Instrucción del Ministerio del Interior para mujeres víctimas de violencia de género es un manual para vivir en clandestinidad. Porque sí, porque ese me parece a mí que es el contenido del folleto que la policía va a repartir a las mujeres que denuncien ser víctimas de malos tratos por parte de sus parejas. Un auténtico manual para vivir a escondidas, como se hacía respecto a la policía en los tiempos de clandestinidad, pre democráticos. Cambiar de rutas, buscar vecino/as cómplices, saber contraseñas y no teníamos habitación del pánico en casa para escondernos porque el presupuesto no nos daba para eso.
Es la parte divertida de este manual del Ministerio del Interior, al que están dando tanta publicidad. Pero siento vergüenza al leerlo, como mujer que llevo muchos años luchando personal y profesionalmente contra esta lacra. Es una fotografía clara del retroceso que estamos sufriendo en la lucha contra la violencia machista.
La instrucción comentada, además de ser un manual para vivir de forma clandestina, contiene claro está recomendaciones que son de pura lógica, que las asociaciones de mujeres venimos haciendo, de manera oral y por escrito (¡tantos manuales hemos hecho para protegerse del maltratador!) desde hace muchos años también. E incluso hay alguna recomendación que puede rozar el ilícito penal, como es la de invitar a cambiar las cerraduras de casa, sin advertir que para ello se tiene que haber conseguido la atribución del derecho de uso de la misma.
Las asociaciones de mujeres no podemos garantizar la seguridad de las mujeres víctimas de malos tratos; no es nuestra función ni tenemos medios para ello y por eso hacemos recomendaciones, folletos, y muchas cosas más. Pero la policía puede y debe proteger a las víctimas de los delitos y, entre ellas, a las mujeres víctimas de violencia de género. Con este folleto, se descarga sobre las mujeres su propia protección.
Cuando hemos descubierto que en Zaragoza no recogieron en una Comisaria de Policía la denuncia de una mujer que a los dos días fue víctima de un intento de asesinato, porque no la creyeron, la reacción no puede ser tirar balones fuera y responsabilizar a las propias mujeres y a sus vecino/as de su propia seguridad.
La víctima, la mujer maltratada, tiene derecho a vivir en paz y no se le puede condenar a vivir en clandestinidad. Todo lo contrario de lo que se recomienda en esa Instrucción de la policía. Las mujeres víctimas tienen derecho, como ciudadanas que son, a que el Estado, la Policía, impida que el maltratador vuelva sobre ellas. Porque la Policía tiene que controlar a los delincuentes y garantizar la vida en paz de las víctimas.