166º aniversario de Emilia Pardo Bazán

Redacción Tribuna
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Emilia Pardo Bazán (A Coruña, 16 de septiembre de 1851-Madrid, 12 de mayo de 1921), condesa de Pardo Bazán, fue una noble y aristócrata novelista, periodista, ensayista, crítica literaria, poeta, dramaturga, traductora, editora, catedrática y conferenciante española introductora del naturalismo en España.

Fue una precursora en sus ideas acerca de los derechos de las mujeres y el feminismo.​ Reivindicó la instrucción de las mujeres como algo fundamental y dedicó una parte importante de su actuación pública a defenderlo.

A la edad de nueve años ya empezaba a mostrar un gran interés por la escritura; declaró que sus libros preferidos entonces fueron Don Quijote de la Mancha, la Biblia y la Ilíada. En la casa de La Coruña leyó además La conquista de México de Antonio de Solís y las Vidas paralelas de Plutarco. Los libros sobre la Revolución francesa le fascinaban.

Se negó a seguir las modas que limitaban a las mujeres al aprendizaje de la música y la economía doméstica. Recibió una formación sobre todo tipo de materias con atención especial a las humanidades y a los idiomas, llegando a manejar con soltura el francés, el inglés y el alemán. No pudo acudir a la universidad, vetada para las mujeres por lo que los avances científicos y filosóficos los sigue a través de los amigos de su padre y de los libros.

Doña Emilia publicó las crónicas de este viaje en el diario El Imparcial —recogidas después en uno de sus libros de viajes, Por la Europa católica (1901)—, y en ellas denunció la necesidad de la europeización de España recomendando viajar al menos una vez al año como medio para educarse.

En 1876 se da a conocer su primer trabajo como escritora con Estudio crítico de las obras del padre Feijoo un ensayo sobre este intelectual gallego del siglo XVIII por el que la escritora siempre tuvo gran admiración, posiblemente por su feminismo avant la lettre. Con la obra ganó un premio, compitiendo en este certamen con Concepción Arenal.

En el mismo año publicó su primer libro de poemas, Jaime, que dedicó a su hijo recién nacido, editado por Francisco Giner de los Ríos. ​
Su primera novela aparece en 1879, Pascual López, autobiografía de un estudiante de medicina, novela romántica y realista al mismo tiempo, localizada en Santiago de Compostela. La publica en la Revista de España.

Influida por la lectura de Pedro Antonio de Alarcón y de Juan Valera, y todavía al margen de la orientación que su narrativa tomaría en una década después.​ El éxito de la novela le lleva a seguir el mismo camino, publicando en 1881 Un viaje de novios, sobre el matrimonio imprudente de una mujer joven, hija única de un nuevo rico, y un hombre maduro, una obra híbrida, en la que elementos puramente realistas se mezclan con otros propios de la novela de tesis —en este caso, la imprudencia de un matrimonio de conveniencia—​ y con profusas descripciones de paisajes y personajes, que toma de Balzac y Daudet, y que ya anuncian su próximo interés por el naturalismo.
Pardo Bazán admira el naturalismo francés pero defiende la literatura española y su carácter castizo que considera un realismo propio.2​

Aunque parte de su obra está considerada como «naturalista» algunos especialistas establecen que lo relevante es el hecho de que la autora introdujo en España el debate sobre las propuestas de Émile Zola a través de sus ensayos de divulgación periodística.8

En 1882 comenzó, en la revista La Época, la publicación por entregas de una serie de artículos sobre Émile Zola y la novela experimental, reunidos posteriormente en el volumen La cuestión palpitante (1883), acreditándola como una de las principales impulsoras del naturalismo en España. En la obra, prologada por Clarín, defiende el realismo «a la española» de sus contemporáneos Galdós y Pereda y a pesar de que sus ideas habían sido publicadas por entregas anteriormente causó un gran escándalo.​

Se consideró el alegato indecente de una mujer casada y respetable en favor de la literatura francesa considerada atea y pornográfica. En realidad, aunque criticaba el naturalismo defendía el valor literario de Zola y se la identificó con la postura atea y provocativa del escritor.

La obra provocó un importante revuelo​ y recibió numerosos ataques al ser considerada un manifiesto en favor de la pornografía francesa y la literatura atea, sumado al hecho de que la autora era una mujer, esposa y madre.​ Los defensores de la religión y la moral encontraron terreno abonado para el ataque secundado por algunas personas que habían sido incluso amigas y admiradoras suyas como es el caso de Marcelino Menéndez Pelayo.

En 1883 publica La Tribuna, considerada la primera novela social y la primera novela naturalista española. Cuenta la historia de una mujer obrera y refleja el ambiente de trabajo en una fábrica mostrando el ambiente de trabajo de las cigarreras de La Coruña a la que da el nombre literario de Marineda. Es la historia de una huelga y su protagonista es una joven valiente y resuelta que encabeza las reivindicaciones obreras, una mujer guapa engañada por un «señorito» que la seduce y la abandona y termina con los gritos populares a favor de la República al tiempo que ella da a luz a su hijo.

