Luchar colectivamente

Natalia Salvo Casaus
Natalia Salvo Casaus
Ex-Directora del Instituto Aragonés de la Mujer. Licenciada en Historia, especialidad en Historia de las Mujeres y estudios feministas.
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El feminismo es, en palabras de Victoria Sau, “un movimiento social y político que se inicia formalmente a finales del siglo XVIII y que supone la toma de conciencia de las mujeres, como un grupo humano, de la opresión, de la dominación y explotación de que han sido y son objeto por parte del colectivo de varones en el seno del patriarcado, bajo sus distintas fases históricas de modelo de producción, lo cual las mueve a la acción para la liberación de su sexo con todas las trasformaciones de la sociedad que aquélla requiera“.
El feminismo es, por tanto, un movimiento social y político, pero también un conjunto de teorías, una epistemología, que cuenta con más de tres siglos de historia. En algunos momentos fue más movimiento que teoría y, en otros, más teoría que movimiento. Como afirmó Amelia Valcárcel, “el feminismo fue el hijo no querido de la Ilustración”. Nació al calor de los valores emanados de las revoluciones liberales de finales del siglo XVIII y nos ha acompañado hasta nuestros días.
Durante el siglo XIX, la primera ola feminista luchó por la consecución de la plena ciudadanía para las mujeres, a la que estaban sujetos todos los derechos promulgados por los nuevos Estados modernos. Hubo algunas derrotas, y muchas son las historiadoras que consideran que no hubo apenas triunfos para el feminismo en esta primera fase, pero la realidad es que se sembró un camino que ya no dejaríamos de transitar. La Declaración de los Derechos de la Mujer y la Ciudadana de Olympe de Gouges, Vindicación de los Derechos de la Mujer de Mary Wollstonecraft, las conclusiones extraídas de la Convención de Séneca Falls o las reuniones de la Internacional Socialista de Mujeres continúan siendo documentos de reflexión y referencia.
A finales del XIX y principios del XX, las feministas de la segunda ola centraron sus reivindicaciones y acciones en la consecución de los derechos políticos de las mujeres, es decir, del sufragismo. En este momento, y tras décadas de lucha y de mucha violencia contra las sufragistas, comienzan a aparecer los primeros triunfos claros del feminismo. Esta reivindicación se frenó durante el llamado “período de entreguerras”, que situamos, históricamente, entre 1914 y 1945. Con el fin de la II Guerra Mundial las reivindicaciones sufragistas comenzaron a perder fuerza, entre otras cosas porque las democracias liberales, especialmente europeas, ya habían aprobado los sufragios femeninos. Hubo algunos países, como España, donde los regímenes dictatoriales no daban cabida a estas reivindicaciones.
Durante el período de entreguerras habíamos entrado en un aparente silencio feminista. No había corrientes teóricas ni movimiento social organizado. En 1949, Simone de Beauvoir publicó “El Segundo Sexo”. Éste llegó a poner voz al silencio y, todavía hoy, es, si no la obra cumbre del feminismo, una de las obras de mayor relevancia de éste. Todas las corrientes de pensamiento feminista posteriores a ella han bebido de Beauvoir, y especialmente de esta obra.
Simone de Beauvoir fue una filósofa francesa del siglo XX, encuadrada en la corriente existencialista y autora de El Segundo Sexo”. Beauvoir escribió esta obra a sus cuarenta y un años, momento en el que ya era una filósofa y una escritora con reconocimiento social. No obstante, si hay un hecho más significativo si cabe es que cuando ella escribió la que será la obra cumbre del feminismo, ella no se consideraba a sí misma feminista. Fue la escritura de su ensayo lo que la hizo tornar a serlo, como ella misma reconoce en su autobiografía.
Esta obra se compone de dos partes, “De los hechos y los mitos” y “La experiencia vivida”, y, de manera muy genérica, pues la profundidad de su obra es inmensa, desmonta el destino biológico de las mujeres. Una de sus citas célebres es la frase con la que da comienzo su obra, “No se nace mujer, se llega a serlo”, es decir, la feminidad no es otra cosa que una construcción cultural. Ella explica cómo las mujeres siempre han sido consideradas “las otras” (L’autres) con relación a los hombres, sin que existiese reciprocidad alguna en dicha construcción. Habla, además, del necesario “reconocimiento” entre mujeres. Su gran aportación, que después, especialmente en los años 60-70, desarrollarían otras teóricas, fue hacer hincapié en la diferencia entre cultura y biología, de manera especial en lo que a la construcción de la feminidad se refiere. Dicho de otro modo, articula cómo la diferencia sexual se ha traducido en desigualdad social para las mujeres, a través de un constructo cultural. Cabe destacar que esta obra formó parte del Índice de Libros Prohibidos del Vaticano hasta 2005.
La trascendencia teórica de “El Segundo Sexo” es complicado encontrarla, no sólo en la antología de Beauvoir, sino en cualquier otra autora o autor de su época. Esta obra cumple, este 2019, setenta años, y sigue ocupando un espacio imprescindible en cualquier biblioteca o bibliología feminista.
La aportación de Beauvoir a la epistemología feminista es difícilmente calculable. Vivir fieles a su legado es la mejor gratitud que las generaciones que hemos vivido mejor gracias a su aportación podemos darle.
 

El feminismo es una forma de vivir individualmente y de luchar colectivamente”.

Simone de Beauvoir.

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Comentarios

  1. El feminismo es, en palabras de Victoria Sau, “un movimiento social y político que se inicia formalmente a finales del siglo XVIII y que supone la toma de conciencia de las mujeres, como un grupo humano, de la opresión, de la dominación y explotación de que han sido y son objeto por parte del colectivo de varones en el seno del patriarcado, bajo sus distintas fases históricas de modelo de producción, lo cual las mueve a la acción para la liberación de su sexo con todas las trasformaciones de la sociedad que aquélla requiera“, pues el sometimiento de la mujer a la voluntad del soberano varón desde la horda primordial, es una comunidad de machos asociada para la protección del patriarcado; uno para todos y todos para uno. El transexual ecuménico perverso patriarcado impone su cultura y educación como el “non plus ultra” de toda verdad y parte de este principio, y, de hecho, es así como se trata el sometimiento de la mujer.
    Por eso el sentido y la verdad del feminismo (la mujer) es absolutamente la derrota del varón; perverso irresoluble y ambiguo sexual.
    Mi Femeninologia Ciencia de lo femenino es la serie de configuraciones que con mi conciencia voy recorriendo constituyendo, más bien, la historia que desarrollo en la formación de mi conceptualización. Es decir, una suerte de escepticismo consumado, que en realidad sería, el propósito de no rendirme, a la autoridad de los pensamientos de otro, sino de examinarlo todo por mí mismo ajustándome a mi propia convicción; o mejor aún, producirlo todo por mí mismo y considerar como verdadero tan solo lo que yo hago.
    Hoy, como ese infante entre los 4 a 5 años adaptando mi pensar en la realidad, interpretando mi actividad onírica.
    Por Osvaldo Buscaya (Bya)
    (Psicoanalítico)
    Femeninologia (Ciencia de lo femenino)
    Lo femenino es el camino
    Buenos Aires
    Argentina
    31/03/2019

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