Cuando alguna mujer suelta una barbarie machista, siempre se oyen voces que replican: “Es que, en esto del machismo, las mujeres son peores que los hombres”. Y no. Claro que hay mujeres que tienen asumidísimos los valores patriarcales y los defienden a capa y espada, pero digo que no porque, para empezar, ese planteamiento de “ser mejores o peores” no es un planteamiento político y no es, por lo tanto, el nuestro.
No estamos en una película de “buenos y malos” sino en una sociedad que tiene una determinada estructura. Estructura que conlleva una rígida división entre hombres y mujeres y que viene acompañada del sometimiento de éstas a aquellos. Las mujeres en su conjunto (incluso en las sociedades donde hemos alcanzado mayores cotas de igualdad) ocupan un lugar subalterno, han de gustar a los hombres, han de cuidarlos, sufren violencia, abusos, ninguneo, tienen peores salarios, menor calidad de vida, etc. etc.
Y sí, claro, siempre ha habido mujeres que han asumido y transmitido los valores patriarcales. Hasta hace cuatro días, muchas ni siquiera imaginaban que fuera posible un estado distinto al de la sumisión en el que ellas, a su vez, habían sido educadas. Nos transmitían esas normas –pues eran ellas las encargadas de hacerlo- no porque, después de pensarlas y analizarlas, las consideraran estupendas ni porque ellas mismas se sintieran satisfechas sino porque ni siquiera podían creer que otro mundo fuera posible.
siempre ha habido mujeres que han asumido y transmitido los valores patriarcales. Hasta hace cuatro días, muchas ni siquiera imaginaban que fuera posible un estado distinto al de la sumisión en el que ellas, a su vez, habían sido educadas.
Y, sí, por supuesto, en esa transmisión y adiestramiento, las había y las hay más o menos feroces o rígidas. Con todo, no perdamos de vista que no son las mujeres quienes han creado tales normas ni quienes se benefician.
Pero ahora encontramos un nuevo modelo de defensoras de los valores y normas patriarcales. Yo las califico abiertamente como peligrosas y repugnantes.
Se presentan a sí mismas como feministas y supermodernas. Sus ímpetus propagandísticos toman dos sendas:
A) Convencernos de que hemos de hacer lo de siempre pero, ojo, porque nosotras queremos. Porque elegimos y deseamos ser putas, esclavas de las necesidades de otros y sumisas. Una amiga ha escrito estos doce mandamientos de la “nueva mujer empoderada”:
- Me encanta ir al gimnasio para mantener mi figura.
- Me encanta pasar hambre para no engordar.
- Me encanta aplicarme cremas cada noche y cada mañana.
- Me encanta usar zapatos de tacón de 10 cm (por lo menos).
- Me encanta ir con ropa ligerita cuando hace frío.
- Me encanta ir a la pelu para que me quiten o me pongan ondas, mechas o tintes.
- Me encanta depilarme el pubis y las axilas.
- Me encanta maquillarme.
- Me encanta llevar pantalones muy, muy ceñidos.
- Me encanta poner posturitas adorables para salir bien en las fotos.
- Me encanta agradar todo el tiempo.
- Me gusta vender mi imagen y conseguir dinero usando mi cuerpo.
Resumen: todo esto me encanta y lo hago porque soy libre…
B). No negar que sufrimos violencia y acoso pero reconocer que es, en gran medida, culpa nuestra y que, además, somos una especie de jauría ávida de sangre que aprovechamos la más mínima para lanzarnos contra los pobres hombres. Que sí, que alguno malo hay, pero que lo nuestro es muy vil, mucho.
Así, ante la campaña “Yo también”, “Moi aussi”, “Me too”, las defensoras “feministas” del patriarcado se ven obligadas a advertirnos de los excesos en los que caemos, las injusticias y arbitrariedades que cometemos. O sea, en una palabra: lo malas que somos.
Por ejemplo, Marta Lamas, desde México, escribe:
«Entreveo a una generación de jóvenes feministas, hartas de una violencia sexual que aumenta reaccionar enardecidas con odio e intolerancia”. A ver, jóvenes feministas mexicanas, dos preguntas: ¿la violencia sexual no aumentará por vuestra culpa? y ¿no os parece muy feo eso de odiar y ser intolerantes? En México, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (que seguro se quedan cortos), fueron asesinadas 26.267 mujeres entre el 2000 y el 2014, o sea, cinco diarias, pero, ojo, seguro que los asesinos no actuaron con odio ni intolerancia. Vosotras, sí.
Y sigue Marta: “Ciegas a su propia misandria, y haciendo oídos sordos a la parte de violencia que también afecta a los hombres, ven en todo una conspiración misógina”. Según estadísticas del Sistema Nacional de Seguridad Pública de México, en los seis primeros meses de 2017, se denunciaron 16.631 delitos sexuales y concretamente 6444 violaciones, o sea, una media de 35 diarias (se denunciaron, vete tú a saber cuántas se cometieron) pero decidme, jóvenes feministas: ¿por qué sois misándricas? ¿No os dan pena, penita, pena los pobres hombres que, sin duda, también sufren mucho?
