Aunque eliminar la brecha de género debe ser una tarea fundamental, hasta el momento sigue estando presente en todos los países del mundo. Esta es una de las conclusiones que se extraen del informe de la ONU El progreso de las Mujeres en el Mundo 2015-2016. Transformar las Economías para realizar los Derechos. La tasa de participación de las mujeres en la población activa todavía está muy por detrás de la de los hombres en todas las regiones. Por ejemplo, menos de la cuarta parte de las mujeres del Oriente Medio y el Norte de África y la tercera parte de las mujeres de Asia Meridional participan en la fuerza de trabajo, en comparación con al menos las tres cuartas partes de los hombres en cada región, y los cambios producidos en las brechas de género desde 1990 son escasos. En estas regiones, la capacidad de las mujeres para desempeñar un trabajo remunerado fuera del hogar está limitada por rígidas normas sociales y por determinadas expectativas culturales acerca del papel de las mujeres en el seno de la familia y en la esfera pública.
Para aquellas mujeres que se incorporan a la población activa, las normas sociales también pueden limitar los tipos o las ubicaciones del trabajo que pueden realizar, así como sus ingresos y su capacidad para mantener el control sobre ellos. Por ejemplo, la práctica del purdah o aislamiento en algunas comunidades significa que las mujeres están confinadas a trabajar en el hogar o en ocupaciones exclusivamente femeninas. La infografía que aparece arriba muestra que las brechas de género en la tasa de participación en la población activa varían por edad además de por región. Mundialmente, las brechas suelen ser menores en los grupos de edad más jóvenes y aumentan de forma marcada cuando las mujeres llegan a sus años reproductivos. Aunque las brechas de género se han venido reduciendo en este grupo etario en algunas regiones, las elevadas disparidades en la tasa de participación en la población activa en los años en los que las mujeres tienen hijas e hijos indican que la combinación del trabajo remunerado y el no remunerado sigue siendo un importante desafío en todo el mundo.
En la mayoría de las regiones, las brechas de género en la tasa de participación en la población activa solo vuelven a disminuir después de los 65 años, cuando las mujeres y los hombres empiezan a jubilarse.
En la mayoría de las regiones, las brechas de género en la tasa de participación en la población activa solo vuelven a disminuir después de los 65 años, cuando las mujeres y los hombres empiezan a jubilarse. La excepción a esta norma es el África Subsahariana, donde el 41% de las mujeres y el 63% de los hombres de 65 años o más se encuentran activos. Las altas tasas de pobreza entre la población de edad avanzada y el limitado alcance de las pensiones hacen que en esta región sea imposible jubilarse para las mujeres y los hombres por igual.