– Abuela –sollozó–, me estoy muriendo. La abuela le tocó la frente, y al comprobar que no tenía fiebre, trató de consolarla.
– Ya no faltan más de diez militares –dijo.
Eréndira rompió a llorar con unos chillidos de animal azorado. La abuela supo entonces que había traspuesto los límites del horror, y acariciándole la cabeza la ayudó a calmarse. (…)
Salió de la tienda cuando Eréndira empezó a serenarse, y le devolvió el dinero al soldado que esperaba. «Se acabó por hoy», le dijo. «Vuelve mañana y te doy el primer lugar”.
Luego gritó a los de la fila: – Se acabó, muchachos. Hasta mañana a las nueve.”
Este diálogo novelado por García Márquez pudiera estar recogido en cualquier página de sucesos de un diario de actualidad y participar de titulares. La (1) historia fue editada en 1974, y cuenta el embrutecimiento y la crueldad salvaje que una abuela impone a su nieta por una deuda que a ésta ni tan siquiera le pertenece. En la actualidad es la historia de millones de mujeres y niñas que son prostituidas y explotadas como mujeres de deuda.
En el documental El proxeneta de Mabel Lozano, su protagonista nos cuenta que en unos pocos años compró en otros países, vendió y explotó en la prostitución a más de mil setecientas mujeres. La realidad que explica es la demostración palpable de que trata y prostitución son un sistema de explotación y esclavitud indisoluble. Que su erradicación requiere políticas que la aborden en su totalidad con intervención sobre todos los actores; punitivamente sobre todos aquellos que se lucran con el tráfico, la explotación y la esclavitud, también con los que la promueven; y protegiendo y amparando a las mujeres, niños y niñas que son prostituidas, con políticas paliativas y preventivas y reparadoras que nunca jamás ha hecho ningún gobierno.
Beatriz R. superviviente de trata, señaló en el último congreso de CATW (Coalición contra la trata de mujeres) (2) celebrado en Madrid, que el gobierno colombiano ni se plantea acabar con la prostitución dados los grandes beneficios económicos. Solo en Pereira ciudad con 476 mil habitantes y situada en la región cafetera se han contabilizado 42 mil mujeres tratadas que son prostituidas en nuestro país, aparte hay otro número igualmente importante en otros países europeos y en Japón. Las mujeres y niñas son entregadas a los conseguidores en muchas ocasiones por las propias familias a cambio de una cantidad. Una vez atrapada por la red de traficantes, los prostituidores les imponen una deuda que multiplica la cantidad entregada, sumándole su manutención elevada hasta extremos imposibles, y el coste del aire que respiran. La deuda es el eufemismo para ocultar el cálculo previo que hace el tratante-prostituidor sobre el beneficio que puede extraerse de una mujer prostituida a razón de quince horas de trabajo diarias sin días de descanso, y su desgaste físico y psicológico en una situación de explotación y encierro.
En palabras del proxeneta, al que entrevista Mabel Lozano en su documental, la duración media suele ser de dos o tres años y después de este período de tiempo es revendida a un club de menor categoría. Para ese momento es posible que esté enferma física y psicológicamente, sea adicta o alcohólica, tenga uno o más hijos y sea una mujer totalmente rota. Una vez dejan de tener utilidad para el sistema prostitucional pueden ser revendidas para otros tipos de explotación o colaboración con el propio sistema en la captación de otras mujeres, el paso o distribución de estupefacientes…y si les son totalmente inservibles, simplemente son tiradas a su suerte, sin nada, sin un solo céntimo de los muchos millones que les han extraído en beneficios, en muchos casos enfermas, adictas o con hijos y quedan abandonadas al albur de los servicios sociales. Esta es la realidad de la prostitución en nuestras calles que es narrada por algunas supervivientes del sistema prostitucional que han sobrevivido sin ninguna ayuda del sistema explotador y muy a pesar del mismo y con muy poca de las instituciones públicas que casi siempre las olvidan.
