Nasreen Sheikh: “El día que escapé de mi matrimonio forzado, nació mi independencia”

Carmen Blanco Grigelmo
Carmen Blanco Grigelmo
Activista feminista y antiespecista. Enamorada de la lucha de las mujeres de India y de viajar siempre lo más lejos posible. Estudiante de Filosofía y Derecho en la UCM
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Fotografía de Carmen Barrueco

Nasreen es una activista feminista de Nepal. Fue víctima del trabajo infantil y la primera mujer de su comunidad en escapar de un matrimonio forzado. Actualmente trabaja con un grupo de mujeres en una tienda de productos artesanos en Kathmandú llamada “Local Women Handicrafts”, que ella misma fundó. Además de enfrentarse a las duras críticas de su comunidad por defender la liberación de la mujer, sueña con retomar sus estudios y mejorar la realidad de las mujeres.

Caminando por las calles de Kathmandú me encontré con esta historia. Mi admiración por su trabajo y compromiso, hizo que Nasreen y el resto de mujeres me mostraran una realidad que yo hasta entonces desconocía, y que en muy pocas ocasiones había encontrado en los medios de comunicación. Sentí que esta historia tenía que recorrer el mundo y gracias al apoyo de las compañeras de AU Aspasia UCM, pudimos impulsar su difusión invitándola a hablar en España. Hoy un trocito más del mundo conoce, o al menos recuerda, quién hay detrás de su ropa y cuál es la situación de las mujeres en Nepal.

Habiendo sido víctima del trabajo infantil, ¿qué le dirías a una persona que compra sin pensar en todo lo que puede haber detrás?

Le diría que pensara en por qué tiene la oportunidad de comprar esos productos. Creo que es importante que cada persona se haga cargo del papel que ocupa en la sociedad. Para que algunas personas puedan comprar esa ropa, tiene que haber trabajo infantil detrás. Por eso es tan importante la empatía.

Cuando trabajaba en la fábrica, no podía hablar con las personas que demandaban los productos, pero sí podía hacerlo con las camisetas. Les decía: “¿Quién se va poner esto?, ¿cuánta maldad debe haber dentro de las personas que me condenan a estar aquí? o ¿de verdad las necesitarán?”. Todas estas preguntas están en los productos que provienen del trabajo infantil. Quizá no pueden escucharlas, pero si prestaran atención, podrían sentirlas.

Dices que el día que escapaste de tu matrimonio forzado, nació tu emancipación, ¿cómo recuerdas el momento de decir a tu familia que no ibas a casarte?

Cuando le dije a mi familia que no me iba a casar, me sentí muy fuerte. En ese momento pensé que jamás me enfrentaría a nada peor que eso. Huir de mi matrimonio forzado ha sido una de las experiencias más duras de mi vida. Cuando vas a un lugar en el que hay muchas desigualdades, sabes que puedes ser testigo de cosas horribles. Pero en este caso yo no pensaba que podía ocurrir algo malo, sino que sabía que me estaba ocurriendo.

Después de superarlo pensé que nada podía detenerme. Cuando te encuentras con la mayor dificultad de tu vida y consigues superarla, dejas de tener miedo al resto de cosas. Por eso ahora estoy aquí en Madrid, contando mi historia.

Eres la fundadora de “Local Women Handicrafts”, ¿por qué pusiste en marcha este proyecto?

En Kathmandú hay muchas mujeres viviendo en la calle o soportando situaciones muy violentas. Decidí ofrecer trabajo y educación a esas mujeres, en vez de simplemente darles dinero. Así nació «Local Women Handicrafts».

 

https://www.youtube.com/watch?v=_SBt7G9dN90

Actualmente, ¿qué valoración haces del proyecto?

Está funcionando de una forma muy positiva, actualmente hemos ayudado a unas cien mujeres aproximadamente, pero cada año solo podemos trabajar con 35. Por eso necesitamos la ayuda de otras organizaciones, para poder seguir luchando por los derechos de las mujeres. Queremos construir un centro de empoderamiento de la mujer y un colegio para niños y niñas sin recursos, pero para esto necesitamos mucho apoyo.

Fotografía de Albert Naya

¿A qué dificultades te has enfrentado como activista por los derechos de las mujeres?

La primera de todas es que la lucha de las mujeres no está bien vista en mi sociedad. Si eres feminista eres considerada una mala mujer.

Por otro lado es muy difícil romper con los estigmas que impone la religión. Un ejemplo es la menstruación. Las mujeres somos consideradas impuras durante este periodo y muchas son “desterradas” de sus casas. Esta tradición se llama “Chhaupadi”. Es muy triste que esto siga ocurriendo.

¿Qué podemos hacer las mujeres de aquí para ayudaros?

Antes de nada quiero decir que necesitamos vuestra ayuda. Para ayudarnos es importante hacer preguntas, prestar atención a los problemas de las mujeres de otros continentes, fijarse dónde se ha fabricado y en qué condiciones todo lo que compran.

Por otro lado también se puede ayudar inspirando y dando ideas nuevas a las mujeres de otros países. En www.locwom.com podemos poneros en contacto con otras mujeres de Nepal para que podáis aportar vuestras ideas. Creo que es fundamental que las mujeres nos ayudemos y estemos unidas.

Cuando tu lucha por la liberación de la mujer es criticada y criminalizada sistemáticamente, ¿qué es lo que te impulsa a seguir luchando?

Creo que mi trabajo es necesario y muy positivo. Es cierto que muchas veces recibo muchos mensajes negativos hacia mi trabajo y a veces es difícil afrontarlos, pero cuando veo el cambio que supone para las mujeres sentirse útiles y valoradas trabajando en “Local Women Handicrafts”, me doy cuenta de que he escogido el camino correcto y eso me anima a continuar.

 

 

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