El pasado domingo tenía lugar en Madrid una de las convocatorias que había sido programada dentro de un evento mundial que hacia un llamamiento a todas las mujeres del mundo: la Women’s March ó Marcha de las Mujeres. Una iniciativa que nació en 2017 como respuesta a las políticas de un recién elegido Donald Trump, y en contra de su misoginia y odio a colectivos concretos como los migrantes o las personas LGTBI.
Para conmemorar esas marchas del año pasado que hicieron historia a causa del gran número de personas que fueron capaces de reunir, la organización de la Marcha de las Mujeres, decidió abrir sus miras, y permitir que este evento se expandiera a ciudades de todo el mundo. Todo ello con el fin de condenar cualquier tipo de violencia, ataque y discriminación desde una visión feminista.
Desde Plaza de la Ópera de Madrid pude tener la oportunidad de hablar, de transmitir unas palabras que remito por escrito aquí abajo, a sabiendas de que desde una pantalla cuando se trata de un discurso, se pierde parte de la pasión que entraña…
<< Esto no es tanto un discurso sino más bien una reflexión a raíz de mis vivencias y pensamientos como activista… El slogan de esta marcha (Look back, march foward), que en español significa “mirar atrás, marchar más lejos” representa después de los acontecimientos políticos acontecidos en 2017, el recuerdo sobre la importancia de aprender de la historia, pero también de crear la nuestra propia. Como feministas, vamos aprendiendo a medida que la lucha avanza, también en el conocimiento. Nos hacemos conscientes de que todos los derechos que hemos ganado los disfrutamos gracias a otras mujeres combativas que nos precedieron. Mujeres valientes, sin miedo a desobedecer las normas y las injusticias de su tiempo. Mujeres que como nosotras fueron desalentadas múltiples veces en ese camino como activistas.
Comentarios que escuchamos a día de hoy como… Es muy peligroso para ti, ¿merece la pena? Podrías tener antecedentes, ¿no te da miedo? Podrías ir a la cárcel si sigues, ¿por qué no lo dejas y actúas de otra manera más relajada? Los recibimos las activistas feministas cuando hemos decidido luchar en las calles, gritar y actuar por la justicia que pertenece a todas las mujeres. Como persona una se siente cuestionada constantemente, pero también te das cuenta que esos comentarios sólo buscan desanimarte y vienen por parte de gente, que en su mayoría, viven en su zona de confort.
Deja de escucharlos, y escúchate a ti misma. Las feministas somos, por definición, optimistas, pero por encima de todo somos personas utópicas. Buscamos la utopía de un mundo justo e igualitario. Vemos la posibilidad en el camino. Precisamente por ello tenemos también que tomar conciencia de lo que significa como mujer obtener un derecho y ejercerlo. Ganarlo cuesta trabajo, gritos, consignas, detenciones muchas veces, golpes – de tu cara contra el suelo, contra una pared-, noches en calabozos… Pero a veces cuesta mucho más mantenerlo.
En un sistema como este diseñado bajo el privilegio masculino y capitalista, siempre existirá una ofensiva para arrebatárnoslo. Mientras exista patriarcado nunca cesará su deseo de hacernos volver a nuestro rol de mujer esclava del hogar y los cuidados, de la dependencia, del confinamiento.
Yo te creo. Yo también he sido acosada. Yo también he sufrido violencia. Yo también he tenido miedo. Yo también he vivido desigualdad salarial, legal y política
Pero hemos dicho BASTA, a lo largo ya de siglos. Y seguimos haciéndolo. Hoy, aquí, todas vosotras, todas compañeras, feministas, humanistas… Nos han llamado histéricas, malas madres, terribles esposas, pecadoras, delincuentes, locas, convictas, brujas… hembristas… feminazis… pero es hora de que entiendan que el feminismo habla de igualdad, de justicia social, de defender la razón frente a la superstición… De abrazar la diversidad como un valor social, de asumir de una vez por todas que los derechos de las mujeres son derechos humanos universales. Para todas, en cualquier parte del mundo, sin importar nuestra edad, etnia, creencia o poder económico. Feministas, las mujeres que generación tras generación han demostrado que la igualdad es la única lucha social que no ha dejado un sólo muerto o muerta. Y aquí quiero recordar a las asesinadas por el machismo y repetir ¡Ni una menos!
Las mujeres, que han sabido enseñar que el pacifismo y la no violencia son armas poderosas de cambio a largo plazo. Feministas, defensoras de la sororidad a ultranza, conscientes de la importancia de la solidaridad femenina universal, sin importar nada más: Yo te creo. Yo también he sido acosada. Yo también he sufrido violencia. Yo también he tenido miedo. Yo también he vivido desigualdad salarial, legal y política… Por demasiados años… por eso hoy también decimos BASTA. 2018 es el año de las mujeres: la vergüenza va a cambiar de bando, y nosotras seguiremos luchando por lo que nos pertenece: derechos y justicia, por nacimiento. >>