Probablemente a ti no te hayan violado nunca. No has sentido miedo por el hecho de ser quien eres.
Capaz alguna vez te has cambiado de acera cuando andabas en un callejón oscuro porque oías pasos o sentías la presencia de alguien. Pero lo más probable es que no has temido que un grupo de mujeres se acercara a ti para penetrarte.
Han pasado más de 24 horas desde que salió la sentencia y las primeras reacciones son escandalizarse, pero luego se escuchan argumentos como “yo no le diría a un amigo que vaya de noche en un barrio peligroso porque se que le pueden robar y hacer daño; porque no es seguro”.
Este argumento oído por más de un macho demuestra una falta de empatía y un claro posicionamiento jerárquico en la sociedad (no cabe decir quién está por encima); Qué hace una chica como tú, en un sitio como este.
El androcentrismo de la sociedad actual queda reflejado en la justicia patriarcal donde pone el punto de mira sobre la víctima y no sobre el agresor. Donde se tiene que justificar la autodefensa para que se crean que no has recibido violencia porque has querido. Donde estar en estado de shock y no hacer nada, para evitar que te maten, es disfrutar.
Estos días se está y se estará debatiendo sobre el Estado de Derecho, sobre el código penal… y sobre el mensaje que se nos ha dejado a las mujeres. ¿Sé nos va a culpabilizar a nosotras de no hacer nada cuando cinco desconocidos que te doblan en tamaño, te arrinconan en un portal y se empiezan a penetrar anal, bucal y vaginalmente? Ah! Y que además, te graban y te dejan sin móvil para que no te puedas comunicar.
Una amiga se preguntaba que claro, que “la moza podría haber echo algo”. Y la indignación y la rabia ya no caben más en mi ser. ¿Hacer qué? Se nota que a ti no te han violado nunca.
¿HACER QUÉ? Le pregunto otra vez. Estás a las 5 de la mañana, en una ciudad que no es la tuya, supón que has estado todo el día fuera (porque para eso son las fiestas de san Fermín) y que has estado bebiendo. No hace falta estar bebiendo hasta perder el conocimiento, pero toda persona humana que ha salido de fiestas sabe que a las 5 de la madrugada estás cansada y quizás aturdida por el alcohol. Qué harías tú en su situación… No lo sabes. Y probablemente te quedarías en estado de shock como hizo esa niña. Porque recuerda, es una niña. Y está marcada de por vida. Cómo serán ahora sus relaciones sexuales, amorosas, sexo-afectivas…? No lo sabemos, pero difíciles seguro.
Y más cuando la justicia – que es el principio moral que lleva a dar a cada unx lo que le corresponde – te da la espalda porque, como víctima, no te defendiste.
Me pregunto, esta justicia tan española le preguntaría lo mismo a las víctimas de ETA? No.
Y me pregunto; ¿es el machismo una nueva forma de terrorismo? Terrorismo es sembrar el terror. Y la sociedad patriarcal siembra terror en nosotras. De manera sutil, a lo largo de la historia, ha ido posicionándonos de manera que no nos demos cuenta que se nos considera un ser inferior. No voy a dar clases de historia; hay libros que lo argumentan mucho y mejor que yo. Las luchas feministas han ido ganando terreno a muchos de los derechos evidentes (igualdad salarial – que está por demostrar que se ejerza – sufragio universal…) pero queda toda una red patriarcal muy marcada. Donde se ven claramente quienes son los opresores y quienes las oprimidas.
Mujeres que sienten miedo de sus agresores, que tienen órdenes de alejamiento. A caso no son víctimas de terrorismo machista? Mujeres que cambian de calle por que no sienten seguridad cuando ven a grupos de chicos increpándolas y acechándolas verbalmente (siempre bajo la excusa del piropo).
Somos víctimas de terrorismo. Terrorismo patriarcal. Y encima la justicia, muy patriarcalizada también, nos cuestiona aún cuando hay pruebas de agresión, intimidación y violación.
El juez Ricardo González es la clara representación del sistema patriarcal y de la cultura de la violación que, gracias al porno, habitan en nuestra sociedad. Quizás hasta le habrá gustado el vídeo que los sujetos grabaron. Incluso hasta quizás haya sentido cierto placer. Porque, pedir la absolución de la manada, tiene tela.
Como sociedad debemos pedir que se le inhabilite. Como sociedad se debe pedir también que se cese de sus cargos de funcionarios públicos a los miembros de la manada que aún continúan cobrando el 75% de su sueldo.
Clara Serra escribió hace más de un año Violencia Machista y terrorismo; “en España, terrorismo ha sido la pieza clave del imaginario político como lo ha sido y sigue siendo en el contexto internacional”. También argumenta que la violencia terrorista es violencia pública; realizada a la vista de todos y reivindicada por sus propios autores”.
Los chicos de La Manada, premeditadamente, violaron a una chica mientras lo grababan y la dejaban sin móvil. En un sitio público. En el momento que hacen circular el vídeo están orgullosos de sus actos; están reivindicando lo que hicieron. Lo que hicieron no fue solo violar, fue un acto terrorista.
No pido que se les juzgue como un acto terrorista (que viendo el caso de Alsasua no es tan descabellado), pero si pedir que en este supuesto Estado de Derecho en el que vivimos se modifique lo que se tenga que modificar para humanizar la justicia desde una perspectiva de género. La sociedad está cambiando. Con este juicio había la esperanza humanizar la justicia; de plasmar los cambios sociales que se están gestando en nuestro país (marchas feministas del 25N y del 8M son un claro ejemplo).
Cuando vienes sola a America Latina, (a viajar, a trabajar, a vivir…) te dicen que andes con cuidado. Que “ya sabes lo que pasa allí y más tú que eres mujer”. Argumentos sin mucha coherencia gramatical. Estar aquí luchando y agitando por los derechos de la mujer mientras ves que en casa, en Europa, donde en teoría “las cosas van mejor en cuestiones de género” nos están matando y culpabilizando, te hace cuestionar la sociedad en la que vives.
Antes veías las grandes movilizaciones feministas en Argentina, Brasil o México y capaz te sentías un poco más segura en España. El tiempo ha dado la razón que la lucha es internacional. Que nos matan, no nos creen, nos privan de derechos, deciden sobre nosotras (esta chica gimió de placer), en todos los lugares del mundo. Existe un terrorismo internacional y se llama machismo. Estamos en guerra.