Este verano iniciativas como la puesta en marcha por el Instituto de la Mujer de Castilla la Mancha están dado un paso decisivo en la prevención de un tipo de agresiones sexuales poco visibles y poco mediáticas: las que se producen cuando el agresor suele ser un conocido de la víctima, un amigo, una expareja, un vecino o un conocido reciente. Hasta en el 70% de las mujeres agredidas con Sumisión Química mantenían este tipo de cercanía con el victimario.
El Instituto Nacional de Toxicología alertó, hace tiempo, sobre el aumento de la utilización de sustancias que buscan manipular la voluntad y disminuir la capacidad para identificar una situación peligrosa o para resistirse en los casos de agresiones sexuales.
En el contexto de las agresiones sexuales por Sumisión Química la ingesta de la sustancia incapacitante no siempre es involuntaria. Con frecuencia existe un consumo voluntario de alguna sustancia como el alcohol y/o drogas. Estas es la situación previa de la que sirve el victimario para cometer lo que sin duda es un delito: un acto sexual no consentido.
La Sumisión Química anula la voluntad y el recuerdo de lo ocurrido y así se dificulta probar el delito, máxime cuando el retraso a la hora de solicitar ayuda (hasta 20 horas, según estudios) facilita la eliminación del tóxico.
También apuntan los servicios de salud «la fácil confusión de este cuadro clínico con el de una intoxicación etílica voluntaria». La amnesia parcial o total de los hechos y el estado de confusión en el que se encuentra la víctima se convierten en un obstáculo a la hora de la valoración forense, máxime si los profesionales no están entrenados en la identificación de esta sintomatología que presenta por otro lado, síntomas inespecíficos, donde ni la exploración física permite observar lesiones genitales, debido a la falta de resistencia como consecuencia de la anulación previa de la voluntad.
Los protocolos forenses recuerdan que el relato más frecuente que hacen las víctimas, es que «estaban en una fiesta, una cena de trabajo o incluso en casa de un amigo-conocido y que tras consumir una bebida perdió la conciencia».
En esas circunstancias, la confusión y falta de recuerdo de lo que ha pasado te sumen en la incertidumbre. Al final tan solo se tiene «la sensación» de haber mantenido relaciones sexuales no consentidas.
Si esto ocurre es importante saber que es necesario obtener las muestras biológicas de la víctima lo antes posible a fin de evitar la desaparición del tóxico del organismo. Así lo estipula las «Instrucciones de actuación en casos de agresión sexual con sospecha de intoxicación» dirigidas a los servicios médico forenses de los Institutos de Medicina Legal.
Quien tenga «esa sensación» debe saber que el alcohol, utilizado en el 75% de los casos de Sumisión Química (sólo o asociado a otro tipo de sustancia), es detectable en sangre y orina hasta varias horas después de la ingesta. Ese es el plazo para proceder a dejar constancia de que hubo un abuso sirviéndose de un estado de confusión, y una actitud de consentimiento viciada.
la Sumisión Química es una de las formas que aparecen en el catálogo de las «violaciones en cita» que el Instituto de la Mujer de Castilla la Mancha está tratado de prevenir con su campaña de verano.
Hay otras más sutiles asociadas al chantaje de que debes satisfacer una imperiosa necesidad sexual o aquellas que se sirven del mito sobre la incapacidad de los hombres de controlar sus instintos sexuales en una mera relación de flirteo y que ha servido históricamente para crear un derecho, no escrito, a imponer una relación sexual a aquellas que inicien un coqueteo.
Hay que felicitarse por estas iniciativas que acercan a las y los adolescentes herramientas contra cualquier estrategia que vicie el consentimiento explícito y que les permiten aprender a manejar estas situaciones. Campañas que desde el empoderamiento, enseñan a marcar los límites y a saber, y hacer saber, que tu cuerpo no se toca sin permiso.
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Uno de los contenidos de la campaña «sin un Si , es NO»