Sí, sentí euforia con el nuevo gobierno. Salir de una época tan nefasta, tan ruin, tan corrupta, tan reaccionaria provoca una gran euforia una euforia muy potente. Señalo, sin embargo que, de entrada, no me gustó –y sigue sin gustarme- que no incluya a personas de Unidas Podemos.
Lo considero una cicatería y un desplante innecesarios. Seguro que en esa coalición hay gente preparada y digna de ocupar un ministerio. Y, ojo, ni siquiera digo que tendría que haber sido un ministerio clave, de los que enfrentan sin paliativos al PSOE y a Unidas Podemos… Pero, de igual manera que este grupo parlamentario apoyó sin reservas a aquel en la moción, Sánchez debería haberles propuesto buscar entre sus filas un par de ministras o tres ¿a que sí?
Pero no voy a hacer aquí un análisis del nuevo gobierno. Para ello me faltan conocimientos de todo tipo.
Me centro en esto: que haya tantas mujeres y que todas (no creo que se escape ninguna) sean mujeres con solvencia, muy capacitadas en sus respectivas áreas, me alegra muchísimo.
Y me enfada las descalificaciones que, so cubierta de progres, se les hacen. Me explico:
Algunas personas claman: “Si hay tantas mujeres es por puro márquetin, pura imagen, pura propaganda, puro oportunismo. Las nombran para hacer cuota, para quedar bien y dar una cara amable”… Conclusión, según esas personas: si hay pocas mujeres, mal, pero, si hay muchas, peor.
Las mujeres llevamos siglos de lucha. Y luchando hemos conseguido grandes cambios, pero ahora estos “hipercríticos” dicen que no, que lo que tenemos son “concesiones”. Pregunto: ¿si accedemos a la universidad es porque los hombres que gobiernan el mundo saben que hay que contentarnos? Y, si tenemos ley del divorcio, del aborto, ley contra la violencia machista, etc. ¿es por lo mismo? ¿Un gobierno con mayoría de mujeres no es el resultado de las enormes batallas que estamos dando, de las movilizaciones de las mujeres en todos los ámbitos, del infatigable trabajo de extensión de la conciencia feminista que muchas, muchísimas realizan constantemente, gota a gota, día a día?…
Negar nuestras victorias, no reconocerlas como tales, dar siempre como vencedor al poderoso, equivale a negar la capacidad de la lucha progresista (y concretamente la feminista) por cambiar el mundo. Así, de los clamores y objeciones hipercríticos, aplicando las mínimas leyes de la lógica, se sacan dos conclusiones: 1. ¿para qué luchar si siempre el poder termina recuperando los avances? 2. Si las mujeres están en el gobierno para “hacer bonito”, pero no dicen que los hombres están para “hacer viril” o por puro márquetin o para contentar al patriarcado ¿dan por supuesto que los ministros lo son porque se lo merecen?
En su afán de mostrarse de izquierdas e hipercríticos, alimentan un discurso extremadamente de derechas y machista.
Y, además, como remate, claman: “Que un gobierno incluya muchas mujeres no significa que sea feminista”. Esta “aclaración” me parecería pertinente si la hicieran en Forocoches (o sea, me parecería pertinente si su objetivo fuera aliviar el pánico en el que deben andar sumidos quienes frecuentan ese estercolero machista) pero no sé por qué nos lo dicen a las feministas que somos precisamente quienes tenemos claro que ser mujer no equivale a ser feminista.
Lo tenemos claro. Pero igual de claro tenemos que hay muchas más posibilidades (en una proporción de uno a mil o diez mil, siendo generosa) de que una mujer sea feminista a que lo sea un hombre. Conclusión: si hubiera 11 ministros y seis ministras, podríamos asegurar -con pocas probabilidades de error- que sería un gobierno sin veleidad feminista alguna.
En un país cuya población fuera negra a 50%, si se nombrara un gobierno reflejando esa proporción ¿nos lanzaríamos a criticarlo alegando que es@s negr@s están ahí para hacer bonito, que no son revolucionari@s y que vete tú a saber si tod@s son antirracistas? Eso sin contar con que innegablemente habría muchas más probabilidades de que un gobierno así fuera menos racista que otro compuesto mayoritariamente por blancos ¿no?
Pero l@s hipercríticos auguran: “Ya lo veréis, ya lo veréis, este gobierno no es feminista”. Y yo digo: pues sí, ya veremos hasta qué punto y en qué es feminista y en qué no, pero, en cualquier caso, este gobierno es el MÁS feminista de todos los gobiernos que ha habido desde la noche de los tiempos en España.
Y yo me alegro muchísimo porque, además, tengo una visión dialéctica de la historia y no creo que se puedan encasillar las cuestiones sociales en rígidas clasificaciones inamovibles. Ni la victorias son nunca rotundas, sin matiz negativo alguno; ni los avances dejan de arrastrar escorias del pasado; ni las batallas están nunca ganadas de una vez por todas y definitivamente; ni las situaciones son monolíticas y sin fisuras.
Yo no sé qué se creen… Yo no sé cómo piensan que se avanza… Así, por ejemplo y por salir del campo feminista: las vacaciones pagadas, la jubilación, la sanidad pública son conquistas del movimiento obrero y como tales hay que considerarlas. ¿Significa que respondan absolutamente a lo que consideramos ideal? ¿Significa que no tengamos que seguir defendiéndolas frente a los conatos de retroceso? Es más ¿significa que todos los obreros son de izquierdas y todos están por la lucha de clases?
Pues igual: las leyes que tenemos en favor de las mujeres no son, ni mucho menos, perfectas; hay que seguir batallando por mejorarlas y por conseguir otras pero eso no implica que hayan sido “regalos” ni que debamos de escupir sobre ellas.
Conclusión: Que las mujeres accedan a todos los puestos (y concretamente a los puestos de poder) es un avance. Lo que no impide ni se opone a que tengamos una mente crítica respecto a sus actuaciones.
Me reafirmo: una visión totalmente negativa es reaccionaria. Y pensar que «cuanto peor, mejor», también.
No es más revolucionari@ quien más critica y más protesta sino quien más trabaja por el cambio.
Gobierno de ministras (y yo que me alegro)
- Advertisement -
- Publicidad -