Nunca llueve a gusto de todos…
¿Que por qué cada vez más se hacen «actos de campañas» con mujeres? Fácil, porque somos un eje tan necesario como vital para incidir, una vez más, en algo que necesita de más y mejor atención. Pero un eje que aún sigue siendo noticia, cuando no debería. Mientras tanto, se sigue en la lucha. ¿El objetivo? El mismo, sigue siendo el mismo: igualdad, más valores, mejores principios.
Las mujeres somos más del 50% de la población y, por tanto, no debemos ser un tema más en política: tememos que ser el tema principal, en un mundo cambiante y con sed de justicia. Más mujeres somos necesarias para más democracias y menos dictaduras. No sólo las políticas cambian el marco político. También las mujeres «entre bambalinas» marcamos la diferencia política.
Más mujeres somos necesarias para más democracias y menos dictaduras. No sólo las políticas cambian el marco político.
Estamos en la hora de defender el género femenino en política, así como la feminización de las campañas electorales. El cuarteto en el que la mujeres hemos estado siempre enmarcadas ha sido: la casa, el convento, la cárcel o el manicomio. Y es por eso, que se necesitan más estrategias y, sobretodo, más política para ayudar a la mujer a empoderarse. Ese es el principal motivo por el que ha llegado la hora de abandonar el modelo de déficit en el liderazgo femenino.
No se puede obviar que la sociedad se enfrenta a un gran reto: el que las mujeres seamos reconocidas entre nosotras de que podemos ser lideresas. Cambios de concienciación, de organización, de cultura. No sólo se trata de una reforma electoral. Se trata, fundamentalmente, de un esfuerzo entre las mujeres.
No se puede obviar que la sociedad se enfrenta a un gran reto: el que las mujeres seamos reconocidas entre nosotras de que podemos ser lideresas.
Necesitamos una nueva política, más colaborativa y más empática. Sin orden no hay campaña. El objetivo no debe ser democratizar las campañas, sino montar campañas invencibles. No es una exigencia ética ni de justicia, sino de no renunciar a todas las capacidades que pueden adaptar nuevos estilos.
Ser feminista en el siglo XXI es el camino más directo y más rápido para hacer mejor política: Aprendamos a feminizarnos en la vida personal y en la política, en la vida profesional y en nuestras campañas. No puede ser que los éxitos de las mujeres parezcan menos éxitos en la actualidad: No puede ser que se nos reconozca la mitad del trabajo, cuando, ademas, cuesta el doble llegar y permanecen la mitad del tiempo. Para feminizar la política hay que inspirarse en las mujeres valientes. Hay que luchar contra los silencios, porque la lucha contra ellos es la primera a favor de la política.
Gritemos : ¡Las voces son necesarias para la libertad!