Según revela un informe de Eurostat, referido a 2015, una de cada cuatro personas adultas en la Unión Europea (25,3%) reconoce tener limitaciones de larga duración para desarrollar actividades habituales debido a problemas de salud. Esto significa que se sienten limitadas en actividades cotidianas como estudiar en la escuela, actividades ocupacionales, tareas domésticas o participar en actividades de ocio en períodos de seis meses o más.
Además, el informe señala la especial incidencia de estos problemas de salud a largo plazo en las mujeres. En la UE, se observa una brecha de 4,5 puntos porcentuales entre la proporción de limitaciones de larga data entre las mujeres (27,5%) y los hombres (23,0%). En el caso de España, la tendencia es similar: el 27,4% de las mujeres reconocen sufrir problemas a largo plazo, frente al 22,1% de los hombres.
Entre los países, la ciudadanía que menos limitaciones siente es la de Malta (9,7%) y Suecia (11,1%), frente a la más alta en Letonia (38,4%) y Portugal (36,1% %).
En todos los Estados miembros de la UE, la proporción de mujeres que reportaron limitaciones de larga duración fue superior a la de los hombres, observándose las mayores brechas en Portugal (41% de mujeres frente a 30,6% de hombres, con una diferencia de 10,4 puntos porcentuales), Finlandia (9,4 puntos de diferencia), Países Bajos y Rumanía (8,8 puntos), así como Letonia (8,7 puntos).
También existe una gran diferencia en el nivel de ingresos. Así, casi un tercio (31,2%) de personas más pobres (es decir, el 20% de la población con los ingresos más bajos) de la UE informó de limitaciones de larga duración en las actividades habituales, frente al 17% de los más ricos (es decir, el 20% de la población con mayores ingresos).