La prostitución y la trata son dos caras de la misma moneda, su comprensión como fenómeno social no puede ser abordada al margen de las dinámicas socioeconómicas que genera un capitalismo global que ha abrazado entusiastamente la ideología neoliberal más extrema y fanática. Son el resultado de la imposición de sus propias políticas. El capitalismo neoliberal es más que un sistema económico antisocial. Es una religión embrutecedora adoradora del dios mercado, en su interior late la nueva forma del patriarcado, el sistema de dominación y explotación más antiguo que existe. La prostitución es un sistema de expropiación estratégico para el capitalismo neoliberal, como lo fue anteriormente la venta de esclavos para el capitalismo originario y el colonial. Fue esta actividad ilícita la que alimentó una clase social depredadora, también dentro de nuestras fronteras, con familias que hicieron grandes fortunas y cuyo patrimonio, en manos de sus herederos en la actualidad, es producto del repugnante negocio de la venta de seres humanos.
La globalización ha permitido que florezca de nuevo bajo una nueva apariencia y es tan fundamental su aportación al capitalismo neoliberal que la prostitución siempre está entre las dos actividades económicas que genera más beneficios, compitiendo con el tráfico de armas y de drogas.
Para la socióloga Saskia Sassen este capitalismo neoliberal ha entrado en una lógica destructiva de expropiación y destrucción, millones de personas son expulsadas de sí mismas, de su propia significación, de su historia y biografía para sobrevivir simplemente con lo único que poseen, la venta de sus cuerpos. Sassen acuñó también el concepto de población desechable para los millones de personas que sufren expulsiones sistémicas complejas, fenómeno que se ajusta plenamente al fenómeno de la trata y por supuesto también a la prostitución. No solo no podemos disociar los dos hechos, sino que no podemos adornarlos con mentiras; la mujer tratada se prostituye en los clubs de nuestras ciudades, en nuestras calles, rotondas y descampados, es aquí dónde sucede el fenómeno.
Estos millones de mujeres desechables pierden todos sus derechos de ciudadanía, y están en un grado extremo de vulnerabilidad. Deslocalizadas de su territorio, sin redes familiares de apoyo, ni comunidad, identidad, historia, sin ciudadanía, sin conocimiento del idioma o de las instituciones, sometidas a una deuda impagable, muchas veces sufriendo la extorsión sobre sus familias e hijos en sus países de origen. Son utilizadas por el depredador capitalismo neoliberal con afán expropiatorio sustituyendo al tradicional ejército de reserva (3) su función es enriquecer al sistema que las expropia, el sistema prostituyente. Conviven con una prostitución local de carácter residual que hasta hace unos años estaba en claro retroceso. Este es un hecho que muchos ignoran y que avala la realidad de que con políticas adecuadas sí se puede incidir en su erradicación, de la misma manera que hacemos políticas para erradicar la pobreza. Cuando las mujeres pudieron acceder libremente a los trabajos y ya no necesitaron el consentimiento marital vigente hasta 1981, y con el desarrollo del Estado de bienestar y la democracia la prostitución como subsistencia empezó a desaparecer.
Durante el último lustro con el agravante de la crisis, pero ya antes con el desarrollo de las políticas neoliberales, la prostitución ocasional ha sido el modo de introducción en el sistema prostituyente. Pero el aumento constante de la demanda y el nuevo dinamismo de la industria necesitan del tráfico para la prostitución a gran escala y de la rotación de las personas por la geografía como si fuesen ganado. Las cifras de beneficio son escandalosamente obscenas.
La actual alianza entre el capitalismo, el neoliberalismo y el patriarcado ha organizado un nuevo reparto de los recursos; la acumulación en muy pocas manos de unas élites automarginadas de la sociedad y una inmensidad de personas a las que instala más tarde o más temprano en una vuelta a la esclavitud. A las mujeres las distribuye en función de la clase social y la etnia a modo de castas y les impone una distopía de lógica económica calculadamente perversa que solo persigue el beneficio de unos pocos aún con el perjuicio de toda la sociedad.
Los protagonistas jamás dan la cara, hablar de prostitución es hablar de grandes cuentas en los bancos, en paraísos fiscales, de inmensas cantidades de dinero que corren en negro para comprar voluntades y leyes protectoras del negocio. De lobbies que presionan gobiernos y rigen los mercados con mano de hierro y desprecio social. De todos aquellos que no aparecen en los medios; grupos de inversores aislados en burbujas que con pulsar una tecla arruinan países; de falsos empresarios que son en realidad proxenetas y no dudan en encerrar a sus víctimas para sacarles beneficios y cuya suerte les es indiferente; de traficantes de cualquier cosa que les lucre, seres envilecidos como lo fueron y siguen siendo los tratantes de esclavos; de chulos y macarras capaces de amedrentar, golpear, violar y si la situación obliga, matar. Una historia conocida por todos y que los medios silencian y censuran deliberadamente.
