¿Qué son CitizenGO, Ordo Iuris o Agenda Europa? Las ciudadanas europeas y americanas que no quieran ver recortados sus derechos deberían saberlo. Si ellas pueden celebrar la fuerza de su actual ola feminista, no deberían ignorar cómo el movimiento anti-derechos está bien organizado internacionalmente frente a lo que llaman la “revolución cultural” y su “ideología de género”, una etiqueta que en España ya ha asumido la nueva cúpula del PP. Neil Datta, experto en la materia y autor de un reciente informe de un foro europeo de parlamentarios, revela las claves en el Viejo Continente de esta contraofensiva para “restaurar el orden natural” que a menudo tiene las huellas dactilares del Vaticano. Pasarán o no pasarán: las activistas como la escritora polaca KlementynaSuchanow luchan desde hace varios años por contenerlos.
“¡No pasarán!”. Así, en nuestro idioma, dos palabras bajo un cartel polaco. El lema adoptado por la lucha antifascista de la II República es un viejo conocido para la población española y la izquierda internacional. Lo que quizá tantos no sepan es que “No pasarán” es hoy también la estampa de una camiseta muy chula para las jóvenes con vocación rebelde, desde que la Pussy Riot Nadedja Tolokonnikova la luciese puño en alto camino del juzgado hace seis años, o el machacón estribillo punk que repite la voz de la polaca Agata Polic.
“Ya hemos pasao”, cantaba otra mujer, mucho tiempo antes. Así se burlaba de los rojos Celia Gámez cuando los fascistas tomaron Madrid en el 39. “Madre de Dios, echa a Putin; Madre de Dios, hazte feminista”, entonaban Tolokonnikova y sus compañeras antes de ser detenidas en la catedral de Cristo Redentor de Moscú, en febrero de 2012. El pasado 15 de julio, durante apenas un minuto, las Pussy Riot irrumpieron disfrazadas de policías en el césped durante la final del mundial de fútbol. Eran tres mujeres y el marido de Tolokonnikova. Una vez más actuaron contra Putin, el anfitrión de un acontecimiento de masas que supuso un gigantesco lavado de imagen para el régimen moscovita. La pequeña picadura de las feministas rusas, como la de un insecto,fue olvidada sin mayor consecuencia para la poderosa alianza del fútbol masculino y la política.
El cartel polaco con el pie del “No pasarán” da escalofríos. En él, una joven llora y al lado hay fotos de bebés con terribles malformaciones, incompatibles con la vida. “Reza por mujeres y niños torturados por fanáticos religiosos”, dice el texto. Lo firma Strajk Kobiet, que significa “Huelga de Mujeres”.
La resistencia feminista
Strajk Kobiet es el nombre del movimiento por la huelga de mujeres iniciado en Polonia en 2016. Ellas, las mujeres de negro del Este de Europa, han sido uno de los motores de esa indignación masiva etiquetada como “la cuarta ola feminista”, en auge en varios países, singularmente el nuestro. El 3 de octubre de 2016 las polacas llamaron a una jornada de huelga de mujeres contra un proyecto de ley –hoy “congelado”– que intentaba introducir la penalización del aborto, incluso del aborto espontáneo o en caso de violación. La contundente respuesta de las mujeres paró entonces una iniciativa liderada por el llamado “instituto para la cultura legal” Ordo Iuris. Este “lunes negro” de octubre en Polonia fue casi simultáneo a un “miércoles negro” a miles de kilómetros, en Argentina. Aquellas jornadas de lucha fueron el detonante de la convocatoria del primer Paro Internacional de Mujeres, el 8 de marzo de 2017, precedente del gran 8M global de 2018.
