Pacto feminista en primarias

Meli Galarza
Meli Galarza
Activista feminista y socialista.
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Hace meses escribí en esta tribuna sobre la necesidad del Pacto feminista en periodo electoral. Ahora que en el PSOE estamos en periodo electoral interno, y a pesar de que algunas colegas feministas me digan que ese pacto es una utopía, cuando se trata de las propias es impensable, estoy convencida de lo contrario.
El feminismo, como movimiento transformador y la sororidad como pacto político de género entre mujeres que se reconocen como interlocutoras y se otorgan autoridad (Marcela Lagarde, entre otras), hacen no solo posible sino también ventajoso el pacto feminista interno. Por su parte, Celia Amorós, también entre otras, nos ha contado más de una vez que es necesario pasar del caso al concepto, que conceptualizar es politizar.
Quizá extralimitándome de su marco conceptual, pero con la sana intención de construirnos en sororidad, voy a utilizar un caso de la tradición feminista dentro del PSOE para precisamente conceptualizar y politizar sobre el necesario pacto feminista en primarias de cara al próximo Congreso.
Cuando nos preparábamos para el 37 Congreso las feministas trabajamos en la agenda de mínimos para hacer propuestas y enmiendas a la ponencia marco. Ya presentadas las dos candidaturas, la de Alfredo y la de Carme, muchas tomamos la decisión de anteponer la estrategia feminista y usar los conocimientos, redes y contactos internos de cada una para que nuestras propuestas pudieran ser asumidas por el partido en su conjunto.

No se trata ya solo de cuota, que sí, sino de que las lógicas internas del partido, en tanto que estructura patriarcal liderada por compañeros sin tradición feminista, cambiaran de tal modo que las compañeras no fuéramos intercambiables y que tuviésemos la oportunidad de ejercer poder real en el partido

Las propuestas eran continuistas de la tradición feminista del partido, es decir, que no inventamos sino que seguimos construyendo. Así, las listas cremallera, herederas de la aprobación de la cuota del 25% de 1988 y la posterior aprobación de la paridad del 40%-60%, eran la consolidación de la apuesta interna por la democracia paritaria, siendo la paridad, en palabras de Amelia Valcárcel, parte de la agenda propia del movimiento feminista.
Otras propuestas estaban pensadas para fortalecer a las mujeres dentro del partido. No se trata ya solo de cuota, que sí, sino de que las lógicas internas del partido, en tanto que estructura patriarcal liderada por compañeros sin tradición feminista, cambiaran de tal modo que las compañeras no fuéramos intercambiables y que tuviésemos la oportunidad de ejercer poder real en el partido, además de poder pactar una agenda mínima interna de manera estructurada. Otras eran más conceptuales como la propuesta de definir al PSOE como un partido feminista, lo que también conseguimos.
Llegó el Congreso, nos convocamos a una reunión en la que, sentadas en el suelo en círculos concéntricos, nos pusimos a debatir. Lo que vino después forma parte de nuestra cocina y este artículo se escribe desde el salón de visitas. No obstante, puedo afirmar que, por un lado, lo que se consiguió ha tenido consecuencias en las políticas públicas llevadas a cabo por el PSOE que afectan ya al conjunto de la ciudadanía y no solo a sus militantes. Y, por otro lado, que cuando llevamos a cabo el pacto feminista avanzamos no solo en los acuerdos concretos de la agenda feminista sino también que el propio pacto fortalece al PSOE.
Sabemos, después de 138 años de historia del PSOE y de más de un Congreso y unas primarias, que otras veces estas cuestiones orgánicas nos han divido, que súbitamente parecía que la compañera con la que antes compartías esa agenda feminista estaba enfrente en lugar de al lado, sin posibilidad de pacto entre nostras. ¿Hay algo que identifique más el patriarcado que promover la enemistad entre las mujeres? Si el patriarcado consigue que las primarias nos impidan el pacto de mínimos para la agenda perdemos la oportunidad de avanzar.

Mi propuesta es que seamos capaces de generar espacios de debate propios en los que consensuar y defender nuestra agenda feminista -por ejemplo y sobre todo, los vientres de alquiler – de cara al congreso.

Mi propuesta es considerar a las compañeras, en general, y a las feministas socialistas contemporáneas, en particular, como hermanas y no como extrañas o enfrentadas. Mi propuesta es que seamos capaces de generar espacios de debate propios en los que consensuar y defender nuestra agenda feminista -por ejemplo y sobre todo, los vientres de alquiler – de cara al congreso. Mi propuesta es apostar por el pacto feminista interno, en tanto que pacto político de género entre nosotras, y nos reconozcamos como interlocutoras válidas, independientemente de la candidatura por la que hayan optado.
Tenemos que ser capaces de aprender de nuestra historia. Por el PSOE, por el feminismo del PSOE, por responsabilidad política y por rendir homenaje así a nuestra tradición feminista socialista, que nos impele a seguir creciendo como organización. Tenemos la obligación de hacerlo no solo para construir un partido socialista feminista sino también para transformar la sociedad, una vez más, como ya hemos hecho tantas otras veces.
 

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