Cine: “Los padres fantásticos”

Octavio Salazar Benítez
Octavio Salazar Benítez
Catedrático de Derecho Constitucional en la Universidad de Córdoba. Feminista, cordobés, padre QUEER y constitucionalista heterodoxo.
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Tribuna Feminista, en colaboración con Clásicas y Modernas, asociación para la igualdad de género en la cultura.

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Ya estamos acostumbrados a que la mayoría de las películas, incluso aquellas que pretenden romper con los discursos homogéneos, maltraten a las mujeres. Ellas suelen ser invisibles, secundarias o, en el mejor de los casos, las malas malísimas o las detonantes de una acción que posteriormente protagoniza un varón. Captain Fantastic, que es una película más que interesante, insiste en la jugada: este relato de una familia atípica empieza justo cuando muere la madre después de una larga enfermedad, de manera que es apenas una sombra, un recuerdo y un mero pretexto finalmente para los momentos más sensibleros de la historia. Una historia en la que vuelven a ser los hombres los encargados de imponer y restaurar el orden.
Como bien indica su título, el héroe en este caso vuelve a ser un hombre. El padre que interpreta con su habitual poderío Viggo Mortensen, el cual llega incluso a mostrar su esplendoroso físico en una toma que nada tiene que ver con las que normalmente el cine usa para mostrarnos los cuerpos femeninos, es un héroe también en los errores, en sus fragilidades y en lo que él mismo empieza a percibir como un fracaso. Es decir, lo más interesante de esta película es que el sujeto masculino es también un ser lleno de grietas y que se ve obligado a asumir su humana vulnerabilidad. La escena en la que acaba afeitándose la frondosa barba es la metáfora más evidente de lo frágil y desnudo que se ha quedado ante una realidad en la que no sirven sus planteamientos teóricos.

Lo más interesante de esta película es que el sujeto masculino es también un ser lleno de grietas y que se ve obligado a asumir su humana vulnerabilidad.

Más allá de ese retrato masculino, la película de Matt Ross es una sugerente fábula que nos permite reflexionar sobre el siempre complejo ejercicio de la paternidad y la maternidad, entendidas ambas en lo que suponen de responsabilidad educativa y de transmisión de determinados valores. Todos los que somos padres vivimos siempre en la tensión que provoca saber que nunca haces lo correcto, que te quedas a medias o que es imposible mantener el adecuado equilibrio entre lo que en un contexto más familiar puedes transmitir y el contexto global en el que tu hijo hija tienen que socializarse. Captain Fantastic nos plantea, entre otras cosas, la difícil tesitura que supone tratar de transmitir un orden de convicciones y valores a seres que necesariamente acabarán siendo autónomos. A los que por tanto hemos de educar para que sean dueños y señores de su libertad, con las responsabilidades que ello genera, lo cual inevitablemente puede suponer en su caso matar al padre. Todo ello además sin perder de vista que no van a ser robinsones en una isla sino que como animales políticos y frágiles serán dependientes de los otros. Quizás ese sea el principal error del padre fantástico (y suponemos que también de la madre que ya no está): olvidar que sus descendientes deberían ser educados para la empatía, la interdependencia y la solidaridad. Algo para lo que no le habrían venido mal algunas lecturas feministas.
Captain Fantastic (2016)
Director: Matt Ross
Intérpretes: Viggo Mortensen, George MacKay, Samantha Isler, entre otros.
 

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