El trágico cartel con ese “No pasarán” fue subido a una red social por una mujer llamada Klementyna Suchanow, en enero de este año. Suchanow es polaca y habla un elegante español con ligero acento porteño, fruto de su especialización en literatura. Ella es escritora y periodista y una de las fundadoras y activistas más destacadas de Strajk Kobiet. “¿Están siendo las mujeres feministas la resistencia más activa contra el conservadurismo duro de Trump o Putin?”, le pregunto a primeros de julio, en Madrid, donde está por unos días. Mientras hablamos, en Varsovia sus compañeras siguen convocando protestas, pues la lucha por el derecho al aborto sigue en su país, ahora también amenazado con la “reinterpretación” jurídica del nonato como sujeto pleno de derechos por parte del Tribunal Constitucional.
“Sí, pero hay más agentes”, contesta. Ella insiste en la importancia del factor religioso en el hostigamiento contra los derechos sexuales y reproductivos en el Viejo Continente. Tras las conversaciones con Suchanow, la idea de una especie de cruzada fundamentalista emerge como un iceberg. Al despedirse, me da un ejemplar de un informe en inglés titulado “Restaurando el orden natural. Una Agenda para Europa”.
La estrategia extremista
¿Qué es esa Agenda? ¿Qué es “Restaurar el orden natural”? ¿Por qué es tan peligroso para las mujeres como Suchanow? El autor del informe es Neil Datta, secretario del Foro Parlamentario Europeo sobre Población y Desarrollo (EPF), y fue presentado en abril por su presidenta, la parlamentaria sueca Ulrika Karlsson, del partido conservador. El EPF es una red de parlamentarios de toda Europa comprometidos con la salud y los derechos sexuales y reproductivos. El libro afirma que “recientemente han aparecido documentos que revelan una estrategia detallada y extremista llamada “Restaurando el orden natural: una agenda para Europa”, que busca revertir las leyes existentes sobre derechos humanos básicos relacionados con la sexualidad y la reproducción”.
El informe explica cómo, en 2013, una veintena de activistas estadounidenses y europeos iniciaron estrategias para lograr “objetivos alcanzables” en esa reversión. Desde entonces, el grupo inicial ha crecido para atraer a más de 100 organizaciones anti-derechos humanos, anti-derechos de las mujeres y anti-LGBTI de más de 30 países europeos. “Agenda Europa es una red de abogacía profesional inspirada en el Vaticano, cuyos miembros se reúnen en secreto”, continúa. “Está produciendo resultados concretos, como el proyecto de ley polaco de 2016 para prohibir el aborto, la prohibición del matrimonio igualitario en varios países de Europa Central y más de una docena de actos comparables”. Con esta profesionalización de su técnica lobbysta sostendrían una especie de “guerra jurídica” contra determinados derechos, tanto mediante iniciativas ciudadanas como mediante la jurisprudencia.
Agenda Europa es una red de abogacía profesional inspirada en el Vaticano, cuyos miembros se reúnen en secreto
“Si bien la compasión es una piedra angular del cristianismo, está completamente ausente en la perspectiva de la anti-elección de Europa”, afirma Ulrika Karlsson en la presentación. “Este movimiento obligaría a las mujeres a llevar embarazos no deseados, restringir el acceso a la anticoncepción, decidir quién puede casarse y decidir quién puede llamarse a sí mismo una familia. Muchos se sorprenderán de que también tengan como objetivos el divorcio y el acceso a un tratamiento de fecundación in vitro. Al hacerlo, intentan imponer sus creencias religiosas personales a los demás a través de las políticas públicas y la ley”, explica la parlamentaria sueca, que ve en ello “las huellas dactilares del Vaticano”.
