El Club de #malasmadres se definen como «madres imperfectas que luchan por no perder su identidad como mujeres, por seguir creciendo profesionalmente y desmitificar la maternidad» y hacen alarde de no tener «súper poderes ni queremos tenerlos». Entrevistamos a Laura Baena, fundadora de este particular club.
Cuando una se auto-denomina “Malamadre”, ¿da a entender que la maternidad no es esa etapa de la vida idílica y maravillosa que pensábamos?
Cuando una se define como Malamadre es porque se ha dado cuenta de “LA GRAN MENTIRA DE LA MATERNIDAD”. Una madre se siente Malamadre porque no se reconoce en ese modelo de madre perfecta que está arraigado en la sociedad, porque no llega a todo y no es esa superwoman que nos venden. Porque no quiere perder su identidad como mujer y que “la M de Madre aplaste a la M de Mujer” y porque no quiere renunciar a la presión social que vende un modelo de madre obsoleto con el que no se identifica. Porque cree que ser “buenamadre” no es hacer bien las croquetas o bordar la mantita y hacer las manualidades perfectas del cole, sino que es un sentimiento más profundo y a la vez más natural de lo que se cuenta.
Una madre se siente Malamadre porque no se reconoce en ese modelo de madre perfecta que está arraigado en la sociedad, porque no llega a todo y no es esa superwoman que nos venden. Porque no quiere perder su identidad como mujer y que “la M de Madre aplaste a la M de Mujer”
¿Qué fue lo que te empujó a ti, personalmente, a empezar este proyecto, el Club de Malasmadres?
Pues vivir la experiencia en primera persona. Fui madre por primera vez hace cinco años. No tenía madres alrededor y mi desconocimiento hacia la maternidad era el propio de una mujer a los 29 años. Al ser madre viví una verdadera crisis existencial porque nadie te cuenta lo difícil que es la maternidad. Tienes en la mente las imágenes edulcoradas y el modelo de madre que te vende la sociedad, los medios de comunicación o tu entorno más cercano que obvia los detalles de cómo te vas a sentir o qué problemas vas a encontrar. Un blog personal y declararme @Malasmadres en twitter fueron la terapia más barata que me ayudó a liberarme, a tomarme y compartir con un humor mis intentos fallidos por ser “esa madre perfecta” y a conectar con muchas más madres de mi especie que se sentían igual. El sentimiento de culpa por no ser aquella madre que se esperaba de mí te paraliza, te desequilibra y te confunde demasiado.
Un blog personal y declararme @Malasmadres en twitter fueron la terapia más barata que me ayudó a liberarme, a tomarme y compartir con un humor mis intentos fallidos por ser “esa madre perfecta” y a conectar con muchas más madres de mi especie que se sentían igual.
De un sentimiento individual conecté con una necesidad social, que se agudizó cuando volví al trabajo y me di cuenta de que la conciliación es ese cuento chino que nos creímos. Era imposible ser una madre perfecta con horarios imposibles, con falta de flexibilidad y de apoyo emocional/ social. En ese momento te caes y te das cuenta de que es mucho más difícil de lo que parece. Abrir el Club de Malasmadres fue una manera de desahogo, que poco a poco conectó con más y más mujeres, que fue dando forma a una comunidad emocional de madres con mucho sueño, intereses comunes y mismas preocupaciones: sentimiento de culpa, conciliación, igualdad, educación…
De un sentimiento individual conecté con una necesidad social, que se agudizó cuando volví al trabajo y me di cuenta de que la conciliación es ese cuento chino que nos creímos.
¿Te ha sorprendido la buena acogida que ha tenido y la de Malasmadres que se os han unido desde que empezasteis?
Cuando creé el Club de Malasmadres lo hice de manera natural para compartir mi realidad por lo que mi sorpresa fue darme cuenta de que no estaba sola. Curiosamente, es lo que me dicen siempre las Malasmadres: “gracias por crear este Club porque no me siento sola”. Sentirte parte de un grupo, de una comunidad que responde a un cambio social te libera de la culpa, te hace sentirte acompañada y eso ayuda mucho. Sentirse malamadre es un sentimiento universal con el que conectan todas las madres.
¿Cómo es el perfil de Malasmadres que se unen a vuestro Club?
Como te decía, el Club une a todas las madres independientemente de su tipo de crianza o creencias en torno a la maternidad. La filosofía del Club va más allá. La mayoría de las mujeres que se unen al Club son madres profesionales de entre 25 y 50 años que luchan a diario por desmitificar la maternidad y por conciliar su vida profesional con la personal/ familiar.
La mayoría de las mujeres que se unen al Club son madres profesionales de entre 25 y 50 años que luchan a diario por desmitificar la maternidad y por conciliar su vida profesional con la personal/ familiar.
En la encuesta #somosequipo que acabáis de lanzar, habláis de la importancia de la corresponsabilidad, como elemento fundamental para lograr la conciliación real de vida laboral, personal, familiar…. Aquí entran en juego los Malospadres. ¿Contáis con hombres que formen parte activa del Club?, ¿o ellos están ahí para “ayudar”?
