Voy a contar una historia que puede parecer una tontería, para muchos no será más que una anécdota sin importancia, pero para mí es un reflejo de cómo la sociedad ve a las mujeres y de los momentos desagradables que pasamos hasta en las situaciones más insospechadas. Hace un par de semanas, un amigo salía muy tarde del trabajo y nos propuso quedar a tomar algo. No estaba pasando un buen momento así que unos pocos aceptamos a pesar de la hora. No quedaban muchos sitios abiertos a partir de las 00:00h, así que nos sentamos en el primer sitio que vimos abierto, que cerraba a la 01:00h. Pedimos, y cuando el camarero nos trajo las bebidas, depositó unos posavasos en la mesa. Parecían viñetas de cómic, y miré el mío antes de poner el vaso encima. Y sí, era el posavasos de la imagen que ilustra esta entrada.
No me lo podía creer. Pregunté “¿Pero este posavasos os parece normal?”. El camarero se hizo el loco. Dos amigos se inclinaron a mirarlo y torcieron un poquito el gesto. Otra amiga no dijo nada. Le hice una foto y miré el nombre en la puerta. ‘Midtown Kitchen & Bar’. Me lo repito. Este sitio no se me olvida.
Al día siguiente les pongo un comentario en Twitter e Instagram. Obtengo alguna reacción a favor, pero pienso que así no llego a ningún sitio. Y entonces se me ocurre contactar con una cuenta de Twitter, @Relatofeminista, que también lleva un canal de Telegram y había ofrecido ayuda para hablar de cualquier cosa. Le pido ayuda para difundirlo porque tiene miles de seguidores. Y me ayuda. Pone un tweet mencionándome e incluyendo la foto del posavasos. A partir de ahí los retweets, no sólo a su tweet, sino al mío original también, suben como la espuma.
Me paso el día mirando las cuentas de Midtown, por si comentan algo. Silencio.
Y miro las respuestas a sendos tweets. La mayoría son de gente que alucina, que tampoco se lo puede creer. Pero hay de todo, claro. Un usuario comenta “esto no es machismo, es un chiste”. Como si fueran conjuntos disjuntos. Como si un chiste no pudiera ser machista. Como si nuestro sentido del humor no reflejara el ambiente que impera en la sociedad. Como si con lo que nos hace gracia no manifestásemos nuestras ideas y nuestra forma de pensar. “(…) Yo hago chistes machistas con mis amigos, pero ninguno, ni yo, pensamos que la mujer sea inferior.”.
No voy a entrar al debate de los límites del humor, pero creo que todos los chistes hay que enmarcarlos en su contexto. Si tú y tus amigos hombres hacéis un chiste machista, tenemos un grupo de privilegiados riéndose de la gente a la que oprime. Quizá no penséis directamente que la mujer sea inferior, pero que esté en una posición inferior os hace gracia. Igual un poco machistas sí sois. Si un restaurante tiene el cuajo de usar en sus posavasos una viñeta riéndose de los asesinatos machistas, yo saco dos conclusiones: que la gente que tomó esa decisión es muy machista, y que además está orgullosa.
Pasan algunos días y en las cuentas de Midtown publican fotos, el menú del día… Pero en cuanto a los posavasos, silencio. Porque saben que no tiene importancia, que en cuanto pasen un par de días nadie se va a acordar. A 28 de octubre, en feminicidio.net se cuentan 86 feminicidios y asesinatos de mujeres cometidos por hombres en España en 2017. Y pienso en la mujer de Palma a la que un chico violó e intentó drogar para luego incendiar su casa, en las tres mujeres agredidas en Murcia en un solo día, en la asesinada en Rubí, en las dos agredidas en Bilbao, en la mujer de Sevilla a la que su novio dejó con una discapacidad del 65% de un disparo por querer cortar con él. Y no puedo acordarme de más porque son demasiadas. Y porque sale un día en la prensa (como mucho), y al día siguiente, silencio. 86 asesinadas en lo que va de año y todavía hay a quien le parece un buen campo para bromas.
“A mi me gusta y si el chiste fuera al revés no diríais nada”. Punto 1, que a ti te guste no nos importa en absoluto. Voy a su perfil, y es un hombre. Ninguna sorpresa de momento. Punto 2, si fuera al revés no estaríamos bromeando con unos comportamientos sostenidos por nuestra sociedad, alimentados por nuestra educación y ninguneados por los gobiernos. Si fuera al revés te aseguro que no me haría ni media gracia, pero no, seguramente no habría iniciado esta campaña porque los datos de hombres asesinados por mujeres son tan ínfimos que no dan ni para estadística. Claro que también importan, pero la violencia machista es sistémica. Nuestra sociedad la apoya, y por eso tenemos que combatirla con más fuerzas.
Por suerte, por cada comentario de este estilo hay muchos de mujeres (y algún hombre) mostrando su apoyo e incluso intentando dialogar con estos usuarios machistas que no quieren escuchar.
De estos días me quedo con que somos muchas y estamos muy unidas. Y, paradójicamente, solas. Muy solas.
Desde Midtown Madrid, silencio.
El humor también es cómplice
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