Conmigo no contéis

Eduardo Aguayo
Eduardo Aguayo
Biólogo y otras cosas, gay, padre.
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Uno de los libros que más me marcaron en mi adolescencia fue “La Metamorfosis” de Kafka. El libro tiene varias interpretaciones, una de ellas trata sobre el bienestar de los demás. Esto lo podemos identificar en la obra en la situación en la que se encontraba Gregorio, ya que sobre él recaía todo el peso de mantener económicamente a su familia. Sin embargo, cuando la situación gira y ahora es la familia la que tiene que hacerse cargo de Gregorio, ésta rehúye responsabilidades y lo dejan morir.

A lo largo de estos últimos años he ido tomando decisiones que ante muchos me han podido convertir en el bicho que no quieren mirar. A veces la vida te pone ante opciones y mi consejo es que toméis aquellas que os dejen dormir con la conciencia tranquila por las noches. Una de estas decisiones en mi caso fue como llegar a la paternidad, y opté por un camino ético que respeta los Derechos Humanos, el acogimiento. Otra de las decisiones ha sido tras conformarme una idea clara tras leer, e investigar, mi opinión en contra de los vientres de alquiler.

Esto ha hecho que dentro del colectivo homosexual masculino algunos me vean como un paria, pero creedme me da igual.

El día que se debatía la propuesta de Ciudadanos en la Asamblea de Madrid sobre los vientres, me dediqué a leer comentarios en las redes sociales, hubo uno que me llamo la atención; lo copio literalmente:

“Por favor que alguien nos explique que está pasando!!!
Si los partidos interesados en el dinero y no en las personas están votando a favor de la gestación subrogada, ¿qué es realmente lo que se está proponiendo???”

¡Sorpresa! Tal vez algunos se estén despertando y se estén dando cuenta que el colectivo ha mutado y pensando egoístamente en sus deseos personales han abandonado la protección de los derechos de la mujer.

Algunas asociaciones se han convertido en la familia de Gregorio el protagonista de “La Metamorfosis”.

El día 1 se presenta una especie de manifiesto por parte de COGAM pidiendo la manera “altruista” de los vientres de alquiler, y están pidiendo adhesiones. Ante esto, mi negativa. Sólo recordar que:

El altruismo intenta dar una capa de solidaridad que es una ilusión porque en un país en el que tantas cosas se pagan en “B” no tenemos medios para asegurar que no se realizan este tipo de pagos. Además en países donde existe esta forma, como en el Reino Unido, se siguen comprando vientres en otros países, habiendo servido sólo para normalizar la práctica.

Por otro lado, se profundiza en la idea machista de mujer abnegada ante los deseos de otros.
También podrían existir presiones psicológicas dentro de las familias para la utilización de los úteros de sus mujeres.

En los años 80, 18 madres de alquiler formaron en EE.UU. un  grupo contra esta práctica argumentando que al cabo de 6 meses aproximadamente empezaron a sentir depresiones tras el llamado “altruismo eufórico”

Y por último, parece un chantaje en toda regla a nuestras mujeres: o cedéis y nos dais vuestros úteros altruistamente o nos vamos a la India.

¡Conmigo no contéis!

 

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Comentarios

  1. En realidad eso es lo que quieren, que se legalice, aunque sea con mínimos, para poder ir a la India a comprarse hijos baratos a la carta.

  2. Buen artículo pero yo añaridía un detalle más: No tengo derecho a ser padre, ni como gay ni como hetero. Es decir no existe el derecho a serlo. Tengo el derecho a intentarlo, a depositar mi semilla, a probar suerte, y obviamente a no ser discriminado en los tratamientos de fertilidad por mi condición sea cual fuere, pero no puedo exigir a los poderes públicos que ese embarazo llegue a buen término, que el niño sea sano y me sea entregado automáticamente y opinión de la madre por pagar el gasto médico de su embarazo; de la misma manera que no puedo exigir a los poderes públicos que si cumplo todos los requisitos, me den automáticamente un hijo en adopción. Incluso en una adopción, habiendo cumplido todos los requisitos, lo cierto es que lo que prima es el interés del menor, no el de los padres. Si de lo que se trata es de normalizar el irse a un país pobre a alquilar úteros a cambio de dinero (en la necesidad no hay libertad posible, que no me vengan con cuentos). que se diga claramente.

    Y aquí viene la segunda parte: ya me parece retrógrado iniciar todo el proceso sin importar cuál es la opinión o los derechos de un niño que viene al mundo en un vientre alquilado, (¿tiene derecho a conocer a su madre biológica?) , pero es que además el machismo del COGAM me ha dejado de piedra: disponer del útero de una mujer a cambio de dinero me parece denigrante, atentatorio contra la dignidad e integridad física de la mujer. Por cierto no es verdad que sea un asunto que interese a todo el colectivo. A mí no me interesa. Y creo que a mis amigas lesbianas también. No es una reinvindicación de todo el colectivo LGTB en absoluto, ni siquiera de una mayoría de los chicos.

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