Añade Marta Lamas: “Encuentran violencia en todas las expresiones del comercio sexual y hasta viven los piropos y las insinuaciones sexuales como acoso. ¡Ay, el nuevo puritanismo!” Y vuelvo a interpelaros, jóvenes feministas: ¿Es que no os gusta el comercio sexual? ¿Es que preferís la sexualidad sin comercio, solo guiada por el mutuo deseo? ¿Sois tan puritanas que si un macho, después de evaluaros positivamente, se molesta en piropearos y en haceros insinuaciones sexuales, en vez de agradecérselo, os enfurecéis?
Y sigue la señora Lamas: «Veo con gran preocupación un avance de esas posiciones mujeristas, que visualizan a todas las mujeres como “víctimas” y a todos los hombres como potenciales victimarios. Esas creencias esencialistas del mujerismo, que no es sino otra forma de fundamentalismo, pervierten el anhelo libertario del feminismo.»
¿Veis, jóvenes feministas, lo que conseguís con vuestro mujerismo, vuestro victimismo, vuestro esencialismo, vuestro fundamentalismo? Conseguís preocupar a Marta Lamas que no podrá conciliar el sueño corroída por la angustia de constatar que pervertís el anhelo libertario del feminismo, anhelo que consiste, claro está, en sentirse libres para declararse sumisas.
Pero, ojo, Marta no está sola. Voces como la suya se han alzado por doquier. En Francia circula un escrito casi igual de divino. Otro día diré algo sobre él porque ahora quiero acabar comentando otras observaciones de Marta Lamas.
Resulta que México, según la OCDE, ocupa el primer lugar en embarazos de adolescentes. Comenta Marta Lamas: «Si en este país, ¡en pleno siglo XXI!, cada día se embarazan más adolescentes, incluso niñas de 9 y 10 años, ¿cómo es posible que no se haya podido llevar a cabo una indispensable y urgente educación sexual en las escuelas?».
O sea, resumiendo: hay que educar a los hombres mexicanos (porque las adolescentes y las niñas no se embarazan solas ¿verdad?) para que si van a abusar de niñas de 9 y 10 años usen preservativo. Pero, analizando con mayor sutileza y en la línea de Marta, yo añado: ¿qué malas artes emplean las niñas y adolescentes mexicanas para conseguir ese porcentaje tan alto de embarazos? Porque, en otros muchos países, lamentablemente tampoco se imparte ninguna educación sexual y, sin embargo, están muy lejos de batir el record mexicano.
Ante los datos de violencia machista en general, de violencia sexual en particular y de embarazos adolescentes, yo entiendo perfectamente que las feministas mexicanas, jóvenes, viejas y de mediana edad, estén indignadísimas.
Sospecho, pues, que la preocupación de Marta Lamas y demás voceros del machismo van a seguir en aumento porque las feministas mexicanas no cejarán en su lucha. Y yo seguiré intentando imitarlas y ser como ellas, o sea, supermala.
LLamarlas aliadas es demasiado fino, yo las llamaria «Mamporreras del patriarcado» que les queda mejor..
Que las quemen a todas esas mamporreras del patriarcado que no abrazan la Verdad revelada del feminismo, Amen¡¡¡¡
Verás, Oscar, nosotras no quemamos, sois vosotros, los tíos patriarcales como tú, los que hacéis esas cosas. Nosotras debatimos. Ya sé que es más fácil violar o asesinar pero no entra dentro de mis proyectos. Yo prefiero analizar el texto de Lamas o de cualquier otra corifea del patriarcado y criticarlo, duramente, por supuesto.
Era evidente que las ultrafeministas como la que escribe este texto iban a reaccionar violentamente, negando y descalificando todo lo que argumenta Marta Lamas, y por supuesto linchándola.
Lo que es muy triste es que la autora exhiba además su supina ignorancia al demostrar que no tiene siquiera la menor idea de quién es Marta Lamas, y de su importantísimo papel en la lucha feminista en México y Latinoamérica. Llamarla “defensora del patriarcado” y sandeces similares solo sirve para demostrar el punto que el magnífico y necesario texto de Lamas pretendía mostrar.
Oh! Qué aguda observación me hace usted… O sea, si veo un film de un director, o leo un artículo de un periodista, o un libro, mientras no haya visto toda la filmografía o leído toda la obra, no puede opinar… Muy inteligente, si.
En cualquier caso, sé quién es Marta Lamas. Sé que está en la cresta de la ola porque su discurso les encanta a todas aquellas personas que, frente a las barbaries machistas sufridas por las mujeres en el mundo en general y México en particular, en vez de reaccionar contra asesinatos, violaciones, explotación salvaje, etc, se dedican a criticar a quienes sí luchan.