Según el estudio, el movimiento anti-derechos ha logrado un consenso entre cristianos tradicionalistas, no solo católicos sino también protestantes y ortodoxos, unidos frente a lo que llaman la “revolución cultural”. Dicha “revolución”, a la que consideran principalmente una revolución sexual –anticonceptivos, reproducción asistida, homosexualidad, aborto–, es el principal desafío a su visión de una “ley natural” superior con un modelo único de familia: padre, madre e hijos. Los pensadores católicos teorizaron asimismo el concepto de “ideología de género” como un instrumento en contra de las enseñanzas de su Iglesia. Así, la alemana Gabrielle Kuby es la autora de “La revolución sexual global: destrucción de la libertad en nombre de la libertad” (2015) y “La revolución del género: relativismo en acción” (2006). Su hija, Sophia Kuby, trabaja en Europa para una de las organizaciones citadas en el informe, la norteamericana Alliance Defending Freedom (ADF).
Nuevas oficinas
“Sí, podemos anticipar que los miembros de Agenda Europa aumentarán sus actividades en el futuro cercano”, contesta el secretario del EPF cuando le pregunto si hay indicios de mayor actividad de la red en los próximos meses, especialmente en España. “Considero que este aumento se debe principalmente a Alliance Defending Freedom, ya que utiliza sus nuevas oficinas en Bruselas, Estrasburgo, Ginebra y Viena para introducir más casos, por mecanismos contenciosos y cuasi contenciosos, en el sistema jurídico europeo y de las Naciones Unidas”.
Los encuentros de Agenda Europa son confidenciales: primero, la misa, después, la jornada de trabajo. La primera reunión se convocó en Londres, en 2013, y sus promotores fueron Gudrun Kugler –una política austríaca conservadora– y el estadounidense Terrence McKeegan, asesor jurídico de la misión de la Santa Sede ante la ONU. Ese mismo año, un blog anónimo del mismo nombre –agendaeurope.wordpress.com– pronto se convirtió en lugar de encuentro de tradicionalistas. Como irónica réplica a las investigaciones del EPF, el blog Agenda Europa anunció en mayo la publicación completa de los papeles secretos, algo que a día de hoy no ha hecho. Este sitio web da reseña del informe Datta con su característico lenguaje vitriólico –le llaman “Big Datta” o “cabildero de la industria de matar bebés”–, y de algún modo asume la filtración de documentos, lo que atribuye al hackeo sufrido por una organización bien conocida en España: el Hazte Oír de Ignacio Arsuaga, cuyas actividades –como el famoso autobús anti-transgénero fletado en 2017– el EPF enmarca en el lobby ultraconservador.
El abogado Ignacio Arsuaga Rato, sobrino del exministro del PP, ocupa un lugar importante en el quién es quién de Agenda Europa, según el texto, como presidente y fundador de Hazte Oír –asociación civil declarada de utilidad pública por el ministro Jorge Fernández Díaz, del PP, en 2013– y de la plataforma de movilización social global CitizenGO. Arsuaga es también miembro de la junta directiva del Word Congress of Families / The Howard Center, con sede en Estados Unidos, cuyo lema reza: “uniendo líderes en todo el mundo en defensa de la familia, la fe y la libertad”. Además del español Arsuaga y de los citados Kugler, McKeegan y Kuby, Jakob Cornides (funcionario de la Comisión Europea), Jan Figel (enviado especial de la UE para la libertad religiosa y de conciencia), Aleksander Stepkowski (viceministro de Exteriores polaco entre 2015 y 2016), o los políticos italianos Rocco Buttiglione y Luca Volontè son algunos de los nombres propios en el listado del informe del EPF.
“Ideología de género”
“En España, podemos ver que la narrativa sobre «ideología de género» ya ha permeado los niveles más altos del Partido Popular”, continúa su respuesta Datta sobre el momento actual. “Ahora en la oposición, el PP buscará aliados y sospecho que los miembros de Agenda Europa intentarán estar cerca de ellos –aunque soy consciente de que Hazte Oír ya ha perdido bastante influencia en el PP en los últimos años”–.
El experto se refiere al aparente distanciamiento entre la asociación y el PP tras la retirada del proyecto de Ruiz Gallardón para la reforma de la ley del aborto, cuando aquel multitudinario Tren de la Libertad fue calificado como “la primera marea violeta” española.