Emilia Pardo Bazán incorpora por primera vez en la novela española al proletariado -antes que Pérez Galdós y Blasco Ibáñez- y describe los métodos industriales, formas de trabajo, duros horarios y el ambiente obrero en años de intensa movilización social a la vez que realiza también un profundo análisis del mundo femenino y de la doble jornada de las obreras siendo madres y trabajadoras.

A partir de 1884 y tras el escándalo generado de La cuestión palpitánte Pardo Bazán comenzó a distanciarse del «zolismo» sin suponer la descalificación de la doctrina del maestro por el que siempre guardará admiración. Los primeros síntomas de tal alejamiento se hacen explícitos en sus «Apuntes autobiográficos» (1886), cuando, refiriéndose al libro de 1883, declara que en él examina «la estética naturalista a la luz de la teología, descubriendo y rechazando sus elementos heréticos, deterministas y fatalistas, así como su tendencia al utilitarismo docente, e intentando un sincretismo que deja a salvo la fe» (O. C., III, pp. 722-723).

Un paso más en ese proceso se manifiesta al año siguiente, en sus conferencias sobre la literatura rusa; en ellas, más que -como a veces se ha dicho- sustituir en su devoción a Zola y el naturalismo francés por Tolstoi y el espiritualismo ruso, doña Emilia ofrece una visión más totalizadora y comprensiva de lo que en el movimiento literario europeo ha significado la propuesta de Le roman expérimental señala José Manuel González Herrán, catedrático de Literatura Española, especialista en su obra.

En 1885 publicó La dama joven en la que habla de crisis matrimoniales.

El método naturalista culminó en Los pazos de Ulloa (1886-1887) su novela más famosa y la obra que la consagró como una de las grandes escritoras de la literatura española, en ella describe la decadencia de la oligarquía terrateniente que ha perdido su papel de liderazgo social, la nobleza degradada, patética pintura de la decadencia del mundo rural gallego y de la aristocracia.

Un año más tarde publica su continuación con La madre naturaleza (1887), fabulación naturalista en la que cuenta los amores incestuosos entre dos jóvenes que no saben que son hermanos. A partir de los años 90 Pardo Bazán se aparta del naturalismo y explora nuevos caminos literarios como el idealismo y el simbolismo también tendencias europeas. Sigue escribiendo novelas que influenciarán a Vicente Blasco Ibáñez, uno de los grandes escritores de fin de siglo.

En su afán reformador, en 1890 Doña Emilia aprovechó la herencia paterna para crear una revista de pensamiento social y político totalmente escrita y financiada por ella: Nuevo Teatro Crítico, titulada en homenaje a Benito Jerónimo Feijoo del que fue seguidora. En ella se incorporaron ensayos, críticas literarias, noticias sobre otros escritores y estudios de actualidad política y social con el objetivo de reflejar la vida intelectual de su época. En un principio tuvo éxito, su estilo directo y sinceridad acrecienta la polémica que ella no desdeña y le crean fama de de vehemente y revolucionaria. La experiencia dura tres años y en su despedida a los lectores declara que ha perdido en la empresa humor y dinero.

La rica obra de Emilia Pardo Bazán incluye también los libros de viajes, como Por Francia y por Alemania, 1889; Por la España pintoresca, 1895 y las biografías (San Francisco de Asís, 1882; Hernán Cortés, 1914. Varela Jácome ha descubierto una novela inédita: Selva).

En el año 2012, se publica por primera vez en España su primera novela, escrita con 13 años de edad, Aficiones peligrosas.

Sus extensísimas Obras completas se imprimieron ya en vida (Obras Completas, Madrid: Imprenta A. Pérez Dubrull, 1891, 43 vols.), por lo que parece la más completa la póstuma de 1924 (Obras Completas, Valladolid: Imprenta Colegio de Santiago, S. A., 1924).

Activismo por los derechos de la mujer

Pardo Bazán fue una abanderada de los derechos de las mujeres y dedicó su vida a defenderlos tanto en su trayectoria vital como en su obra literaria. En todas sus obras incorporó sus ideas acerca de la modernización de la sociedad española, sobre la necesidad de la educación femenina y sobre el acceso de las mujeres a todos los derechos y oportunidades que tenían los hombres.

Su cuidada educación y sus viajes por Europa le facilitaron el desarrollo de su interés por la cuestión femenina. En 1882 participó en un congreso pedagógico de la Institución Libre de Enseñanza celebrado en Madrid criticando abiertamente en su intervención la educación que las españolas recibían considerándola una «doma» a través de la cual se les transmitían los valores de pasividad, obediencia y sumisión a sus maridos.

También reclamó para las mujeres el derecho a acceder a todos los niveles educativos, a ejercer cualquier profesión, a su felicidad y a su dignidad.

Aún consciente del sexismo en los círculos intelectuales, propuso a Concepción Arenal para la Real Academia Española, pero la candidatura fue rechazada; tampoco aceptaría esta institución a Gertrudis Gómez de Avellaneda, ni su propia candidatura (fue rechazada tres veces, en 1889, en 1892 y en 1912), por más que en 1906 llegara a ser la primera mujer en presidir la sección de literatura del Ateneo de Madrid y la primera en ocupar una cátedra de literaturas neolatinas en la Universidad Central de Madrid (en 1916) además de ser nombrada en 1910 Consejera de Instrucción Pública por Alfonso XIII.


Fuente: Wikipedia

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