Ya no nos contéis más cuentos, las mujeres no somos vasijas

Yolanda Rodriguez
Yolanda Rodriguez
Historiadora de formación, bibliotecaria de profesión y feminista a tiempo completo.
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En una de las imágenes que circulan sobre la serie televisiva “El cuento de la criada”, basada en la novela de Margaret Atwood, aparece la foto de “DeFred” con una leyenda que dice “El futuro es una (jodida) pesadilla”. Tanto en el libro como en la serie se describe un futuro distópico en el que las mujeres han perdido todos sus derechos, y únicamente tienen acceso a ser criadas, pero criadas de cría, esto es, paridoras, y/o putas, las mujeres más mayores, o que no sirvan para alguna de esas dos cosas, son criadas domésticas, o directamente descartadas. Hay otro tipo de mujeres, si, las santas, las esposas de los que manda (comandantes, que ya es significativo el nombre) y ellas serán las afortunadas mamás de esas criaturas paridas por otras.
Este futuro que parece tan irreal, ya está aquí, en realidad, ya lo estaba antes, por eso hablamos de distopía, porque Atwood escribió sobre cosas que aún no habían pasado, pero parece que las “adivinó”, la compra-venta de bebés, por ejemplo, el retroceso en los derechos humanos de las mujeres, algo que en algunos lugares nos parecía lejano, pero que estamos viendo cómo se afianza en los discursos de ciertas personas, y partidos políticos, que consideran a las mujeres poco menos que cosas.
Hablo, como sabréis, de las declaraciones de Pablo Casado sobre el supuesto “blindaje” de las mujeres en situación administrativa irregular si están embarazadas y dan a sus criaturas en adopción, dice él, en sus delirios de macho de derechas, que es para proteger la maternidad, y evitar los abortos, y, añado yo, para ver cumplido su sueño de que todas las mujeres paran y críen hijos e hijas para el sistema.
Lo que no debe saber este señor, o lo omite deliberadamente, es que las leyes ya protegen a las mujeres migrantes embarazadas y, por supuesto, protegen a los y las menores, que no hace falta que él venga a decir una barbaridad semejante, similar al robo de bebés, que nos remite a no mucho tiempo atrás, una realidad, que no distopía, en la que las familias ricas, o afines al régimen,  se hacían con las criaturas de las empobrecidas, de las vulnerables, de las “rojas”.
Las familias de “bien” en este país siguen siendo las mismas, y seguramente han visto un auténtico filón en que las migrantes se queden embarazadas y den en adopción a sus bebés, a cambio, como no, recibirán “migajas”, unos supuestos derechos, que ya tienen, y que si que tienen que ser blindados, porque hablamos, ni más ni menos, que de derechos humanos.
Eso se llama mercadear con mujeres y criaturas, eso se llama mentir, eso es ser un mal político y, sin duda, una peor persona. Y quienes apoyen este tipo de propuestas, son cómplices.
En vísperas de elecciones no todo vale para “pescar” en los caladeros de la derecha más rancia, esa que desprecia a las mujeres por ser mujeres, pero también por ser pobres, por ser negras, por no tener papeles. Esa derecha que ve posible, y hasta deseable, que estas mujeres, las pobres y las negras, hagan dos cosas en la vida si han tenido la osadía de llegar hasta nuestras puertas y colarse en nuestras casas: pueden ser mujeres de cría, las que gesten bebés para otras, o pueden ser putas, mujeres para todos, propiedad de todos, menos de ellas mismas.
Son estas dos opciones las que el sacrosanto mercado de la derecha, ese dios neoliberal, y totalmente patriarcal, que todo lo puede y todo lo corrompe, las que nos dejan a las mujeres, pero nadie habla de derechos, nadie habla de trabajo, nadie de vivienda, nadie habla de sanidad, de educación, de aborto…..esos derechos que tienen los que han tenido la suerte de nacer aquí de clase bien y de pensamiento recto.
Abundando en las declaraciones de Casado, que, además, se ha presentado, tras decir este auténtico despropósito, como la víctima de “fake news”, la alcaldesa de Santander ha dicho que prefiere esa propuesta: la de cambiar, cuál si fueran cromos, criaturas recién nacidas por derechos, a ver bebés en vertederos. Y esto ya, es directamente criminal, es acusar a las mujeres, que recordemos no tienen derechos, de asesinas, esto va en contra del más elemental derecho de cualquier mujer, decidir si quiere ser madre o no, y cuándo y en qué condiciones serlo.
No podréis con nosotras, por más que lo intentéis, y una cosa os aseguramos, seguiremos sin descanso denunciando cualquier atropello o menoscabo de nuestros derechos, seguiremos apoyando a nuestras hermanas, nos tendréis enfrente, en las casas, en las calles y más que nunca, en las urnas.

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