La Escuela de Liderazgo Femenino, que se inauguró el pasado mes de mayo, es un nuevo programa innovador que mejorará las oportunidades de las mujeres en las comunidades de cacao en Costa de Marfil. El programa está siendo dirigido por la red de productores de Fairtrade África.
Las investigaciones demuestran que, a pesar de constituir casi la mitad de la fuerza de trabajo agrícola, la mayoría de productoras de los países en desarrollo reciben salarios más bajos que los hombres, a menudo no les es permitido ser dueñas de tierras y son excluidas de préstamos o de formación agrícola. Sin embargo, la investigación sugiere que el cierre de la brecha de género podría realmente abordar la pobreza.
En el 2015 Fairtrade publicó un informe que muestra cómo la igualdad de género no sólo beneficia a las mujeres, sino también a las organizaciones y empresas en las que trabajan, así como a la comunidad en general. Actualmente las mujeres conforman la mitad de la fuerza laboral agrícola en los países en vías de desarrollo, pero solo representan el 25% de 1,6 millones de productores y trabajadores de las organizaciones de productores Fairtrade; por lo que nos queda aún mucho trabajo. Las normas jurídicas, sociales y culturales a menudo convergen para crear una barrera a la participación de las mujeres. Por ejemplo en algunos países los derechos sobre las tierras son tradicionalmente solo para hombres. En algunos casos el trabajo agrícola puede ser considerado inapropiado para mujeres, o se espera de ellas que lleven a cabo la mayor parte de las tareas del hogar, dándoles así menos tiempo para poder participar en las organizaciones de productores.
En el informe, una productora de banana de la República Dominicana afirma que permitir a las mujeres convertirse en miembros de las organizaciones de productores es importante porque «se le da a las mujeres el derecho a votar, a participar en la toma de decisiones, a recibir beneficios y vivir con dignidad.»
Una de las nuevas participantes de esta la Escuela de Liderazgo Femenino es la productora de cacao Kouame Ehui Edith, madre soltera de un niño, que dejó la escuela secundaria antes de graduarse. Es miembro de la cooperativa SCAEK, organización certificada por Fairtrade en Koboti, a unos 200 km al norte de Abidjan. Ella tiene la esperanza de adquirir habilidades que le ayuden con su negocio y su trabajo como líder de la comunidad para SCAEK. «La Escuela de Liderazgo de Mujeres será una buena oportunidad para que las mujeres aprendamos», dijo Kouame Ehui Edith. «Estoy deseando que este programa cambie mi vida».

Aunque muchas organizaciones certificadas con Fairtrade optan por invertir parte de su Prima Fairtrade (dinero extra para las organizaciones de productores que ellos mismos gestionan de forma democrática) en proyectos que beneficien a las mujeres, como el acceso del cuidado de niños o capacitaciones para ayudarles a diversificar sus ingresos. Fairtrade afirma que incrementando la participación de mujeres productoras podría aumentar la productividad, mejorar los resultados de desarrollo de las comunidades, y proporcionar oportunidades para lanzar nuevos productos.
«Creemos que la primera Escuela de Liderazgo Femenino de Fairtrade en África puede ser un catalizador para el cambio, aumentando la participación de mujeres en el liderazgo y contribuyendo a las normas sociales cambiantes que son las barreras claves para la participación de las mujeres en los negocios», afirmó Tsitsi Choruma, directora de Operaciones de Fairtrade África.
Actualmente en Costa de Marfil las mujeres representan el 68% de la fuerza de agrícola, pero sólo el 25% posee tierras. Por lo tanto, pocas tienen funciones en el negocio, no tienen acceso a los ingresos generados por el cacao o incluso no pueden tener cuentas bancarias. Este programa es vital para que comencemos a reparar el equilibrio entre las comunidades agrícolas y esto cambie.»
Foto de portada: Copyright Fairtrade International
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