Tania Bruguera o el arte como compromiso político

Redacción Tribuna
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Tania Bruguera (La Habana, 1968), residente entre Cuba y Chicago (EEUU), repasa sus últimos proyectos, su visión sobre los últimos acontecimientos y el futuro de Cuba, su experiencia con la inmigración y la nueva era que se abre en Estados Unidos bajo la presidencia de Donald Trump. Transcribimos el programa que le ha dedicado BBC Radio 4 como parte de su serie “Imagining the New Truth” [Imaginando la Nueva Verdad].

Artivismo

“Lo que hago es Artivismo, arte y activismo juntos. Son projectos que tratan de crear metáforas e imágenes bonitas, pero la belleza de las imágenes no reside en si la combinación de colores es bonita, sino en cómo te sientes cuando experimentas la obra. Hay un tipo de sentimiento emocional, pero realmente te recuerdan que eres un ciudadano, con tus derechos y poderes.
Intento descubrir la estrategia potencial que tengo como artista para convertir a la gente en ciudadanos activos. El proyecto en el que trabajo ahora relacionado con esto es el Instituto de Artivismo Hanna Arendt. La idea del instituto es crear un espacio para el debate sobre el futuro de Cuba. Hacemos entrevistas en la calle donde le preguntamos a la gente “¿Si tuvieras el poder, si fueras el o la presidente de Cuba, ¿qué cambiarías?”. Y es muy interesante porque en las que hemos hecho hasta ahora, la gente no es ni siquiera capaz de imaginarse en esa posición.

La política en Cuba y sus inicios como artista

Nací en Cuba pero crecí por todo el mundo porque mi padre era diplomático. Después regresé a Cuba al cumplir los once años, y me di cuenta de que el país del que hablábamos a todo el mundo era uno de ficción. Caí en la cuenta de que cuando les hablábamos a otros sobre Cuba, sólo enfatizábamos un aspecto, una interpretación de lo que sucedía. Entendí cómo funcionaba la política y cómo en Cuba consigues una buena posición cuando depositan su confianza en ti políticamente. Así que no se trata de tus capacidades, no es una meritocracia.
Mi generación no tenía ordenadores así que nos pasábamos el día dibujando. Yo dibujaba de diez a doce horas al día cuando era niña, y a los quince años me enfrenté a mis padres porque quería ser artista. Fue una pelea dura, porque no les parecía una ocupación seria, pero al final gané esa primera pelea.

«Destierro»

La muerte de Fidel

Me enteré de la muerte de Fidel en medio de la noche a través de un mensaje que me llegó. Puse la televisión para ver las noticias y lo confirmé, así que fui a Facebook y vi el vídeo en el que Raúl [Castro, hermano de Fidel y actual Presidente de Cuba] anunciaba la muerte de Fidel.
En 2006, cuando Fidel enfermó, yo me encontraba en Cuba y me tatué las coordenadas militares de mi dirección en Cuba en la muñeca. También, en 2008, cuando dijo que no iba a ser presidente nunca más, me tatué la fecha. ¿Por qué? Pues porque estos fueron momentos muy significativos para mí como cubana porque no tenía ni idea de lo que vendría, de que depararía el futuro; vivíamos en un lugar en el que Fidel ocupaba el centro de la vida de todo el mundo, te gustara o no, decidía todo por ti, te gustara o no, y el hecho de que no fuera a estar presente más, creó una ansiedad y una sensación sobre “¿qué es lo que voy a hacer yo ahora?”, fue el momento en el que de repente éramos responsables sobre lo que sucediera en Cuba.
Fue interesante porque cuando su hermano llegó al poder, y ya llevamos diez años desde que Fidel dejó de ser presidente, me sentí muy extraña porque no sentí nada al oír la noticia de su muerte. El motivo para que me pasara esto fue porque Fidel llevaba muerto diez años porque su hermano está destruyendo su legado desde que ocupó el poder y porque ahora yo soy responsable de lo que pase en Cuba, al menos en lo que me rodea.
Fidel era un maestro de lo imaginario. De lo imaginario porque te mostraba la realidad cuando no estaba allí, pero también porque proponía proyectos que eran más grandes que nosotros. El problema es que ahora Raúl es un presidente de transición y él lo sabe, ha anunciado que lo deja en 2018, no sé si lo hará o no, pero estoy muy preocupada de que la transición hacia la que vamos sea hacia el neoliberalismo.

