Amanda Coogan (Dublín, 1971) es una performer feminista de origen irlandés cuyo trabajo podrá verse y sobre todo sentirse en el Centro Niemeyer durante el 6 de octubre y el 5 de noviembre de 2017. La exposición recoge las instalaciones de las que se sirve la artista durante sus actuaciones, así como proyecta vídeos que reproducen su trabajo. Además, la cúpula del Niemeyer ha albergado su performance ‘’Yellow’’ el día 8 de este mes y el 5 de noviembre recreará ‘’Spit, Spit, Scrub, Scrub’’, la cual se revisará más adelante. Otras actividades que se celebran en este contexto son conferencias y el estreno del documental «Amanda Coogan: Long Now»
La obra artística de Coogan habla de la deconstrucción del rol de género asignado por antonomasia a la mujer, haciendo especial énfasis en la mujer irlandesa, y su posterior liberación tras este proceso. Son performances en las que muchas veces escapa de estructuras que constriñen su cuerpo, generalmente prendas o tejidos que simulan esta idea. De este modo, la noción de cuerpo resulta trascendental para Coogan, del mismo modo que lo fue para su maestra, Marina Abramovic, al igual que para otras muchas performers feministas, como Esther Ferrer en el caso español. Las performances duracionales de Coogan se traducen en intensas actuaciones donde lo corpóreo es protagonista y soporta el peso de la acción prolongada. Tal y como interpreta la filóloga Luz Mar González-Arias, que además ejerce como comisaria en ‘’I’ll sing you a song from around the town’’, el cuerpo es la única herramienta tangible que permite la interacción entre los seres vivos (Coogan) y el planeta. Por otro lado, dicho elemento ya cobró una gran importancia desde la niñez de la artista, pues sus padres son sordos, así que aprendió el lenguaje de signos irlandés. El cuerpo a través de los gestos se convierte en el elemento comunicativo fundamental dentro del núcleo familiar. Esto llevará a que sus inicios en el universo del arte deriven en el aprendizaje con Abramovic y su actual puesta en escena.
Las telas y prendas ocultan y suprimen a la mujer hasta que logra abrirse camino, al igual que sucede en ‘’13 Women’’; performance colectiva que además rinde homenaje al desastre de la calle Church (Dublín) de 1913, donde el derrumbe de dos edificios provocó la desesperación entre las víctimas atrapadas bajo los escombros, que estarían intentando salvarse en esta obra.
En ‘’Can you see it, can you feel it, it’s all in the air’’ (2016) no resulta tan evidente la importancia de la ropa y el tejido. Lo trascendental aquí reside en la acción en bucle, que resulta una constante en Coogan. Sin embargo, esta performance es una de las más repetitivas, pues la artista conduce un carrito de bebé con naranjas en su interior mientras porta un cuchillo y cruza reiteradamente una instalación que simula un muro plateado. Levantada con madera y acero, mantas isotérmicas y bolsas de basura, parte de la instalación se adhiere a la mujer debido a la electricidad estática, entorpeciendo su caminar pero también causando un gran efectismo percibido por el espectador.
En Asturias, nuevamente en el centro avilesino, expuso ‘’The Passing’’en 2016. Dentro de la exposición ‘’Niemeyer Specific’’ lo que hizo fue recrear una performance llevada a cabo en el Museum of Fine Arts de Boston (2011). En este caso, la autora disfrutó de la arquitectura purista y curvilínea del racionalista Oscar Niemeyer a través de un lento paseo que duró varias horas. Se atavió con un vestido rojo que dialogó con los movimientos del cuerpo de Coogan y su entorno. Por otro lado, el 8 de octubre presentó ‘’Yellow’’, la cual interpretó por primera vez en la Oonagh Young Gallery de Dublín en 2008. La obsesión y frustración que se origina al realizar una misma actividad durante horas es una de las ideas que transmite esta performance.
A modo de conclusión, es interesante comentar la performance que realizará el 5 de noviembre de 2017 en el Centro Niemeyer. ‘’Spit, Spit, Scrub, Scrub’’ se presentó por primera vez en octubre de 2011, en Dublín. Amanda Coogan fue acompañada originalmente por las también performers Ciara McKeon y Sinead Corcoran. El espectáculo consiste en un singular baile que rememora la dominación y mecanización que llega a sufrir la mujer dentro del sistema patriarcal, al menos hasta que Coogan y sus compañeras comienzan a destruir esta autoridad. Se introduce así la categoría estética de lo abyecto, procedente de Julia Kristeva, pues lo considerado nauseabundo es empleado como arma de liberación. La saliva proyectada en forma de escupitajo se convierte en la clave del espectáculo, clamando y confrontando al público. Nunca mejor dicho: ‘’lo personal es político’’ (Kate Millett).
Fotografias de Andrea Garcia
Centro Niemeyer