Las mujeres que corremos llamamos la atención. Yo no llevo mucho haciéndolo, unos 8 meses y reconozco que estoy enganchadísima. Me encanta ese tiempo solo para mi, para pensar en mis cosas o no pensar. Me encanta el frío que entra por la garganta cuando sales por la noche. Me gusta todavía más cuando puedo salir con luz e irme al campo. Y todavía más cuando ha terminado de llover y el campo huele a tierra.
Adoro esa sensación de satisfacción cuando terminas; esos minutos en los que has parado, pero sigues sudando y empiezas a sentir cómo las endorfinas te invaden.
El pasado sábado se celebró la RTR de Hoyo de Manzanares y me apunté a mi primera carrera. Ahí me dí cuenta que correr me gusta mucho más de lo que pensaba.
Fuimos 905 participantes, de los cuales sólo 162 éramos mujeres. En la categoría de 17 kilómetros tan solo competíamos 58 frente a los 429 hombres. Es decir, por cada mujer que corría, había casi 8 hombres.
Una cuestión de usos del tiempo
Debe ser que a las mujeres no nos gusta mucho hacer deporte. De hecho, cuando salgo con la bici los fines de semana, a penas me cruzo con más mujeres.

Echando un ojo a las estadísticas del uso del tiempo, da la impresión que a las mujeres nos debe gustar mucho más atender el hogar y a la familia ( dos horas más al día que a los hombres) y menos trabajar (casi una hora y media menos al día) y menos el ocio, la vida social y el deporte.
Así que me doy cuenta que cuando salgo a correr por la noche, mis congéneres deben estar haciendo la cena o acostando retoños.
Espacio público y cultura de violación
Claro, que igual lo que pasa es que no ven la necesidad de pasar miedo y sentirse acosada por la noche. Casi todos los días que salgo a correr pasa algún coche con alguien que te dice cosas, o que te echa las luces, o que te pita o que, incluso, te sigue unos metros. Desde el coche. Tu corres por la noche, con la calle desierta, mientras notas como un coche con un tipo dentro se sigue mientras te mira el culo.

Vete a un gimnasio y las clases de spinnig está llena de mujeres; sal a la calle y la historia es otra.
Cada 8 horas se abusa sexualmente de una mujer. Es decir, cada 8 horas se utiliza la violencia sexual (extrema) para recordarnos a las mujeres que la calle ( y el espacio publico) y sobre todo a determinadas horas, no es para nosotras. El espacio público es aquel en el que los hombres ( no todos) tienen el derecho de usar el cuerpo de las mujeres como les venga bien.
+Referentes, — determinismo biológico.
Según los medios de comunicación, el sábado pasado hubo un ganador claro en la RTR de Hoyo de Manzanares…cuando en realidad había 4 categorías de competición.
Esta es la realidad de la competición deportiva; a pesar de que poco a poco las cosas van cambiando, las mujeres están infravisibilizadas en los medios de comunicación frente a los hombres.
Es curioso cómo opera el negocio del deporte profesional; las últimas olimpiadas fueron las mujeres quienes más medallas sumaron a la cuenta española, pero sin embargo los medios de comunicación dieron mucha más cobertura a las competiciones en las que los hombres participaban.
Muchos dicen que el deporte masculino es más espectacular que el femenino y entrar en este debate inevitablemente lleva a hablar de las diferencias biológicas entre mujeres y hombres que si, son innegables…pero debe ser que saltar 7,52 de longitud está al alcance de cualquiera.

Esto genera un círculo vicioso; hay pocas mujeres que compiten profesionalmente y al no haber referentes, es difícil incentivar que haya más. A mi me motiva y me hace trabajar más duro saber que la ganadora de la RTR corrió la carrera a 4,37 el mil a que el ganador de los 8k lo hizo en 28 minutos.
La nota positiva
Pero la realidad es que el sábado había mujeres corriendo. 162 concretamente.
162 mujeres que negocian espacios dentro de sus vidas familiares. 162 mujeres que desafían lo estándares sociales y pelean por correr más rápido. 162 mujeres que compiten, 162 mujeres que moldean su cuerpo para correr y no para cumplir los cánones de belleza. 162 mujeres a las que sus hijos e hijas ven cómo se van a entrenar y cómo se cuidan de forma saludable.
Muchas de ellas acudían a la prueba con sus familias, que les esperaban orgullosas en la meta conscientes de que las carreras que ellas corren no acaban en la meta y no sólo se corre en el circuito.
