo de tareas. En ausencia de servicios de cuidado adecuados, el hecho de que la mayor parte del trabajo doméstico y de cuidados no remunerado recaiga sobre las mujeres puede reforzar su desventaja socioeconómica, dado que limita su acceso a la educación, a la atención de la salud y al empleo remunerado así como su participación en la vida política y cultural (véase el gráfico).

Para lograr la igualdad sustantiva para las mujeres, es necesario reconocer, reducir y redistribuir este tipo de trabajo. Para ello, es necesario adoptar las medidas siguientes:

  1. Aumentar las inversiones en infraestructura básica, como instalaciones sanitarias y de abastecimiento de agua accesibles, asequibles y que cumplan las normas de calidad.
  2. Fortalecer los servicios sociales básicos, como la educación y la salud, que complementan las labores de cuidados no remuneradas y constituyen un nicho de empleo muy importante para las mujeres.
  3. Apoyar a los cuidadores y cuidadoras que no perciben remuneración por este trabajo, asegurando que participen en la formulación de políticas y reconociendo que son muy importantes para el buen funcionamiento y la solidez de los sistemas públicos de cuidado, a los que, sin embargo, no deben sustituir.
  4. Proporcionar servicios de cuidado infantil y de personas mayores accesibles, asequibles y de calidad, garantizando que respondan a las necesidades de los padres y madres que trabajan de forma remunerada y de otros cuidadores y cuidadoras no remunerados.
  5. Trabajar en pos de un sistema integral de licencias remuneradas de maternidad, paternidad y parentales para todos los trabajadores y trabajadoras, incluidos los que trabajan en la economía informal, y establecer incentivos especiales para que los padres asuman la parte que les corresponde de este tipo de trabajo.

Gráfico mujeres

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