“Todo el mundo sabe que las mujeres no entienden nada de coches”, “Si yo veo a una mujer que es mecánica no le daría mi coche pero la invitaría a salir”, “No entiendo por qué las mujeres tienen que trabajar, debería ser como antes: quedarse en casa y no hacer nada”, “Estoy por finalizar mi PhD, pero mi único sueño es casarme”, “Puedes decirme chauvinista, pero eso no cambia la realidad que las mujeres saben menos cosas que los hombres”.
Todas esas frases anacrónicas y sin sentido, las escuché directamente de personas que llamamos comúnmente cultas o high educated en inglés, personas (algunas de ellas mujeres) que tienen tan naturalizado el rol que esta sociedad patriarcal nos ha impuesto, que toman como algo normal, esos comentarios cargados de menosprecio e ignorancia. Sorprende mucho más viniendo de personas que están en altos cargos del sector privado, que manejan personal, que son un “modelo” a seguir y que tienen el poder suficiente como para tomar decisiones que afectan directamente a varias personas a la vez.
Lamentablemente, mientras más subimos en la escala de poder del sistema capitalista, vemos que esas personas cultas y poderosas, que muchas veces hablan hasta cinco idiomas y poseen una enorme red de contactos y visibilidad en redes, han ganado una posición de credibilidad y tienen muchísimos seguidores, lo cual hace que se repliquen esos comportamientos y comentarios que fomentan el odio, el desprecio y que naturaliza la posición de la mujer en esta sociedad patriarcal y capitalista, volviéndonos objetos de consumo, cosificándonos y deshumanizándonos como individuos.
La alerta está sonando por todas las esferas de la sociedad: Un eurodiputado llama a las mujeres más débiles y pequeñas justificando así el hecho que ganemos menos que los hombres en la misma posición de trabajo.
La alerta está sonando por todas las esferas de la sociedad: Un eurodiputado llama a las mujeres más débiles y pequeñas justificando así el hecho que ganemos menos que los hombres en la misma posición de trabajo. El ahora presidente de un país latinoamericano señala que a todas las mujeres nos gusta que nos digan cosas por la calle, y quien diga lo contrario pues está mintiendo reivindicando así el acoso callejero y sus nefastas consecuencias.
¿Qué nos queda entonces? ¿Cómo detener al tipo que va a mi lado en el autobús tratando de tocarme las piernas? ¿Cómo callarle la boca al tipo que me dice barbaridades mientras voy caminando por la calle? ¿Cómo decirle a mi manager que no se ría de los chistes machistas que hace mi compañero de trabajo? ¿Qué tenemos que hacer para que las personas aparentemente cultas lo sean de verdad?
Luchar a diario y educar a tiempo completo. La educación es un trabajo de todos los días, y definitivamente no se circunscribe a la cantidad de diplomas o idiomas que hables, la educación se refleja en los actos cotidianos y en el impacto positivo que tengan esas acciones en la sociedad. Sacar de la ignorancia a personas que supuestamente son cultas es la tarea más difícil de todas y es una tarea que se realiza en la calle, en el día a día, en la lucha cotidiana e imparable de todxs los que queremos un mundo más igualitario, sin odio y sin distancias insalvables entre los miembros de la sociedad.
Por eso marchamos todos los 8 de Marzo, en una fecha de importancia mundial, combativa y significativa. Por eso paramos, por eso luchamos.
Por eso marchamos todos los 8 de Marzo, en una fecha de importancia mundial, combativa y significativa. Por eso paramos, por eso luchamos. No es una fecha cualquiera y no es una lucha de un solo día, es y será la manifestación de que la ignorancia no podrá callar nuestra voz ya que ante nuestros ojos se está desarrollando la historia, nos encontramos en un momento en el cual podemos realmente formar parte del cambio, desde cualquier lugar de la sociedad y desde cualquier plataforma contribuyendo con una lucha que nos incumbe a todxs y que beneficiará a toda la sociedad en su conjunto.
El patriarcado tiene sus títeres en esas falsas personas cultas que nos dominan desde las altas esferas de poder de este mundo capitalista, marchando, combatiendo y educando podremos cortar esos hilos y construir la sociedad igualitaria que necesitamos.