Nos gusta categorizar todo en uno u otro bando (incluso a nosotros mismos), en el blanco o en el negro, sin darnos cuenta de que entre ambos extremos se encuentra una gran gama de grises. Para saber realmente en qué tono nos ubicamos debemos fijarnos en los matices que marcan la diferencia. Es por eso que quizás nos sintamos que pertenecemos a una orientación sexual que no es 100% la que realmente tenemos. Esta concepción dualista de homosexualidad y heterosexualidad se rompió hace unos años con Alfred Kinsey quien propuso grados intermedios.
Quién era Alfred Kinsey
Alfred Charles Kinsey fue uno de los pionero en estudiar la sexualidad humana. De nacionalidad estadounidense que murió en 1956. Su publicación más importante, teniendo en cuenta la propagación de la misma, fue un estudio que versaba sobre el comportamiento sexual de hombres y mujeres. El Informe Kinsey fue el resultado de dicho estudio en el que también participaron otros colaboradores como Wardell Pomeroy. El trabajo fue publicado en dos libros: Comportamiento sexual del hombre (1948) y Comportamiento sexual de la mujer (1953). La muestra fue de 20.000 personas con quienes se atrevieron a tocar temas tabú tanto en la sociedad como en la comunidad científica. Muchos de los comportamientos que se trataron en las entrevistas se consideraban marginales o incluso inmorales, como la masturbación por parte de ambos sexos o la homosexualidad.
La escala de Kinsey
La mayor repercusión de este estudio, que ha llegado hasta nuestros días, es la Escala Kinsey, la cual divide en siete los grados de comportamientos sexuales. Uno es la homosexualidad, otro la heterosexualidad y los otros cinco son niveles de bisexualidad. Su importancia radica en que es el primer estudio que mostró esta diversidad, alejándose así de la monosexualidad aceptada en la época.
Hoy en día partes del informe siguen siendo usadas para tratar temas de orientación sexual, sobre todo para poner de manifiesto el alto porcentaje de bisexualidad en la sociedad. En esta escala se usaron cuatro categorías: heterosexuales, bisexuales, homosexuales y asexuales. Esta última categoría fue añadida por los compañeros de Kinsey.
Críticas
Era de esperar que el estudio fuera bien acogido por una parte de la sociedad y criticado por otra. Las dos críticas principales fueron que parte de los entrevistados eran prisioneros (alta incidencia de relaciones homosexuales) y prostitutos. Por tanto consideraban que este sesgo de selección no representaba al total de la población, poniendo de manifiesto un error en la elección de los individuos.
Si estas ideas aún suponen una provocación, imagina lo que supuso en el momento de su nacimiento.
Qué ha desencadenado
La escala supuso una nueva visión sobre la sexualidad, la división sexual como los roles de género hasta el momento se habían visto envueltos en una perspectiva dualista de lo que significaba ser hombre y mujer. Se rompe esta dicotomía y se cuestiona una clasificación tan cerrada. Lo más importante de la escalada es el establecimiento de grados que indican que la realidad sexual es continua, no hay saltos y cada persona se puede encontrar en un punto distinto.
Este trabajo impactó de manera significativa en la mentalidad occidental al cambiar nuestra visión, cuestionar lo que creemos como cierto y entender las orientaciones sexuales. En consecuencia su impacto fue positivo para los movimientos a favor de la igualdad y los que luchan contra la discriminación homosexual. El salto que antes había entre la homosexualidad y la heterosexualidad se ha visto salvado por un puente de opciones que hace que disminuya la presión social por elegir uno u otro bando.
Kinsey mandaba a gente copular o realizar otros actos sexuales con otra gentem, y despues les mandaba evaluarlo en un papel. Kinsey era un tipo dudoso. Lo mismo que sus metodos y por tanto su trabajo, motivo por el que ha sido y sigue siendo ampliamente criticado desde circulos de cualquier orientacion. La diversidad es un hecho, pero no se puede evaluar de esa manera.
El reto sigue siendo cambiar de genero, algo que no es muy popular entre el cristianismo moderno, ni tampoco entre el feminismo moderno. Lo dejo ahi.
(Oh, me olvide mencionar que Kinsey pagaba a los sujetos con dinero de la universidad por tomar parte en dichos estudios.)