La apertura de Cuba

En 2014 Raúl anunció que se restablecerían las relaciones con EEUU. Después de cincuenta años de castigar a gente que tenía familiares en Estados Unidos, que [por ejemplo] escribían secretamente a su hermana diciéndole que la echaban de menos y esto le costaba su empleo… tantas cosas sucedieron por esta fractura. Y ahora, de repente, anuncia que esto cambia y a mí, como artista, me interesa hablar de esto y decir “de acuerdo, te veo el farol, vamos a ver si esto significa que hay libertad de expresión en Cuba”. Así que decidí colocar un micrófono en medio de la Plaza de la Revolución para que cualquiera pudiera hablar (desde el respeto), y decir lo que quisieran con la única limitación de que no fuera más de un minuto. Pero no me dejaron: a las cinco de la mañana vinieron y me arrestaron, me interrogaron y detuvieron, luego me soltaron tras 36 horas, después me volvieron a detener, luego a soltar, y así constantemente.

Autobiografía (versión dentro de Cuba)

Tengo un documento con la citación oficial para uno de los interrogatorios. Fue interesante porque durante ocho meses no podía salir de la ciudad, del país, se quedaron con mi pasaporte y me seguían allá donde fuera, me llamaban por teléfono cuando salía de casa para intimidarme. Y durante estos ocho meses solamente me dieron tres documentos con citaciones oficiales para las sesiones de interrogatorio. ¿Por qué? Porque en Cuba no les gusta dejar rastro de nada, para que no puedas demostrar nada. Hay muchas personas a la que le han sucedido cosas en Cuba pero cuando las cuentan suceden dos cosas: o no quieren escucharles o la gente no les cree.

Inmigración

He trabajado durante mucho tiempo sobre la inmigración, y lo que más me sorprende es que, independientemente de donde vayas, la inmigración es un problema. Por ejemplo, fui a Méjico, y uno pensaría que en Méjico, donde hay tantos inmigrantes, donde casi cada familia tiene un pariente que se ha marchado a Estados Unidos, y conociendo las historias de cómo son tratados estos inmigrantes en EEUU, pensarías que [los mejicanos] se comportarían mejor. Pero luego vas a Méjico y compruebas que tratan igual o peor a los inmigrantes que vienen del Sur de Latinoamérica, ya sea para atravesarlo o para buscar nuevas oportunidades. Así que decidí hacer un proyecto que revelara estas contradicciones.
Fue muy bonito porque coincidió con las elecciones mejicanas, y conseguimos tener a cien voceros (una figura tradicional en Latinoamérica, personas que se dedican a leer los titulares para que la gente compre el periódico), ataviados con estos preciosos sobreros que se hacen ellos mismos con el periódico, caminando por una calle muy popular de Méjico anunciando a gritos, no las noticias, sino los derechos que querían que tuvieran los inmigrantes.
Pensé que fue muy bonito porque muchos de ellos eran mejicanos, aunque también había inmigrantes, y fue precioso ver cómo se creaba la solidaridad entre ellos.

Ahora con Trump, los inmigrantes son muy importantes, es importante escucharles y aprender de ellos. He comenzado un proyecto con el Ayuntamiento de Nueva York llamado Cycle News. Son un grupo de ciclistas que van a ir por los barrios a explicarle a la gente, a los inmigrantes, cuáles son los programas que el gobierno ha puesto a su disposición, y recoger sus ideas sobre lo que quieren que el gobierno haga por ellos.
Actualmente hay mucha gente que se beneficia del miedo a los inmigrantes, y de la falta de comprensión sobre lo que sucede, así que queremos eliminar esto. Quiero recalcar que con Trump es muy, muy importante escuchar y aprender de los inmigrantes.

Trump

Creo que Trump es un personaje político muy, muy peligroso, porque ya he visto a personas como él que necesitan tanta atención personal. También Fidel era muy egocéntrico, pero al menos era muy listo, un tipo brillante que leía mucho y que tenía nociones sobre la Historia; pero creo que Trump sólo tiene nociones sobre su bolsillo, y esto es muy peligroso.
Por primera vez desde que resido en Estados Unidos tengo una mala sensación sobre el presidente electo. Creo que es sorprendente que en Estados Unidos, país en el que durante tanto tiempo han representado un refugio para mí y para muchas otras personas de la persecución y la censura, por primera vez me empiece a sentir nerviosa, a pensar “de acuerdo, quizá pueda decir algo pero puede tener consecuencias”. Creo que esto es extremadamente interesante y peligroso. Y también considero que para el arte esto va a ser muy duro. Seguramente que [los amigos de Trump] sean megamillonarios y vaya a invertir en arte, así que puede que en algún momento haya más dinero en el mercado del arte de lo que nunca ha habido, pero mucho menos para artistas como nosotras, que estamos comprometidas socialmente hacemos arte políticamente útil.
Ahora puedes comprobar que la conversación ha cambiado de forma dramática entre artistas. Antes trataban sobre la exposición que acababas de tener, o el proyecto en el que estabas, o el tipo de cámara que utilizabas para tus vídeos, pero ahora son sobre qué es lo que vas a hacer, cómo nos podemos organizar. Si ahora te mantienes complaciente o pasivo, entonces eres parte del problema.
 

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