El Club nace como una comunidad de mujeres, de madres que comparten sus inquietudes en todos los ámbitos de su vida. Uno de los principales problemas que sufren las madres profesionales es precisamente la falta de conciliación. Según nuestro estudio #concilia13F que lanzamos el año pasado, el 80% por ciento de madres que trabajan por cuenta ajena o son autónomas no pueden conciliar. Partiendo de esta cruda realidad comenzamos a trabajar en visibilizar el problema de la conciliación en este país, pero no sólo centrándonos en las madres, sino en TODOS. El cuidado de los hijos es una responsabilidad social y debe entenderse así por parte de los tres agentes sociales implicados: estado, empresas y familias. Pero debemos ser nosotras, las mujeres, las madres, las que alcemos la voz porque somos el rival más débil y las que más sufrimos esta falta de conciliación. Eso no quiere decir que no necesitemos del apoyo social, gubernamental y de todos los ciudadanos para poder avanzar y luchar por un cambio.
Después de un año y medio analizando y trabajando sobre este tema, hemos detectado que la corresponsabilidad está muy lejos de ser una realidad. Que el problema de la conciliación pasa por una concienciación social que comienza en casa, en el hogar de cada uno, puesto que los roles del hogar se perpetúan fuera en la esfera laboral. ¿Por qué? Porque necesitamos mayor implicación por parte del hombre. No vale “ayudar”, hay que compartir responsabilidades de las tareas doméstico-familiares, hay que gestionar bien el tiempo para vivir en igualdad y que el sistema no empuje a la mujer, madre profesional, a la renuncia.
Según nuestro estudio #concilia13F que lanzamos el año pasado, el 80% por ciento de madres que trabajan por cuenta ajena o son autónomas no pueden conciliar.
¿Dónde os planteáis llegar con esta nueva campaña #somosequipo?
Dar un paso más y concienciar de la importancia que tiene conciliar en casa para que eso se traslade al trabajo. De las 20.000 encuestas respondidas, un 13% han sido hombres. Un porcentaje no muy alto pero importante para analizar su voz y poder trabajar los resultados del estudio. La sociedad igualitaria a la que queremos llegar, la inserción de la mujer en el mercado laboral, la necesidad de presencia de más directivas y el cambio social que empujamos reclaman una mayor implicación del hombre en este problema, reclaman que el hombre no ayude, sino que se encargue y asuma una responsabilidad compartida.
El febrero lanzasteis la encuesta #concilia2013, de la que luego publicasteis resultados que evidenciaban la desigualdad que sigue existiendo para las mujeres a la hora de conciliar. ¿Hubo alguna información o dato que os sorprendiera de las respuestas que recibisteis?
Lo que más nos sorprende en estos casos sin duda son las respuestas a la pregunta abierta que hacemos al final de las encuestas, los casos personales, la realidad te deja helada y te demuestra que queda mucho por luchar. Un dato muy significativo que obtuvimos de esta encuesta es que el 41% de las mujeres que no trabajan lo hacen por dedicarse al cuidado de los hijos/as. Al igual me parece impresionante que más del 50% de las encuestadas sufrieran situaciones negativas derivadas de su maternidad. Estamos en una sociedad que no valora el trabajo reproductivo, en una sociedad que empuja a la renuncia y que no toma conciencia de la importancia de la maternidad que constituye el futuro. ¿Hacia qué tipo de sociedad vamos? Una sociedad que penaliza laboralmente a la mujer por ser madre, una sociedad que concibe la conciliación sólo con medidas de discriminación positiva a favor de la mujer y que fomenta por tanto las desigualdades de género. Y sobre todo a una sociedad donde la renuncia es una solución, alejándonos del mercado laboral y fomentando problemas de salud derivados de la mala gestión del tiempo. Una sociedad sin futuro, que necesita de una comunidad unida que alce la voz.
¿Cuál crees que es la hoja de ruta que debe seguir el tema de la conciliación para que de verdad se implante a todos los niveles (personal, político, económico…)?
Para nosotras es fundamental apostar por un cambio social, que pasa por un trabajo de concienciación social a todos los niveles. Se trata de un cambio estructural, desde la educación en colegios, hasta la concienciación en casa y en la esfera laboral. Un compromiso de líderes de empresas, que tienen en su mano apostar por medidas de conciliación que está demostrado que hace mejorar la productividad hasta en un 19%. Pero esta concienciación que es el camino seguro y necesario necesita del apoyo gubernamental, del apoyo del Estado a esas pymes que quieren implantar jornadas continuas con flexibilidad horaria pero que carecen de recursos humanos y económicos, del apoyo del Estado a las familias para fomentar el cambio de roles y la corresponsabilidad real con medidas como permisos de paternidad y maternidad igualitarios e instransferibles, como propone la PIINA, del apoyo del Estado para una racionalización de los horarios, como impulsa la ARHOE… De tantas medidas que están escritas, que tienen una respuesta activa, pero que no llegan a aprobarse.
Por tanto en mi opinión y en la de Maite Egoscozabal, socióloga del proyecto y portavoces de la Asociación Yo No Renuncio, que acabamos de constituir, el cambio pasa por: concienciación social (impulsada desde el hogar y desde la educación), medias que actúen como palancas de cambio (como la nuestra propuesta en change.org de #norenuncio con más de 300.000 y aprobada como PNL en junio en la Comunidad Valenciana) y racionalización de los horarios, con la flexibilidad como herramienta clave.
Por último, te pedimos que nos digas algunos consejos (prácticos) para todas aquellas Malasmadres que lean esta entrevista.
- Lucha por la sociedad que quieres.
- Educa en valores de igualdad y corresponsabilidad.
- Dale una patada al sentimiento de culpa y ríete de tus fallos diarios como Malamadre.
- Recuerda que no eres superwoman ni quieres serlo.
Sinceramente me pareces un producto de marketing. El otro día te vi en un anuncio de kaiku…