Con fecha del pasado lunes 18 de junio, El Mundo publicaba en portada la entrevista a Jesús Rodríguez Sendarubia (Ciaño-Langreo 1986), un tipo que compara ir a comprar ropa con comprar mujeres para tener sexo. Ayer, martes 19 de junio, La Voz de Asturias recogía declaraciones de este mismo señor que según el mismo artículo, es un militante de Podemos y que, cito textualmente, “ha decidido dar la cara por las prostitutas reconociéndose a sí mismo como cliente habitual de servicios sexuales. Lo admite, sin más, y no por ello se considera mejor, peor o la «bestia» que alguien puede pensar que es por acudir a prostíbulos”
Varios apuntes breves al respecto:
Jesús compra a mujeres para tener sexo, las equipara con una prenda de vestir y se presenta como lo más progre, el adalid de la liberación de las mujeres que ejercen la prostitución. En su blog se pueden leer auténticas perlas.
Los medios dan visibilidad, cobertura y difusión a este discurso nefasto y cosificador y lo presentan como meta necesaria en una sociedad moderna y tolerante. Es lo que nos quedaba por ver. Y él, encantado con los artículos que le han dedicado, agradece en su perfil de cierta red social a la periodista que le hizo la entrevista para El Mundo. Precioso.
Puestas a hablar de prostitución, ¿no debiera ser la voz de las mujeres la que se escuchara, la voz de las que se prostituyen, de las que han estado dentro,… ¿en lugar de la suya?
Sobre el término “putero de izquierdas» hay mucho que decir, es más, rechina terriblemente y apesta. ¿Acaso el machismo y la violencia machista entienden de formaciones políticas? ¿A qué jugamos, a pretender disfrazar o lavar el discurso neoliberal regulacionista?
El que compra sexo pone en marcha mecanismos de poder y privilegio de género que amparan y han sostenido esta práctica durante milenios. Quizás Jesús pueda comentar el tema con algún que otro señoro, de esos a los que les gusta acosar a las mujeres por la calle y lo llaman piropo, una tradición española muy de españoles y mucho de españoles. Esos que, al igual que Jesús, saben mejor que nosotras mismas lo que nos conviene y de qué manera y cuál es el verdadero feminismo.
Por otro lado, personalmente, siempre he pensado que el término “putero” subraya una barrera simbólica entre «putas» y «el resto» asignando una connotación negativa a aquéllas que ejercen la prostitución. Mire usted, no. Todas somos MUJERES CATEGORÍA POLÍTICA. Volver a esa dicotomía cristiano medieval es algo que queda fuera de toda discusión.
No deja de llamarme la atención cómo Jesús presenta ciertos síntomas del Complejo de Sir Gallahad revisited: muy de “izquierdas”, muy moderno, muy todo pero no contento con reconocerse como uno de los que ejercen este tipo de violencia, normalizada e incluso socialmente sancionada como «positiva y sana» en muchas ocasiones, no puede resistirse a un mansplaining de libro y explica las excelencias de ser usada a cambio de dinero, todo libremente y deseado, por supuesto. No olvidemos que esto es “una realidad social irreversible”, que él es un salvador y “no un bestia”
Por supuesto, Jesús, tú no eres como las feministas radicales “que han creado un cliché”. Tú eres guay, chavalote. Tú sí que sabes. Bravo.