La prostitución en la Europa del siglo XIX ocupaba a más de un tercio de las mujeres censadas. El problema era alarmante para los gobiernos debido a sus consecuencias; enfermedades, muerte, violencia, sufrimiento y degradación social. Estaba legalizada como una actividad a la que las mujeres podían dedicarse desde los trece años y el debate en el Reino Unido era si se podían iniciar a partir de los once años. Sus condiciones paupérrimas eran mucho más miserables que las de la clase obrera en general. El testimonio del horror fue recreado por la novela social.
A la par que los movimientos obreros surgieron los feministas que denunciaban la situación de las mujeres y exigían la abolición de la prostitución como práctica esclavista. En la actualidad las cifras hablan de 4 millones de mujeres y niñas, también niños solo en Europa y 40 millones a lo largo del planeta. Nunca antes este fenómeno había alcanzado estas dimensiones, el impacto social es incalculable. Cualquier investigación sobre la criminalidad o la corrupción acaba convergiendo en la prostitución, en palabras de Rosa Cobo (4). El dolor que genera a las mujeres y el horror que deja en la sociedad solo es equiparable a la huella que dejo la esclavitud, hay economistas que se refieren a la prostitución como una actividad que alimenta los mercados repugnantes que darán lugar a una sociedad de castas.
En este momento Ciudadanos acaba de anunciar su feminismo liberal con su decálogo del buen feminismo. Cínicamente se inventan un feminismo individualista hecho a medida del porque yo lo valgo que encaje con su ideología ultraliberal y desarrollan el principio rector del mito de la libre elección en la propuesta de mercantilizar el cuerpo de las mujeres a través de la prostitución o los vientres de alquiler como un ejercicio de máxima libertad. La ocasión la pintan calva y si el año pasado venían a liderar el movimiento feminista, este año van un paso más allá y nos presentan como programa lo que venían anunciando hace años; su clara intención de regular la prostitución como un trabajo cualquiera en categoría de trabajadoras autónomas, que legitime a los proxenetas como empresarios y blanquee sus negocios.
En cuanto a las mujeres quedan abandonadas a su suerte como autónomas que asumen todos los riesgos y gastos, como las más parias en un mundo de parias, en el que el trabajo ya no tendrá valor alguno. En comparación con esto la situación de los repartidores de algunas plataformas, denominadas de economía colaborativa, a precario, sin seguro y encadenando jornadas, será algo envidiable, porque en principio y de momento, nadie pone en duda que sean seres humanos. Las prostitutas son mujeres y niñas, que como he explicado más arriba son cosificadas por el sistema prostitucional que las explota. Las mujeres que aceptan alquilar su vientre también son cosificadas, de hecho no se refieren a ellas ni como madres, son solo gestantes y los bebes son el producto del catálogo. El feminismo de Ciudadanos emprende una decidida lucha por la máxima libertad de las mujeres que consiste en prostituirse o vender sus hijos y promover la esclavitud voluntaria.
Por otra parte, desde hace tiempo tenemos grupos organizados de mujeres que dicen ser prostitutas libres y en base a esta cuestión que nadie se molesta en demostrar, se arrogan la representación de todas las mujeres prostituidas. Con la ayuda de los medios, y algunas instituciones académicas, incluso algún ayuntamiento, nos vende cada día y con insistencia que el hecho de ser prostituta es una excelente opción. Simplifican el discurso hasta el hastío para vender la prostitución como una opción laboral más, naturalizándola como actividad de ocio y consumo. Nos cuentan sus fantasías con naturalidad y caen permanentemente en contradicciones que sonrojarían a un niño, propagan las mentiras con total desfachatez revestidas de supuesta progresía, en un delirio interesado de defensa del sistema.