Y Marta Lamas podrá autoproclamarse feminista pero objetivamente es una aliada del patriarcado.
Es natural que muchas mujeres estén reaccionando a esa versión neopaternalista del feminismo. La mujer víctima, la boba de la historia siempre a la sombra del hombre, la mujer que necesita la protección del Estado y de leyes. Mujeres y hombres hemos construido la historia, para bien o para mal. Muchas mujeres se están cansando de ser vistas como las víctimas. Quieren ganarse las cosas por sus propios méritos y no por cuotas, quieren liberarse que la sociedad les imponga ser madres, pero también quieren liberarse de la normatividad feminista… «tienes que ser una mujer como te decimos que seas, o eres una aliada del patriarcado, peligrosa y repugnante». Al feminismo no le importa la mujer, sino que como todo pensamiento totalitario quiere normar el comportamiento y el pensamiento… «habla así, viste así, mira así, siéntate así, compórtate así, piensa así…» Y si no, eres una mujer aliada del patriarcado o eres un macho opresor privilegiado. La sociedad se está cansando del feminismo (de cierto feminismo, hay otro tipo de feminismo muy valioso). La mujer se cansa de ser la víctima y el hombre de ser el victimario.
Ah! o sea, que la hemos construido por igual! Ni en México ni en España ha habido mujeres con poder político o económico como para intervenir a nivel social y público pero mira tú por donde, resulta que somos igualmente culpables… divino. Y divino igualmente ese de que muchas mujeres se estén cansando no de ser víctimas sino de ser vistas como víctimas. Usted no lee ni le importan los datos sobre violencia hacia las mujeres, agresiones sexuales, asesinatos… ese no es, pues, el problema. No, l problema no es la violencia real que se ejerce contra las mujeres. El problema es que nos vean como víctimas.
Y me encanta eso de que la sociedad se esté cansando del feminismo…
Pues no vea usted lo cansadas que estamos nosotras del machismo.
Y tengo una mala noticia que darle: el feminismo va a más.
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Marta Lamas es un asco como feminista. Sus posturas no poseen ningún sustento teórico. Son solo un montón de tonterias neoliberales. NO EXISTE ALGO COMO TIPOS DE FEMINISMO, EL FEMINISMO ES UNO SOLO. Y claro, en los comentarios siempre aparece un hombre explicandonos como debe ser el feminismo.
El feminismo en Mexico si es intolerante y radical como señala Marta Lamas. Actualmente todo lo que sea masculino es descalificado porque se considera patriarcal, incluso la sola presencia de un hombre. Para prueba, las marchas y manifestaciones que segregan hombres de mujeres. Por otro lado, la crisis de asesinatos de mujeres no es solo a causa de un machismo desmedido, es prueba de un estado fallido y una crisis de seguridad y una crisis como sociedad. Los embarazos en adolescentes que menciona son entre adolescentes, es decir, no necesariamente las adolescentes de embarazan de tipos mayores, se embarazan de sus compañero de clase que tampoco fueron informados, en Mexico no hay educación sexual y el riesgo es ese: padres jóvenes. Sin duda, las feministas mexicanas están furiosas y son intolerantes porque replican formas de pensamiento de otros países, como España. Y Mexico no es igual que España.
Sí, está claro: el problema no es que miles de mujeres sean asesinadas y violadas sino que las mujeres no dejen manifestarse a los hombres ¡qué horror y qué atropello!. Lo que no entiendo es por qué ese estado fallido no lleva a los hombres a violar a otros hombres o a asesinar a su jefe, a su hijo, a su hermano, a su amigo. Una crisis de sociedad muy rara y muy selectiva pues matan ellos y las matan a ellas. No sé qué pensaría Marta si fuera al revés: las mujeres las que se lanzaran a cotar el cuello de los hombres y, si no a violarlos, al menos a caparlos. Y, los hombres, como respuesta, se mostraran intolerantes… Y sí, respecto a los embarazos, alguno habrá de novietes de su edad, sí, pero otros muchos, lo dudo. Y, no sé, en España (que es lo que yo conozco) tampoco hay educación sexual. Pero claro, cada país vive sus circunstancias pero con gente como Marta Lamas que en vez e denunciar el feroz machismo, se dedica a acusar de intolerancia a las mujeres…. Oirlas da risa (o ganas de llorar).
Siempre me ha hecho muchísimo ruido la opinión de Marta Lamas, cada vez que habla, el enojo estalla en mi, me invade un sentimiento de injusticia e impotencia….
Pilar, has descrito exactamente lo que siento y pienso al escucharla. Es una aliada del machismo (con mucha más autoridad y difusión de lo que nos gustaría y venimos necesitando). ¡Gracias por expresarlo tan claro!