El descubrimiento de las ondas gravitacionales ha sido una de las mayores historias científicas de 2016 y la física argentina Gabriela González es una figura central en ese esfuerzo.
Hace algo más de un año, esta investigadora de la Universidad Estatal de Luisiana (EE UU) y portavoz del Observatorio de Interferometría Láser de Ondas Gravitacionales (LIGO) luchaba por contener el mayor secreto de su vida: dos detectores gigantes del observatorio LIGO en EE UU habían detectado ondas gravitacionales, ondulaciones en el tejido del espacio-tiempo.
El descubrimiento confirmaba una predicción de la teoría de la relatividad de Einstein y abría una nueva vía para investigar el universo.
Fue trabajo de González ayudar a liderar a más de 1.000 científicos en sus cuidadosos esfuerzos para verificar el descubrimiento antes de anunciarlo al público.