- PNUD alerta también que 1 de cada 3 personas en el mundo está por debajo del umbral mínimo de desarrollo
El avance alcanzado en desarrollo humano durante los últimos 25 años sigue dejando atrás a muchas personas, que afrontan obstáculos estructurales, a menudo no cuantificados, para salir adelante. Esta es una de las conclusiones del Informe sobre Desarrollo Humano 2016, que lleva por título “Desarrollo humano para todas las personas”, publicado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
El Informe constata que, aunque en promedio el nivel de desarrollo humano mejoró considerablemente en todas las regiones del mundo entre 1990 y 2015, una de cada tres personas sigue viviendo en bajos niveles de desarrollo humano, según el Índice de Desarrollo Humano.
“El empeño de no dejar a nadie atrás debe definir cada acción que emprendamos como comunidad global. Con el fin de superar las barreras que obstaculizan tanto el desarrollo humano como el progreso hacia los Objetivos de Desarrollo Sostenible, el principio de inclusión debe guiar nuestras decisiones de política”, ha afirmado el Primer Ministro sueco, Stefan Löfven, en la presentación oficial del Informe hoy en Estocolmo junto con la Administradora del PNUD, Helen Clark, y el autor principal del informe y Director de la Oficina del Informe sobre Desarrollo Humano, Selim Jahan.
“El mundo ha recorrido un largo camino en la reducción de la pobreza extrema, la mejora del acceso a la educación, la salud y el saneamiento, y la ampliación de las posibilidades para las mujeres y las niñas”, señaló Helen Clark. “Sin embargo, estos avances son el preludio del siguiente desafío, posiblemente más difícil, el de velar por que los beneficios del progreso mundial lleguen a todas las personas”.
Esta preocupación se da también en los países desarrollados, donde la pobreza y la exclusión también constituyen un problema, pues más de 300 millones de personas —incluida más de un tercio de la población infantil— viven en situación de pobreza relativa.
El Informe señala que no solo hay millones de personas que aún sufren carencias extremas, sino que las desventajas afectan de manera desproporcionada a ciertos grupos.
“Prestamos demasiada atención a los promedios a nivel nacional, que a menudo ocultan enormes desigualdades en las condiciones de vida de las personas”, declaró Selim Jahan. “Para avanzar, tenemos que examinar más de cerca no solo lo que se ha logrado, sino también quién ha quedado excluido y por qué”.
El Informe muestra que, en casi todos los países, ciertos grupos sufren desventajas que con frecuencia se dan de manera simultánea y se refuerzan mutuamente, lo que aumenta la vulnerabilidad de estas personas, amplía la brecha en las posibilidades de desarrollo de una generación a otra y hace más difícil que estos grupos recuperen el terreno perdido mientras el resto del mundo avanza.
Las mujeres son más pobres, ganan menos y tienen menos oportunidades
Las mujeres y las niñas, los habitantes de las zonas rurales, los pueblos indígenas, las minorías étnicas, las personas con discapacidad, los migrantes y refugiados y la comunidad de personas lesbianas, gais, bisexuales, transgénero e intersexuales (LGBTI) se encuentran entre los grupos excluidos de manera sistemática por obstáculos que no son simplemente económicos, sino también políticos, sociales y culturales.
En el caso de las mujeres, el más numeroso de estos grupos, el Informe señala que, aunque las disparidades mundiales de género se están reduciendo lentamente, los patrones arraigados de exclusión y falta de empoderamiento de las mujeres y las niñas siguen siendo un problema acuciante.
En 100 países, se ven legalmente excluidas de ciertos empleos por razón de su género, y en 18 países necesitan la autorización del marido para trabajar.
En general, las mujeres son más pobres, ganan menos y tienen menos oportunidades en la mayoría de los aspectos de la vida que los hombres. En 100 países, se ven legalmente excluidas de ciertos empleos por razón de su género, y en 18 países necesitan la autorización del marido para trabajar. Además, persisten prácticas peligrosas como la mutilación genital femenina y el matrimonio forzado.
Las poblaciones que viven en las zonas rurales también se enfrentan a múltiples obstáculos. Por ejemplo, los niños y niñas de los hogares rurales pobres que asisten a la escuela tienen menos probabilidades de aprender matemáticas o a leer y escribir.
Indígenas, LGTBI o migrantes, en clara desigualdad
Además, según señala el Informe entre otros ejemplos, migrantes y refugiados a menudo enfrentan obstáculos para trabajar, estudiar y participar a nivel político, y más de 250 millones de personas en el mundo sufren discriminación por razón de su etnia.
Los grupos que han quedado marginados a menudo tienen escasas oportunidades de influir en las instituciones y las políticas que determinan sus vidas. Es esencial cambiar esta situación si se quiere romper el círculo vicioso de exclusión y privación.
Por ejemplo, los pueblos indígenas representan el 5% de la población mundial, pero el 15% de las personas que viven en situación de pobreza. Y los miembros de la comunidad LGBTI no pueden defender activamente sus derechos cuando los actos homosexuales entre hombres son ilegales en más de 70 países.