El blog citado –la parte visible del iceberg–, las reuniones anuales –Munich, Dublín, Varsovia– y el documento “Restaurando el orden natural” (RTNO) –134 páginas sin fecha, firma ni logotipo– forman la estructura, según Datta, de esta red ultraconservadora cristiana. Por otra parte, existe una página web del mismo nombre que niega cualquier relación con ese blog anónimo y se desmarca del documento, que califica de redacción personal.
El libro identifica hasta cuatro estrategias detalladas en estos papeles: en primer lugar, «usar las armas de nuestros oponentes y volverlos contra ellos”, por ejemplo, al reclamar la condición de víctima hablando de “cristianofobia”. En segundo lugar, a igual que sus “oponentes”– identificados como el lobby del aborto, el lobby lésbico y homosexual, el lobby feminista radical y los ateos militantes– enmarcar los problemas en términos de “derechos”; por ejemplo, “el derecho de los padres a ser los primeros educadores de sus hijos”. En tercer lugar, ser prudentes contra las instituciones “simpatizantes de la revolución cultural”, como el Tribunal Europeo de Derechos Humanos. La cuarta y última estrategia pasaría por convertirse en respetados interlocutores internacionales e “introducir a la persona adecuada en la institución adecuada”, estando atentos a las vacantes y a los puestos clave, así como a la recaudación de fondos públicos. “Esto aumentaría nuestro presupuesto y, al mismo tiempo, disminuiría el de nuestros oponentes”, se cita textualmente.
Victorias intermedias
Hazte Oír en España, Ordo Iuris en Polonia, La Manif Pour Tours en Francia, In The Name of the Family en Croacia… son muchos los grupos que están detrás de esta red trasnacional para el experto de Bruselas. En el momento en el que las Pussy Riot irrumpieron en el césped este verano, en el graderío estaba la ultraconservadora presidenta croata, animando a su selección y aprovechando los minutos de popularidad. Mientras, en su país, donde el catolicismo es muy influyente, las feministas se enfrentan a la negativa del Gobierno a luchar contra la violencia machista y a una campaña contra el derecho al aborto. Pero tal y como apunta el informe, el abandono de este derecho está resultando más duro de lo esperado. “A pesar de que las drásticas restricciones al aborto intentadas en España y Polonia finalmente fracasaron espectacularmente, los miembros de Agenda Europa lograron restricciones intermedias”, explica. En su día el gobierno español del PP apretó la ley de aborto para exigir el consentimiento de los padres de las menores embarazadas, y desde marzo de 2018 el gobierno polaco está considerando restringir el aborto en casos de anomalía fetal.
“Si gana Pablo Casado existe la posibilidad de que el PP se sume a la batalla cultural en defensa de los valores provida, profamilia y por la unidad de España”, se lee en la página de Hazte Oír,
Los contactos entre las feministas de unos y otros países son visibles en sus redes sociales, aunque parecen ser más modestos que la compleja técnica de los ultraconservadores. Las relaciones entre ellas cruzan el océano; ahora bien ¿están conectados los conservadores europeos con los americanos? “ A nivel internacional, existe la Political Network for Values (PN4V), que reúne a políticos o tomadores de decisiones de Europa y América del Norte y del Sur. Sobre esto hay una comunidad más amplia con todos los actores reagrupados en torno al Word Congress of Families (WCF)”, me explica Neil Datta por mail. La primera foto carné que se ve en la página de la junta directiva de la PN4V es la de su presidente, Jaime Mayor Oreja, ex ministro del PP. La cuarta, de nuevo la de Ignacio Arsuaga, quien como vimos también es directivo del WCF. Mayor Oreja, como presidente de la fundación Valores y Sociedad, está además presente en la federación internacional One Of Us, para “el reconocimiento de la dignidad del embrión humano”.
