
Líderes internacionales se están reuniendo en la Sede de las Naciones Unidas, Nueva York, para debatir sobre el tema crítico de la migración y la movilidad humana, una megatendencia que está remodelando el panorama mundial.
Se estima que mil millones de personas en todo el mundo son migrantes, una de cada siete personas.
Pero a medida que los legisladores se esfuerzan por comprender cómo estos movimientos masivos afectan a las sociedades, las economías, la seguridad y la sostenibilidad, las necesidades de las mujeres y las niñas están cayendo por las grietas.
A continuación hay cinco razones por las cuales la migración es una preocupación seria para las mujeres y las niñas.

1. Casi la mitad de todos los migrantes son mujeres y niñas. Y las mujeres migran cada vez más solas o como cabeza de familia.
Unos 250 millones de personas son migrantes internacionales, personas que abandonan sus países de origen por oportunidades o seguridad. De estas, casi la mitad son mujeres y niñas.
Parte de este movimiento está impulsado por el conflicto. Hoy, un número récord de personas ha sido desplazado por la fuerza de sus hogares. Se estima que aproximadamente la mitad de todos los refugiados son mujeres.
Las mujeres y las niñas son también una proporción significativa de inmigrantes económicos. Son la gran mayoría de todos los trabajadores domésticos migrantes, por ejemplo.
Y las mujeres migran cada vez más por sí mismas o como jefas de hogar. Esta tendencia representa una oportunidad clave para su independencia económica y empoderamiento.

2. Las mujeres migrantes corren grandes riesgos, incluida la explotación sexual, el tráfico y la violencia.
Todos las personas migrantes son vulnerables al abuso y la explotación, pero las mujeres migrantes corren un riesgo especial. Las mujeres y las niñas representan el 71% de todas las víctimas de trata de personas, según un informe de 2016 de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito.
Las mujeres y las niñas también se enfrentan a vulnerabilidades adicionales cuando son desplazadas por conflictos o desastres naturales.
El caos y el colapso de los sistemas de protección significan que los perpetradores pueden abusar con impunidad. La falta de vivienda, la sobrepoblación en los campamentos y los inodoros públicos mal iluminados aumentan el riesgo de violencia de género, incluida la violencia sexual.
Las familias en condiciones de extrema dificultad también pueden adoptar mecanismos de supervivencia que ponen en peligro el bienestar de las mujeres y las niñas. Un estudio apoyado por el UNFPA, por ejemplo, encontró tasas alarmantes de matrimonio infantil entre algunas poblaciones de refugiados sirios vulnerables.

3. Los migrantes a menudo son retratados como un peligro para las mujeres y las niñas, pero estas representaciones pueden socavar la seguridad de las mujeres migrantes.
El racismo y la xenofobia son una gran preocupación en cualquier lugar donde se produzca una migración a gran escala, y el sentimiento antiinmigrante está en aumento en muchos países. Los migrantes y los refugiados pueden ser representados como criminales violentos, invocando temores por la seguridad de las mujeres no migrantes.
No es posible hacer generalizaciones precisas sobre las tasas de migración y criminalidad; las prácticas de notificación varían mucho según el país. Pero está claro que los migrantes son muy vulnerables a los delitos violentos, incluidos los crímenes de odio. También pueden carecer de los recursos, sistemas de apoyo y conocimiento para buscar ayuda cuando ocurren crímenes.
Y cuando la xenofobia generalizada crea un clima de miedo, quienes migran pueden estar menos dispuestos a denunciar abusos o buscar ayuda. Esto deja a todas las personas migrantes en mayor riesgo, especialmente las mujeres y las niñas, que se enfrentan a la amenaza adicional de la violencia de género.

4. Las mujeres no dejan de quedar embarazadas cuando están en movimiento.
Es probable que un número significativo de mujeres migrantes esté embarazada o quede embarazada. Mientras viajan, o en el caos del desplazamiento, las mujeres pueden perder el acceso a la atención de salud sexual y reproductiva, incluida la planificación familiar, los servicios prenatales y la atención segura durante el parto.
La falta de estos servicios puede ser mortal. De hecho, se considera una de las principales causas de muerte, enfermedad y discapacidad entre las mujeres y niñas desplazadas en edad fértil. Aun así, la migración puede ser la mejor opción para una mujer embarazada en una situación de crisis, especialmente si la inseguridad o el colapso de los sistemas de salud amenazan su vida en el hogar.
El UNFPA colabora con los gobiernos y otros asociados para defender el derecho de los migrantes a acceder a la atención de la salud sexual y reproductiva, incluido el despliegue de clínicas de salud móviles en los campamentos de desplazados y las comunidades de refugiados. Pero se debe hacer mucho más para aumentar el acceso a estos servicios

5. Las mujeres y las niñas migrantes son más propensas a enfrentar problemas de salud, tanto en tránsito como en sus destinos.
Incluso después de que las mujeres migrantes llegan a los destinos previstos, continúan enfrentando barreras para la atención médica, especialmente los servicios de salud sexual y reproductiva. Los migrantes nacidos en el extranjero pueden enfrentar riesgos significativamente más altos de lesión materna y muerte que las mujeres nativas, por ejemplo, y mayores riesgos de infección por VIH, trauma y violencia.
La mayoría de migrantes internacionales terminan en las ciudades, lo que puede suponer un obstáculo para la atención de la salud sexual y reproductiva, incluidos los costos, la superpoblación, los desafíos del transporte y la vivienda insegura. Las mujeres migrantes también pueden enfrentar discriminación por parte del personal de salud.
Sin embargo, la evidencia muestra que hay importantes rendimientos en la inversión en la salud de las poblaciones migrantes, en particular la atención de la salud reproductiva, como la planificación familiar y la atención prenatal.