Nada dicen de las condiciones de todas aquellas mujeres explotadas y niegan su sufrimiento. Venden la prostitución como una transgresión ¿qué norma transgreden ocupando el lugar que el sistema nos tiene asignado? ¿qué crítica introducen en un sistema explotador invitándonos a vendernos? Ventilan de un plumazo los logros conseguidos con tanto esfuerzo en una lucha desigual durante tanto tiempo. Todos los esfuerzos por acceder a las ventajas de una sociedad en condiciones de igualdad, como sujetos de derecho y personas, el acceso a la formación y el trabajo, la defensa de nuestra dignidad… quedan pisoteados por el discurso del individualismo feroz del sálvate tú misma y asume la culpa de tus desgracias. Si eres pobre, si tienes trabajos de mierda, es porque quieres, hazte puta y todo arreglado.
Y en cuanto a los posicionamientos de izquierdas solo pueden ser contrarios a la mercantilización del cuerpo de las mujeres, ya sea para prostitución o como vientres de alquiler. La venta o alquiler del propio cuerpo como respuesta a la pobreza no tienen cabida en un sistema democrático porque en caso contrario lo que está en juego es el derecho de las mujeres a no ser esclavizadas, traficadas, compradas o vendidas, prostituidas. La prostitución es el fiel reflejo de la desigualdad estructural, de la cual algunos hombres sacan provecho como negocio para satisfacer a otros hombres a los que ofrecen mujeres como productos. Ellas no aceptarían ser violadas, ellos pagan y se eximen de culpa y responsabilidad. La prostitución encarna la esclavitud y el privilegio de los hombres a poder comprar un ser humano. Solo cabe su abolición dado que ningún ciudadano tiene derecho a comprar o vender a otro ser humano. Esto es válido también para la mercantilización del cuerpo de la mujer en el caso del alquiler de vientres, de hecho hay un continuo que se prolonga desde el uso para la prostitución de los cuerpos de mujeres, niños y niñas, y para la gestación que de momento acaba en la venta y cosificación del recién nacido. Es un aviso de lo que está por venir.
Ahora bien, dentro del posicionamiento también están las nuevas izquierdas que se autoproclaman feministas e imponen su interpretación de la realidad. Parten del bucle infinito del análisis postmoderno y de un relativismo disolvente que afecta solo a cualquier afirmación o dato sobre la realidad, mientras que sus verdades y ensoñaciones son axiomas que al menor cuestionamiento, en contraste con los hechos, adquieren categoría incuestionable de dogma de fe. Desde su mirada exigen distinguir la prostitución como un hecho voluntario de mujeres empoderadas, si no fuera por el estigma, de la trata a la que tampoco prestan más atención pues aquí esto no pasa. Sus argumentos progresan desde la elección individual libre y voluntaria hasta el empoderamiento, en el mismo marco neoliberal que plantea el supuesto feminismo de Ciudadanos. El capitalismo extractivo y la lucha de clases se empecinan y conspiran en su contra.
En el documental El proxeneta que mencionaba más arriba, el protagonista comenta cínicamente que cuando escucha a políticos decir que hay que legalizar la prostitución piensa que a algunos no hay ni necesidad de corromperlos.
A muchos les cuesta entender este posicionamiento de estas nuevas izquierdas, a las feministas aún más. En un artículo reciente de Rosa Cobo que dejo aquí, señala la confusión entre lo que es la libertad sexual y la explotación sexual, la desigualdad que subyace entre la posible negociación entre un putero y una prostituta y más aún entre ésta y su proxeneta. Interroga a estas nuevas izquierdas sobre su ceguera ante los inmensos intereses económicos que mueve la prostitución y les plantea; en qué momento el consentimiento legitima la opresión, cómo han podido llegar a excluir la explotación sexual de la agenda feminista y cómo han podido retorcer la ideología para ver como libertad lo que es explotación. Les pide que admitan lo que es un hecho, en las sociedades que existe mayor igualdad las mujeres no eligen prostituirse y que la prostitución es una mercantilización de las mujeres más vulnerables, de niños y niñas.
