Este año 2018 ha sido especialmente intenso en cuanto a noticias que han tratado sobre uno de los temas que parecen estar de moda, y que con más encono dividen al feminismo: la prostitución y la explotación sexual de las mujeres. Y digo que ha sido intenso porque, a nivel de Navarra, por ejemplo, se ha conseguido que la prostitución figure como una de las formas de violencia machista en la Ley Foral1 4/2015 de Violencia hacia las Mujeres, y a nivel estatal, se sigue debatiendo si la prostitución es violencia, o si se trata de un trabajo como cualquier otro. Debate animado en estas últimas semanas por el intento de inscripción del Sindicato OTRAS, compuesto por mujeres que se autodenominan “trabajadoras del sexo” y que consideran que la prostitución es un trabajo, y, por tanto pueden sindicarse, y que elegir prostituirse tiene que ver con la autodeterminación de las personas y su libertad para hacer con su cuerpo, y con su vida, lo que les dé la gana.
a nivel de Navarra, por ejemplo, se ha conseguido que la prostitución figure como una de las formas de violencia machista en la Ley Foral1 4/2015 de Violencia hacia las Mujeres,
Todo este debate en el contexto de la conmemoración, el 23 de septiembre, del Día Internacional contra la Explotación Sexual y la Trata, un día en el que visibilizamos a las personas, sobre todo mujeres, que son víctimas de explotación sexual y trata. Y muchas se preguntarán, ¿qué tiene que ver eso con la prostitución? Pues mucho, porque tanto la trata como la explotación sexual son pilares básicos, como dice la socióloga Rosa Cobo, de lo que llamamos “industria del sexo” (incluyendo la pornografía), que es, en realidad, el sistema prostitucional, un sistema en el que las industrias que lo componen tienen que ver muy poco con el sexo, y mucho, muchísimo, con el poder, la dominación y el control de los cuerpos de las mujeres.
En el sistema prostitucional existe una variadísima cantidad de actores, el eslabón más débil de la cadena es la mujer prostituida, que es sobre la que normalmente se pone el foco, ya sea para estigmatizarla, para criminalizarla, o para presentarla como víctima, muy pocas veces se la presenta como ciudadana, como mujer con derechos, muchos de ellos vulnerados, y como sujeta de políticas públicas de inserción laboral, formación, vivienda, etc. Los otros actores de este perverso sistema de violencia, son de sobra conocidos: están los puteros, esos hombres cercanos a nosotras, 1 de cada 3 en el Estado español, que difícilmente reconocerán que “van de putas”, y que si lo hacen, dirán que tienen necesidad, que solo buscan cariño, o que “solo son putas, a quién le importan”; están los proxenetas, los malos de la película, pero ojo, porque estos explotadores de mujeres pueden tener muchas caras, de hecho, pueden tener la cara de un marido, de un padre, de un vecino. Y en la cúspide del sistema, como el Gran Hermano que todo lo ve y todo lo domina, está el Estado proxeneta, ese Estado, esos Estados, que no son capaces de garantizar la vida digna de sus mujeres y niñas, que las condena desde el nacimiento al empobrecimiento, y que las expulsa a otros países en los que tampoco se les garantizan derechos.
Todas estas violencias imbricadas: la institucional, la física, la psicológica (si hablamos de las consecuencias que la prostitución tiene para la salud las mujeres, tendríamos que hablar de abortos, embarazos no deseados, estrés postraumático, disociación), la social, con el estigma y las graves consecuencias que tiene el normalizar la prostitución para la igualdad real entre mujeres y hombres, pues la mera existencia de esta institución lanza un claro mensaje a los hombres: las mujeres están para ser compradas; nos las que nos quieren vender quienes apuestan por la regularización de la prostitución, como si fuesen una opción laboral para las mujeres, otra de esas opciones maravillosas de “empleo” entre las que ahora también quieren incluir gestar y parir para otros (disfranzándolo de altruismo) y es muy preocupante este mensaje, ya que implica que nada ha cambiado en esta sociedad del siglo XXI, que el patriarcado sigue más fuerte que nunca, ya que los “empleos” femeninos consisten en explotar nuestras capacidades sexuales y reproductivas, o sea, lo mismo de siempre, pero disfrazado, eso sí, de libre elección y de altruismo.
la mera existencia de esta institución lanza un claro mensaje a los hombres: las mujeres están para ser compradas
La falacia es tan grande y tan burda, que ya cada vez menos gente se cree el mito de elegir libre y voluntariamente que varios hombres al día te penetren, a no ser que haya detrás un dinero que te permita sobrevivir, a ti y a tu familia, porque los unicornios no existen, dónde algunos pintan libertad y empoderamiento, lo que hay, de verdad, de verdad, es precariedad, vulneración de derechos, y mucha necesidad.
