Ya no queda nada, apenas 48 horas para que las calles se vistan de morado, nuestros parques, nuestras casas y lugares de trabajo.
Las calles se inundarán de mujeres y por qué no también de hombres, hombres que entienden que no debe parar esta lucha hasta que todos seamos iguales, hasta que mujeres y hombres gocemos de los mismos privilegios y los mismos deberes. A las calles nos echaremos con nuestras hijas e hijos ¿por qué no? Una infancia que ya, en el año 2019, siglo XXl, debería haber superado el abismo que nos separa a ambos sexos.
Me alegra ver cómo las mujeres inundan las calles, los espacios, con sus reivindicaciones y sus lemas, esos lemas que coreamos casi sin querer y que no son más que las frases que pensamos y sentimos a diario. Porque hoy, en el año 2019, siglo XXl no tenemos superada casi ninguna barrera y las pocas que tenemos nos las quieren volver a poner.
Haciendo un poco de memoria me viene así, sin querer, aquel detalle soez del pasado año, cuando los miembros de algún partido se pusieron lazo morado en la solapa, partido que no defiende precisamente la igualdad. Aunque si repasamos a nuestros políticos y políticas se salvarían pocos de señalarlos con nuestro dedo acusador que por qué no, debemos y tenemos que hacerlo, por no haber hecho lo suficiente para acabar con la brecha salarial, los techos de cristal, las “desoportunidades” para las mujeres.
Decía que me alegra ver las movilizaciones, me hace sentir que el cambio es imparable y que nosotras somos y estamos en el mundo, que efectivamente somos la mitad. Pero siento pena a la vez, rabia, porque tras el 8M llega el 9M, el 10, el 11 y el resto de los días y si esa movilización, esa marea que inundará las calles lo hiciese por cada mujer asesinada, SÍ, ASESINADA por un hombre, por cada sentencia machista dictada, cada vez que se invoca el inexistente sap y un niño o niña es obligado a convivir y relacionarse con un padre que le maltrata, asusta, aterra y mata su infancia, ante la cantidad de mujeres obligadas a prostituirse para poder vivir, se movilizara o nos movilizáramos con la misma intensidad, estaríamos más cerca de ser y tener por fin los mismos derechos.
A esta manifestación del 8M saldremos a las calles quienes hemos sentido el demoledor castigo de haber nacido mujer y muchas otras y otros que su sola presencia es insultante. Me estoy refiriendo a los y las políticas que se colocan el lazo morado e incluso se atreven a realizar declaraciones en pro de una falsa igualdad conseguida, estoy señalando también a un número importante de personas que no sienten esas reivindicaciones como propias y que se suben al carro porque es lo que se lleva. Y estoy acusando, SÍ, ACUSANDO DIRECTAMENTE, a una cantidad importante de profesionales hombres y mujeres que están ejerciendo el maltrato institucional, la violencia emocional y el sometimiento a mujeres, niños y niñas. Profesionales que osan hacer huelga y manifestarse por un mundo igualitario y, sin embargo, desde sus mesas de trabajo, desde sus comisiones y reuniones varias, desde sus informes no practican ni un ápice lo que se lanzan a reclamar: justicia e igualdad para mujeres y hombres. Profesionales de la judicatura, de la enseñanza, de sanidad, de servicios sociales, que vigilan, humillan, someten diariamente a mujeres y sus hijas e hijos, que en nombre de un FALSO SÍNDROME (I) sap, ARREBATAN LOS HIJOS E HIJAS A LAS MADRES, LES ACHICHARRAN A PROTOCOLOS, PROGRAMAS DE INTERVENCIÓN, INNUMERABLES TERAPIAS. Vosotras y vosotros, no tenéis espacio en nuestras vidas, sobráis en esta manifestación. No hay que parecerlo HAY QUE SERLO, HAY QUE SER FEMINISTA, HAY QUE SER RESPONSABLE DE LOS ACTOS QUE LLEVAMOS A CABO A DIARIO, de las sentencias que dictamos, de empezar a creer a las víctimas, de no esperar a que aparezcamos asesinadas para decir que era una buena mujer. No hay que esperar a que engrosemos la cifra de las que ya no pueden estar con nosotras el 8 de Marzo, no hay que escudarse en que si fuimos violadas es que llevábamos la falda muy corta o nos reíamos con demasiada frecuencia, NO SEÑORAS Y SEÑOROS que jugáis al disimulo. SOMOS MUJERES EN LUCHA, EN PIE DE GUERRA, UNA GUERRA QUE NOSOTRAS NO COMENZAMOS Y QUE ESTOY SEGURA GANAREMOS CON NUESTRA ÚNICA ARMA, EL FEMINISMO.
Las calles se vestirán de morado
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