He intentado en algún momento dialogar con representantes de esta línea ideológica, hombres, pero mucho más con mujeres que se dicen feministas. La confrontación es inmediata, no cabe cuestionamiento alguno frente a alguien que niega la realidad y plantea la prostitución como un trabajo cualquiera y por lo tanto sería suficiente con legalizarla, –que lo haga la que quiera, dicen- y eso es suficiente para tranquilizar sus conciencia y pasar a otra cosa. Niegan con enfado que sus planteamientos estén a la par con los planteamientos neoliberales de Ciudadanos. Dicen no defender la prostitución cuando lo cierto es que si tiene posibilidades hacen políticas que la promocionan, por ejemplo; subvencionar cursos para aprender a prostituirse; programar conferencias abiertas a jóvenes y adultos sobre el lado amable de la prostitución; abrirse a la participación en mesas de decisión o espacios feministas con representantes del sistema prostituyente; cesión de espacios públicos para promoción de la actividad…hasta el posicionamiento público a favor del reconocimiento como profesión. Dicen defender los derechos de las mujeres en prostitución ¿qué derechos? ¿Defenderían en su dislate el derecho de los pobres a ser pobres? lo único que defienden es su derecho personal a no interesarse por el tema y su privilegio de ocupar un espacio para hacer política y utilizarlo para negar la existencia de un problema.
No soportan el planteamiento de la duda más elemental hacia su sistema de pensamiento neoliberal ¿qué pasaría si de pronto todas nos dedicáramos? Los empresarios de la prostitución en Alemania se quejan de la bajada de los precios después de la legalización por el aumento de la oferta en burdeles, lo que han tenido que resolver con más explotación de las mujeres y la inclusión de prácticas más arriesgadas y violentas (sic). De la misma manera que existen los mini jobs para parados de larga duración, existen los mini jobs en burdeles franquiciados, el precio de una felación es de tres euros ¿Cuántas felaciones hay que hacer en un día para obtener un salario digno al acabar la jornada? En Nápoles por diez euros te ofrecen dos horas con una prostituta, cinco euros la hora. Si ampliamos la oferta ¿hasta dónde van a caer los precios? Durante los últimos juegos olímpicos en Brasil hubo un llamamiento masivo para la captación de jóvenes, incluso niñas. Los precios oscilaban sobre los cincuenta euros de los que se descontaban los usos de lavabo, habitación, preservativos, toallas… lo que se llevaba cada joven no llegaba a los cinco euros. En Ámsterdam están cerrando cabinas y el primer burdel municipal ha fracasado por algo tan elemental como el hecho de que; si son trabajadoras se comportan como tal y hacen la jornada establecida y los precios y las condiciones no atentan contra su dignidad de personas trabajadoras, por lo tanto ha quedado demostrado que para que la prostitución sea un gran negocio o un trabajo que te permita vivir es imprescindible que exista explotación. Incluso se dieron algunos casos de trata a pesar de las medidas garantistas. Además de esto el aumento de la criminalidad y la trata de mujeres, niñas y niños han desatado las alarmas del propio gobierno de la ciudad, que ve en ello un desafío de las mafias. Sabemos que la violencia, naturaliza y aumenta la violencia.
De verdad alguien cree que una vez reconocida la prostitución como un trabajo cualquiera, las prostitutas recibirán un mejor trato, mejores salarios, mejores condiciones que el resto de trabajadores. ¿Por qué la clase trabajadora en general no opta por esta actividad que ofrece tantas ventajas? La misma clase trabajadora que ha abandonado a su suerte a sus propias mujeres. Que ha renunciado al emblemático sí se puede. Que nos cuenta mentiras sin pudor y son alentadores de un sistema salvaje porque les falta imaginación, talento y valor para enfrentarse al mismo. Hay quien exclama entre irónica y perpleja, Siglo XXI, el siglo de la libertad para la mujer. Puedo alquilar mi útero y vender mi bebe, puedo alquilar mi coño y que me follen hasta hartarse, puedo ponerme velos para no despertar la libido de los hombres ¡Coño con la libertad y con el siglo XXI! Mimut Hamido Yahia dixit.
Lástima que cuando se trata de decidir algo que afecta a todas las mujeres la honestidad, la decencia y la ética abandonan la sala. Es tan solo una reflexión personal pero en este tipo de posicionamientos divagantes, contradictorios, hipócritas, negacionistas y reduccionistas yo lo que veo es colaboracionismo. Resulta duro pronunciar esta palabra contra aquellas mujeres que dicen representarte y defender los intereses de todas, pero es que su discurso hace aguas a la más mínima indagación, en la primera duda, no tiene lógica alguna. Creer que la legalización de la prostitución y su reconocimiento como un trabajo cualquiera solucionará el problema de los millones de mujeres y niñas esclavizadas es la imposición de una fe que no comparto. Y su interpelación a mi escepticismo me duele más en cuanto se ha demostrado allá donde ha sido legalizada la práctica que los únicos que salen ganadores de tanto horror son los proxenetas, traficantes y criminales que se dedican al esclavismo.