“Debate animado en estas últimas semanas por el intento de inscripción del Sindicato OTRAS, compuesto por mujeres que se autodenominan “trabajadoras del sexo” y que consideran que la prostitución es un trabajo, y, por tanto, pueden sindicarse, y que elegir prostituirse tiene que ver con la autodeterminación de las personas y su libertad para hacer con su cuerpo, y con su vida, lo que les dé la gana”. De lo precedente tenemos que, la prostitución reafirma y consolida las definiciones genocidas perversas patriarcales de las mujeres, cuya función sería la de estar al servicio sexual de los hombres y así educar a nuestros hijos e hijas con mujeres tras los escaparates como mercancías como futuro laboral de nuestras hijas.
“Y en la cúspide del sistema, como el Gran Hermano que todo lo ve y todo lo domina, está el Estado proxeneta, ese Estado, esos Estados, que no son capaces de garantizar la vida digna de sus mujeres y niñas, que las condena desde el nacimiento al empobrecimiento, y que las expulsa a otros países en los que tampoco se les garantizan derechos”. Así el genocida perverso patriarcado exige reglamentar la prostitución y así integrarla a la economía de mercado, siendo una alternativa aceptable para las mujeres: siendo ocioso remover las causas y las “costumbres” sociales que aceptan que las mujeres deben ser prostituidas, normalizando la prostitución para las pobres.
“La falacia es tan grande y tan burda, que ya cada vez menos gente se cree el mito de elegir libre y voluntariamente que varios hombres al día te penetren, a no ser que haya detrás un dinero que te permita sobrevivir, a ti y a tu familia, porque los unicornios no existen, dónde algunos pintan libertad y empoderamiento, lo que hay, de verdad, de verdad, es precariedad, vulneración de derechos, y mucha necesidad”. Pues, la libertad sexual del varón le permite utilizar la prostitución en su ejercicio de poder y sumisión sobre la “cosa”, con la que no tienen que tener ninguna consideración al pagar, porqué está a su servicio, cómo objeto de su consumo. La ambigüedad sexual de la genocida perversa civilización patriarcal en las relaciones “sociales y personales”, para no experimentar el perder poder, está imposibilitada de crear relaciones de reciprocidad y respeto. El genocida perverso patriarcado en la prostitución, persigue una experiencia de total dominio y control. En realidad, el genocida patriarcado perverso e irresoluble, padece severos y graves problemas con su sexualidad.
El sentido y la verdad del feminismo (la mujer) es la derrota del varón; perverso irresoluble y ambiguo sexual.
El discurso de la acción femeninológica, de mi ciencia de lo femenino (Femeninologia), expone al varón frente a aquello que ha silenciado en el pasado; el fundamento agresivo que encubre con su hipócrita moral y ética patriarcal, que se demuestran insostenibles en el presente.
Por Osvaldo Buscaya (Bya)
(Psicoanalítico)
Femeninologia (Ciencia de lo femenino)
Lo femenino es el camino
Buenos Aires
Argentina
He encontrado esto que creo es una lectura muy interesante, de la revista alemana Der Spiegel:
https://traductorasparaaboliciondelaprostitucion.weebly.com/blog/der-spiegel-el-fracaso-de-la-legalizacion-de-la-prostitucion
Parece ser que los alemanes al legalizar los burdeles y las «tarifas planas» han creado una maquina que no saben como parar. Lo mismo para sus imitadores Holanda y Turquia.
La prostitucion no tiene el mismo matiz en todos los paises o localidades. En unos lugares se realiza con mayor cortesia que en otros. No obstante, la *validacion sexual por dinero* que el hombre obtiene en la prostitucion siempre se usa para cometer atropellos, pero como las chicas son extranjeras y la moneda es comun a toda la UE, los atropellos podrian estar cometiendos en otro pais, o en otra localidad.
Lo que esta pasando es que al ser legal la prostitucion en 3 paises de la UE esto va en detrimento de la prostitucion en los demas paises, especialmente aquellos donde no es legal ni ilegal.
La prostitucion usa el genero. El cliente y la prostituta usan la mente colectiva del genero para relacionarse. Ensucian el genero. El genero es como un contrapeso inteligente que equilibra una balanza. Sobre el genero no se debe colocar ninguna carga.