La guerra de los pañuelos
Pasarán o no pasarán, he ahí la cuestión para las Suchanow del mundo. Sí pasaron en Argentina, con el voto del Senado del 8 de agosto. La campaña de los pañuelos verdes, a favor del derecho al aborto, contra los pañuelos celestes, produjo una marea internacional de apoyos. Mientras, la poderosa influencia de la iglesia católica–con un Papa bonaerense al que los más reaccionarios de la curia ven muy moderado– amarraba los votos necesarios para tumbar la ley y en España, la prensa conservadora celebraba el triunfo en primera página. Un éxito rotundo para los de Arsuaga: a través de CitizenGO habían presionado duramente a los senadores argentinos. La “ola celeste” consiguió hacer frente común al avance de la ley bajo la red Unidad Provida, con más de 150 organizaciones según su propia web, en la que no podía faltar, de nuevo, CitizenGO.
La posición de los populares quedará fijada este otoño, en una anunciada convención ideológica en la que han prometido “hablar claro”.
“La contraofensiva nos preocupa muchísimo”, explicaba en Madrid Verónica Gago, profesora de la Universidad de Buenos Aires y activista de Ni Una Menos, en un encuentro organizado en julio por la editorial y think tank Traficantes de Sueños. “Se puede hablar de una guerra por el aborto”, dijo acerca de un conflicto que ha disparado un debate regional en Brasil, Perú o México. Más al Norte, según la agencia Cimac, la llegada del juez conservador Brett Kavanaugh a la Corte Suprema de Estados Unidos amenaza el derecho a decidir de las mujeres, pues ayudaría a concretar la promesa de campaña de Donald Trump de no permitir la interrupción legal del embarazo.
Tras su paso por España, Klementyna Suchanow regresó a casa. Lo hizo a tiempo de sacar carteles verdes en apoyo de las argentinas y de seguir participando en acciones contra el Gobierno del partido Ley y Justicia. En una de ésas, esta “peligrosa” guerrillera peso pluma que cuida de una hija adolescente y de un gato, esta mujer de letras cuya biografía de Gombrowicz ha ganado varios premios literarios, fue detenida en Varsovia entre varios policías. Lo hicieron con la contundencia suficiente como para provocarle serias lesiones en la columna que la llevaron, un mes después, al quirófano. No en vano la prensa europea recoge las voces de alarma por la deriva del autoritarismo en el sexto país de la UE por su tamaño.
Convención ideológica
“Si gana Pablo Casado existe la posibilidad de que el PP se sume a la batalla cultural en defensa de los valores provida, profamilia y por la unidad de España”, se lee en la página de Hazte Oír, en la reseña de su campaña contra Saénz de Santamaría, que etiqueta como otra “victoria”. ¿Habrá un nuevo acercamiento con la cúpula del partido conservador, como sospecha Mr. Datta desde Bruselas? “El aborto no es un derecho, es un drama”, sostienen varios de sus dirigentes. La posición de los populares quedará fijada este otoño, en una anunciada convención ideológica en la que han prometido “hablar claro”. Tildando, al igual que los obispos, de “ideología de género” al feminismo, las voces del “nuevo” PP van calentando, mientras jerarcas católicos españoles aprovechan el “no” argentino al aborto para reclamar lo suyo, en esta crónica de una contrarrevolución anunciada. «Ojalá el Tribunal Constitucional español tome nota. Llevamos años de espera», escribió en Twitter el portavoz episcopal, José María Gil Tamayo.
“Madrid será la tumba del machismo”, corean en las manifestaciones las feministas de la capital, las de antes y las de ahora, juntas. Lo repiten las que saben, y las que no, que la frase original –“Madrid será la tumba del fascismo”– podían leerla nuestras abuelas bajo el “No pasarán” colgado en la ciudad asediada. Tantos años y tantas luchas después, ¿pasarán o no pasarán por encima de los derechos de las mujeres? Sea como fuere, todas las Klementynas Suchanow de América y Europa gritarán sin vacilar:¡No pasarán!