Las mujeres no queremos ser prostitutas. No queremos despertar cada día para aceptar que nuestro cuerpo sea penetrado, manoseado, maltratado… exhibiéndolo semidesnudo haga frio o calor, expuesto a miradas enjuiciadoras que valoran la carne en relación a su uso y precio. No queremos ser cosificadas y enajenadas de nuestra dignidad de personas para ser tratadas como escupideras de fluidos de desconocidos.
Hablar de prostitución es hablar de lo que las mujeres no queremos hacer salvo obligadas. Y también es hablar de la hipocresía de un modelo económico caduco que ha llegado al límite y pretende retroceder hacia la esclavitud consentida, corrompido por la codicia y la basura en los discursos huecos de aquellos que temen perder su comodidad. Es hablar de la cobardía de quienes piensan, hombres y mujeres, que a ellos nunca les va a pasar. Piensan que la prostitución es algo que afecta a las mujeres pobres y sin recursos; mejor que consientan y lo hagan contentas. Mejor es venderles una ilusión de libertad, responsabilizarlas de la elección de su desgracia. Es infame que nos intente convencer de que prostituirnos es lo único que podemos hacer. Que es lo mejor, que además lo vamos a elegir libremente y que con ello reventaremos el sistema que nos explota.
Yo pediría a estas nuevas izquierdas que haciendo gala de su nombre tomaran tierra y se acercaran un lunes a primera hora a la oficina de empleo más próxima, se sentaran y preguntaran a las mujeres que esperan qué desean encontrar; el trabajo de camarera con buenas condiciones; la empresa de limpieza con un salario digno; el puesto técnico en el que te hagan fija; el puesto de atención y cuidados bien pagado; la empresa que acepte tu veteranía en la coordinación y la dirección y te contrate como tal; la empresa que apueste por tu juventud y te ofrezca un salario y una jornada completa con seguro y garantías…Pueden repetir la operación varias veces por si no les queda suficientemente claro y por aquello de que el roce hace el cariño. No es lo mismo jugar a codearse con la pobreza con unas cervezas que saber con certeza que a esa en concreto le espera la nevera vacía, la amenaza de un desahucio, unos padres enfermos o unos niños que comen con la pensión del abuelo… Y si después de conocer sus nombres se sienten con fuerzas, les miran a los ojos y les explican que hacer de puta es siempre una salida. Se lo explican y le aguantan la mirada. Descubrirán con sorpresa que eso es lo mismo que le han dicho toda su vida, no serán los primeros.
Sus estupideces soberbias y maldades narcisistas alimentan nuestra desesperanza, que les juzgue la historia, pero nosotras también, no pensamos renunciar a éste nuestro derecho.
Cruz Leal
Abolicionista, porque el abolicionismo es la revolución del feminismo como último ideal universalista.
NOTAS
1-La increíble y triste historia de la cándida Eréndira y su abuela desalmada. 1974, cuento de Gabriel García Márquez.
2- CATW (Coalición contra la trata de mujeres) último congreso celebrado en Madrid en febrero de 2019, con el tema Avances y retos de futuro en la lucha contra la explotación sexual.
3- …aquel monto de trabajadores condenados al paro que en teoría económica se dice de utilidad para equilibrar precios y salarios, es decir; si no aceptas trabajar por este salario otro en peor situación lo hará por ti.
4- La prostitución en el corazón del capitalismo. Rosa Cobo. Editorial Catarata 2017
Que trata y prostitución en “su erradicación requiere políticas que la aborden en su totalidad con intervención sobre todos los actores; punitivamente sobre todos aquellos que se lucran con el tráfico, la explotación y la esclavitud, también con los que la promueven; y protegiendo y amparando a las mujeres, niños y niñas que son prostituidas, con políticas paliativas y preventivas y reparadoras que nunca jamás ha hecho ningún gobierno”, seria adherirse a una fantasía esperarlo del transexual perverso patriarcado. Jamás el transexual perverso ecuménico patriarcado dejará de regular la trata y la prostitución, pues así legitima directamente un modelo de relaciones asimétricas entre hombres y mujeres: sistema de subordinación y dominación de las mujeres, con la finalidad de anular la dura labor del feminismo de varios decenios.
