Llega la primera ola de frío, miles de personas pasarán las noches durmiendo debajo de puentes, en cajeros automáticos y otros lugares donde se puedan poner a resguardo.
En Madrid Río duerme una de estas personas en un banco al lado del puente de Toledo; mi hijo y mi hija me preguntan al pasar a su lado, de la que venimos de pasear y jugar, sobre su vida, por qué ha llegado a esta situación. Esta persona es una mujer.
Normalmente cuando hablamos de personas sin hogar tendemos a ponerle sólo cara de hombre, sin embargo unas cinco mil, el 20% de la población indigente son mujeres. Estos días he estado leyendo lo poco que he encontrado sobre mujeres indigentes en España, pero lo que he encontrado es alarmante: un 40% han sido agredidas, un 61% han sufrido robos y un 24% agresiones sexuales.
Cuando hablamos de personas sin hogar tendemos a ponerle sólo cara de hombre, sin embargo unas cinco mil, el 20% de la población indigente son mujeres.
En EEUU, país donde podríamos equipararnos en un futuro, el 40% de las personas indigentes son mujeres siendo el grupo que más crece en riesgo de exclusión social, constituyendo las familias formadas por una mujer y su descendencia a su cargo, el 85% de las familias sin hogar.

¿La mujer de Madrid Río y el resto de mujeres indigentes presentará las mismas dificultades que los hombres para salir de esta situación extrema?
No.
Ella y las otras mujeres que duermen en nuestras calles, a lo primero que se tendrán que enfrentar es a situaciones de desigualdad para acceder a puestos de trabajo.
Cuando se dirijan a albergues a pasar las noches más frías, estarán rodeadas de grupos formados principalmente por hombres, y los días que duerman a la intemperie sentirán el miedo de ser violadas o atacadas y la indefensión del miedo a no ser creídas al denunciar.
Algunas de ellas puede que se queden embarazadas e imagino que sus derechos sexuales y reproductivos no puedan ser satisfechos.
Muchas de ellas, si no tienen para comer, el acceso a compresas y tampones (cuyo coste para ellas será muy difícil de asumir) será una especie de panacea, y me pregunto si en los albergues y comedores sociales se dispone en cantidad de estos elementos básicos. El uso de papeles, servilletas o pañuelos pondrá en riesgo su salud.
Muchas de ellas, si no tienen para comer, el acceso a compresas y tampones (cuyo coste para ellas será muy difícil de asumir) será una especie de panacea…
Además, las mujeres indigentes presentarán a lo largo de su vida problemas de visión y dentales que no se tratarán, no tendrán acceso a mamografías, sufrirán asma, anemia, bronquitis crónica, etc.
Como he dicho al principio del artículo, el 20% de la población indigente son mujeres, pero miedo me da aquellas que no lo son y estarán aguantando infiernos en vida para no llegar a esta situación. En EEUU la principal causa de indigencia entre las mujeres es el maltrato por parte de sus maridos, el 50% de las mujeres indigentes americanas terminan durmiendo en la calle escapando de su maltratador (y por falta de recursos suficientes gubernamentales para evitarlo)
Tenemos que tener programas para evitar que nadie termine sin hogar (recordemos que es un derecho constitucional) y, una vez más, debemos tener perspectiva de género y pedir a nuestros gobiernos actúen.