“Beatriz R. superviviente de trata, señaló en el último congreso de CATW (Coalición contra la trata de mujeres) (2) celebrado en Madrid, que el gobierno colombiano ni se plantea acabar con la prostitución dados los grandes beneficios económicos”. Pues “legitiman” la prostitución como un soporte más del control transexual perverso patriarcal y de la sujeción sexual de las mujeres; efecto negativo sobre las mujeres y las niñas que están en la prostitución, y sobre el conjunto de las mujeres como grupo.
“La prostitución es un sistema de expropiación estratégico para el capitalismo neoliberal, como lo fue anteriormente la venta de esclavos para el capitalismo originario y el colonial. Fue esta actividad ilícita la que alimentó una clase social depredadora, también dentro de nuestras fronteras, con familias que hicieron grandes fortunas y cuyo patrimonio, en manos de sus herederos en la actualidad, es producto del repugnante negocio de la venta de seres humanos”. Pues la prostitución reafirma y consolida las definiciones del transexual perverso patriarcado sobre las mujeres, cuya función es estar al servicio sexual de los hombres y así educar a nuestros hijos e hijas con mujeres tras los escaparates como mercancías como futuro laboral de nuestras hijas. El transexual perverso patriarcado, la prostitución la integra a la economía de mercado, como una alternativa aceptable para las mujeres.
“Cruz Leal”, nos registra la verdad y la realidad de la situación de lo femenino y es imprescindible considerar que, la libertad sexual del transexual perverso varón le permite utilizar la prostitución en su ejercicio de poder y sumisión sobre la “cosa”, con la que no tienen que tener ninguna consideración al pagar, porqué está a su servicio, cómo objeto de su consumo. La irreversible ambigüedad sexual de la transexual perversa civilización patriarcal en las relaciones “sociales y personales”, para no experimentar el perder poder, está imposibilitada de crear relaciones de reciprocidad y respeto. El transexual perverso patriarcado en la prostitución, persigue una experiencia de total dominio y control. Su finalidad se reconoce, para un psicoanalítico, en el sentido de condensar y desplazar la realidad de la transexual irresoluble perversión del varón haciéndola no reconocible. La función de los “movimientos” igualitarios masculinos, es así ordenar los componentes del transexual perverso patriarcado para formar una totalidad en su discurso impuesto, como dueño del lenguaje.
No es posible contemplar lo “extraño” del discurso de los “movimientos” igualitarios masculinos, sin falsear primero su percepción, situada al lado de algo que nos es conocido, como ser la condición esclava de la mujer, siendo ocioso esperar del transexual perverso patriarcado que remueva las causas y las “costumbres” sociales, que aceptan que las mujeres deben ser prostituidas, normalizando la prostitución para las pobres.
Siempre sería prevalente la elección y la decisión. Es un hecho de poder; seguir así en esta línea o la mujer intenta otra vía, pero de intentarlo debe derrotar absolutamente al varón. No tomar el poder le significa, a la mujer, proseguir en el enredo “leguleyo” del varón que abruma con “avances” y elocuencia sobre informes y programas de desarrollo humano.
No se pretende emitir un juicio de valor, sólo describir desde mi punto de vista. Lo real indicaría que es un juego de “poder” y el problema, en definitiva, es de la mujer.
Mi Femeninologia Ciencia de lo femenino es la serie de configuraciones que con mi conciencia voy recorriendo constituyendo, más bien, la historia que desarrollo en la formación de mi conceptualización. Es decir, una suerte de escepticismo consumado, que en realidad sería, el propósito de no rendirme, a la autoridad de los pensamientos de otro, sino de examinarlo todo por mí mismo ajustándome a mi propia convicción; o mejor aún, producirlo todo por mí mismo y considerar como verdadero tan solo lo que yo hago.
El sentido y la verdad del feminismo (la mujer) es la derrota del varón; transexual perverso irresoluble y ambiguo sexual que satisface su homosexualidad sádica sobre la mujer
Por Osvaldo Buscaya (Bya)
(Psicoanalítico)
Femeninologia (Ciencia de lo femenino)
Lo femenino es el camino
Buenos Aires
Argentina
08/03/2019